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desmorona-cartasLa Transición española del franquismo a la monarquí­a, presentada internacionalmente como modelo de consecución pací­fica de la democracia, constituyó un gigantesco fiasco para las aspiraciones populares. Lo que realmente se dio fue la pervivencia, aun mí­nimamente readaptados y maquillados, de los elementos esenciales del régimen franquista, que fue reformado pero no sometido a un proceso de ruptura con el autoritarismo preexistente. Un interesante artí­culo de José Luis Carretero Miramar en el que reflexiona sobre el origen de la actual situación que se vive en el Estado Español.

[…]Las labores del partido único pasó a operarlas un bipartidismo feroz y excluyente, basado en una ley electoral especialmente diseñada para impedir la irrupción de nuevas fuerzas polí­ticas (a excepción del dominio local de las organizaciones nacionalistas en sus respectivos feudos).

Y treinta años de ese bipartidismo prepotente y altanero, amparado por la monarquí­a, los sectores esenciales del mundo empresarial y académico, y los medios de comunicación de masas, han dado para mucho.

Lo que estamos viendo ahora es nada más y nada menos que la profundidad del proceso de degradación social y polí­tica generado por la confluencia del bipartidismo y el consenso con la burbuja inmobiliaria y el padrinazgo europeo: todos robaban, casi hasta la extenuación. Redes clientelares y corruptas se extienden por el conjunto de la sociedad española, asociadas a los grandes partidos (aunque no sólo a ellos), drenando la riqueza social (incluso en esta situación de crisis dramática) para alimentar la maquinaria de reparto de poder caciquil, prepotente y excluyente en que ha consistido, esencialmente, el bipartidismo del régimen juancarlista.

Desde la maraña mafiosa de los partidos (Bárcenas, Fundación Ideas…), a los negocios de la familia real (Urdangarí­n y su mujer), o los latrocinios de los nacionalistas burgueses (Pallerols), pasando casi por cada pequeño ayuntamiento de este paí­s, algunos ahora pueden ver que, debajo de la adormecedora fiesta del consumo y el ladrillo, medraba y se hací­a cada vez más fuerte una metástasis social antidemocrática y cleptocrática, sin lí­mite alguno.

Tuvimos atisbos anteriormente (Naseiro, los GAL…), pero ahora algo ha cambiado. Con seis millones de parados y dos millones de hogares sin ingreso alguno, con recortes brutales en la Sanidad pública y en los servicios sociales, la corrupción ya no es un gracioso motivo de indignación virtual. Ahora la gente se siente, de verdad, concernida. La deslegitimación del régimen alcanza cotas nunca vistas en los últimos treinta años, y pone en cuestión la totalidad de la arquitectura polí­tica del llamado “consenso de la Transición”.

Con el PSOE en la mayor crisis de legitimidad de su historia (agravada por su incapacidad manifiesta para regenerar su imagen, su liderazgo o su discurso, que, por otra parte, ya nadie creerí­a). Con el PP traicionando a la clase social que le aupó al poder con su voto, gracias a la pasividad de unas clases trabajadoras que ya no podí­an confiar en nadie (la clase media hastiada), y poniendo de manifiesto su esencia de marioneta de los poderes oligárquicos (ya hasta el Presidente del Gobierno parece haber recibido sobres de quién sabe quién), la credibilidad del entramado polí­tico que sustentaba a la monarquí­a se tambalea a pasos agigantados.

Por supuesto, no puede olvidarse quienes están contribuyendo, también, a todo esto: grupos mediáticos asociados a distintos sectores de la derecha o el social-liberalismo (El Paí­s, El Mundo…), familias polí­ticas neocon que ahora se ofrecen como salvadoras y regeneradoras (Aguirre…). Cada cual está jugando sus cartas ante el cada vez más evidente desplome de un gobierno al borde del abismo y de una oposición catatónica. Pero las contradicciones en el seno del bloque de poder anterior no hacen más que iluminar el hecho de que la situación es insostenible a medio plazo y abre espacios a nuevos desarrollos impensables hace relativamente poco.

Cada vez parece más evidente que la presidencia de Rajoy no sobrevivirá toda la legislatura. Y una “regeneración” del PP solventada por su ala más neocon volverá a deslegitimarse al poco tiempo de profundización en la misma polí­tica económica por parte de individuos que difí­cilmente van a ser vistos como algo distinto en lo tocante a la corrupción Un gobierno tecnocrático al estilo italiano, juramentado con respecto al pago puntual de la deuda a los banqueros amigos de la señora Merkel, tendrá que sustentarse en los dos edificios más carcomidos del paí­s: el bipartidismo absolutamente degradado, por una parte , y una monarquí­a con una imagen social no mucho mejor, por la otra.

Algo va a pasar, pero no sabemos qué

Por eso ahora se cruzan y entrecruzan todo tipo de iniciativas y rumores en los ámbitos del naciente bloque antagónico al régimen vigente. Al hilo de unas movilizaciones masivas que no cesan, pero que tampoco parecen, por sí­ solas, capaces de derribar definitivamente lo que hay, el “efecto Syriza” hace emerger múltiples intentos de generar un Frente electoral común capaz de forzar el inicio de un proceso constituyente que abra el camino para un cambio de fase fundamental.

La organización y reforzamiento de los movimientos sociales no se está produciendo al ritmo deseable, por el peso muerto del sindicalismo mayoritario y el dogmatismo y la incapacidad para la cooperación de lo alternativo. Sin embargo, como hemos dicho, las luchas no cesan y el enfado de la mayorí­a social es cada vez más evidente y masivo.

El hipotético frente electoral encuentra también obstáculos (de nuevo, la fragmentación y el dogmatismo alimentados por décadas de marginalidad y aislamiento, o la concomitancia pasada y mal digerida con el régimen), pero parece cada vez más posible si la actual izquierda parlamentaria no lo impide.

Algo se mueve. Y todas las iniciativas tendentes a desbloquear y acelerar la situación deben de ser bienvenidas: la confluencia y reforzamiento de las luchas, la organización creciente de las clases subalternas, la irrupción de alternativas en todos los ámbitos de la vida social (también en el electoral, se participe en él o no).

Es la hora de forjar la unidad y la confluencia. De construir un movimiento digno de tal nombre, y de impedir que los cambios venideros (que, sin duda, van a suceder) se produzcan en dirección al autoritarismo y la dependencia de la oligarquí­a financiera transnacional.

El Estado Español (como ha puesto de manifiesto Sánchez Cedillo) está en una situación clave para el futuro próximo del área euromediterránea y de la crisis global capitalista. En nuestras manos está encontrar una salida a la actual “tormenta perfecta” que pase por una mayor democratización del mundo polí­tico y constituya el inicio de un proceso de transición a una sociedad radicalmente distinta en lo social, lo económico y lo ecológico. Pero para eso tenemos que estar en el centro de la acción.

Y la acción es ahora.

José Luis Carretero Miramar
Profesor de Formación y Orientación Laboral, investigador del Instituto de Ciencias Económicas y de la Autogestión (ICEA) y militante de la Confederación Sindical Solidaridad Obrera

Texto extraí­do de alasbarricadas.org

6 Comentarios para “Estado Español: cuando cruje el edificio”

  1. unx

    Me parece una reflexión intachable, aunque faltan elementos. Las aspiraciones independentistas en Catalunya y Euskal Herria forman otro factor a tener en cuenta, máxime cuando en el caso vasco una buena parte de la población ve con buenos ojos un cambio de régimen no sólo territorial, sino polí­tico y económico, quizás no socialista (la izquierda abertzale se ha visto obligada a moderarse para aliarse con EA y ampliar sus apoyos) pero sí­ antineoliberal, antidesarrollista, ecologista, feminista…

  2. el paso del cangrejo

    un hipotético frente electoral……como iniciativa tendente a desbloquear y acelerar la situación, debe ser bienvenido!!??

  3. unx

    Cuestión polémica donde las haya en esta web, dada la gran diferencia de los planteamientos. Personalmente en nuestra ciudad hasta la fecha no me parece que nadie se gane mi confianza para trabajar por ello, y me parece que conociéndonos todos y todas un poco serí­a muy difí­cil articularla porque saldrí­an personalismos, acusaciones cruzadas de querer anular al resto, etc. Aparte de que como mucho se sacarí­a algun concejal en el Ayuntamiento y nunca nada en las regionales ni mucho menos al Congreso (del Senado no hablo porque hasta los senadores reconocen que no vale para nada).

    Con los mimbres que tenemos yo no creo que me ilusione, al menos en Burgos me parece que tendremos que seguir con la lucha en la calle que será lo más eficaz.

  4. el paso del cangrejo

    Cuestión polémica en esta web? Cuándo empezó a serlo? Qué es lo que me he perdido?
    Puede que polémica para algunos comentarios que no estaban con la “linea” que marcaban los contenidos, pero no por la falta de criterio en los mismos. Hasta hace cuatro dí­as este era un tema básico, de los que casi hacen bostezar.
    Estarí­a bien que los gestores de DV nos explicasen los motivos para incluir este artí­culo, a mi me interesan.
    Confianza!!?? El capitalismo es una cuestión de “confianza”? La dictadura democrática es una cuestión de “confianza”?
    í‰rase una vez….

  5. iñaki

    “bipartidismo”, “Merkel”, “oligarquí­a financiera transnacional”, “generar un Frente electoral”, “mayor democratización del mundo polí­tico”……….

    Sin teorí­a revolucionaria no hay movimiento revolucionario… se acaba siendo el apéndice “radical” de la izquierda del capital, parlamentaria, extraparlamentaria o sindical.

    Lo sectores más honestos y crí­ticos del medio anarquista deben reflexionar acerca de las herramientas teóricas y prácticas con las que cuentan, y de los medios eficaces para el avance en la lucha anticapitalista.

  6. a

    para mi este articulo no aporta nada, es más todo lo contrario, fomenta el confusionismo y además no es un debate real y por real digo que esté en la calle o al menos en la realidad burgalesa.
    Sin embargo si que existe un debate teórico-práctico entre antiautoritari-s y revolucionari-s, anarcosindicalistas, autonom-s, anarquistas, libertarios…
    Los partidos politicos y sus estructuras pertenecen al viejo mundo, sobre sus ruinas nacerá la utopí­a

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