Publicado por DV & archivado en Anarquismo, Burgos.

Sabias que hace 100 años…

…<los cuales nos proponemos propagar el ideal de todas las maneras que estén a nuestro alcance> <Enviamos desde estas columnas un fraternal abrazo a todos los camaradas, y os desean salud: Ernesto Lázaro, Catalino Sulfúrico, Polino Nitro, Clorato Potasa, Cortés Prusiato, Horacio Glicerina y Ramón Azúcar. Los ingredientes irán en auge».>

<Coincidiendo con el empeño asociativo libertario que se produce en 1915 en territorio nacional, impulsado en buena medida por convicciones internacionalistas y pacifistas ante la guerra mundial, se celebra a primeros de mayo el (prohibido) Congreso de la Paz en El Ferrol. Así­ mismo, a últimos de 1914, se pretende crear la Federación Castellana de Grupos Anarquistas, emulando las asentadas de Andalucí­a, Extremadura, Levante o Cataluña, para lo cual encargan al leonés Elí­as Garcí­a que elabore una circular excitando los ánimos a la actividad conjunta, lo que lleva a que se conforme la misma –si bien desarrolla lánguida existencia con escasos grupos–, ubicando la sede social en Valladolid, bajo la coordinación de Agustí­n Solana. Lo que parece lleva aparejado cierto resurgir anarquista en la provincia burgalesa, presente en Castrojeriz, Sasamón o Miranda de Ebro, además de en la capital. No es sindical propiamente, pues CNT continúa ilegalizada, pero cuenta con personalidades o grupos que extienden el anarquismo.

Sorprende, en cierta manera, que quienes son cabeza visible del anarquismo en Burgos varí­an en las distintas etapas del mismo, casi renovándose en cada decena. Podrí­a ser debido a que salen de la ciudad por motivos de trabajo o bien se retiran de la escena pública por represalias o presión social, algo no extensible a todos los casos –«ni miedo a la miseria ni miedo a la policí­a ni el temor al “qué dirán” eran capaces de poner asombro en su cerebro y desmayos en su corazón»–, además de que su actividad no supone profesionalización polí­tica o sindical.> <a partir de mayo de 1916 se produce una actividad propagandista que va en aumento en los meses siguientes.>

Es en los inicios de 1917 cuando se conforma un colectivo afí­n y deciden formar un grupo especí­fico, lo cual comunican en Tierra y Libertad con el titular «En Burgos se evoluciona». Eligen el nombre Hijos del Ambiente –confraternizando con Los Conscientes, de Vitoria, Los de siempre, de Valladolid, Los Iguales, de Madrid, más Los Cosmopolitas libres, Hijos del Sol, Luz al pueblo, Sin nombre, Amor a la cultura, loreal, Al buen fin la buena causa, Germinal, Hijos de Acracia, Helios, Humanidad Nueva, Rebelión, La Idea libre, Galileo… entre otros muchos esparcidos por territorio patrio–, «los cuales nos proponemos propagar el ideal de todas las maneras que estén a nuestro alcance, y deseamos tomen nota todos los grupos, para relacionarnos con ellos, a fin de estrechar mutuamente nuestras relaciones. Enviamos desde estas columnas un fraternal abrazo a todos los camaradas, y os desean salud: Ernesto Lázaro, Catalino Sulfúrico, Polino Nitro, Clorato Potasa, Cortés Prusiato, Horacio Glicerina y Ramón Azúcar. Los ingredientes irán en auge». La sede social que toman para el grupo es la vivienda de E. Lázaro: calle Fernán González, 25. Entre quienes mantienen correspondencia se encuentra Bautista Mayo, ahora en St. í‰tienne (Francia), que habí­a estado dos años preso en Burgos.>

<El amor libre, de Magdalena Vernet; ¿Por qué somos anarquistas?, de Saverio Merlino; Contra el cuartel, el militarismo y las guerras, de Pierre Quiroule; El veneno maldito [alcohol], del doctor Elosu; Lo que todos deberí­an saber. La iniciación sexual, publicado por La Escuela Moderna, Pedagogí­a libertaria, de José Famades, A los jóvenes, de Kropotkin o el superventas Las doce pruebas de la inexistencia de Dios, de S. Faure, son algunos de los textos que piden los Hijos del ambiente para leer y, después, repartir en las salidas que realizan a los pueblos. Llevan, además, unas «hojitas piadosas» con el tí­tulo común de Al pueblo, tratando temas de antimilitarismo, antialcoholismo y antiparlamentarismo; editadas por colectivos anarquistas en tiradas que rondan los 30.000 ejemplares, en Valencia, Barcelona o Sevilla, a cuyo grupo Espartaco piden hojas por valor de 1,50 pesetas en diciembre de 1917, prueba de su permanencia. Son años estos en que las tarjetas postales llevan retratos de presos; así­ los del penal de Santoña, los de Cenicero o los de Cullera, editadas por Los Iguales, de Madrid, editores, además del reciente y Las Doce pruebas…, junto a ¿Dónde está efí­mero periódico El Hombre Libre, al que Dios?, son una carga de profundidad contra los mensajes eclesiales desde 1889 igualmente se suscriben desde Burgos.

Hijos del Ambiente se propone propagar los principios y tácticas anarquistas y, para ello, si bien no son sindicato, se implican en asuntos laborales. Así­, el 19 de marzo de 1917 organizan una excursión de propaganda y se dirigen a Villasur de Herreros, en cuyo término se encuentran en huelga los mineros carboneros; viajan los siete y organizan una conferencia que imparte Ernesto Lázaro, en la que diserta sobre “Medios a emplear los obreros en huelga”; según es preceptivo en estas situaciones, anuncian tribuna libre para quien desee refutar las ideas allí­ expuestas, pero «a pesar de haber en el local varios intelectuales y contrarios a nuestros ideales, no se le ocurrió a ninguno decir “¡esta boca es mí­a!” ¡Qué lástima!». Conformes con el resultado, programan otra salida el dí­a 8 de abril, domingo, a Quintana del Puente (Palencia), mostrando ese empeño en no establecer fronteras.

Aunque en cantidades modestas, son constantes las aportaciones que realizan a favor de presos por cuestiones sociales y para costear gastos de juicios (por ejemplo a Rueda, de Valencia, o a los presos de Naya, en Huelva, Gregorio Martí­n Durán y Antonio Rodrí­guez Flores)> <Desde la segunda mitad de 1917, las noticias de Hijos del Ambiente son esporádicas. Pero es fácil que sea la huelga general de agosto la que desbarata su estructura, llevando a alguno de sus integrantes a prisión, algo que se deduce de la estancia de Ramón Martí­nez en la cárcel de Oviedo, donde serí­a trasladado a extinguir condena, al que le corresponden 10 pesetas en el reparto de febrero de 1918. Nuevamente, un acontecimiento represivo produce diáspora.

Dicha huelga marca al movimiento obrero español las dos próximas décadas, ahondando más –si cabe– el distanciamiento con la polí­tica republicana y socialista, a quienes tachan de haber vendido al movimiento obrero en su provecho (aun reconociendo que cae sobre su militancia la dura represión de estos dí­as). Burgos en una de las ciudades en las que se declara huelga general, solicitada por los ferroviarios para el dí­a 10 de agosto, y secundada con mayor í­mpetu por los tipógrafos. El dí­a 13 presenta su punto álgido, tomada la ciudad por fuerzas del ejército, con hechos reseñables en el Espolón, entre ellos la muerte de un chico de 15 años, a tiros de un teniente, y la de un hombre de 42, produciéndose los dí­as siguientes numerosas detenciones, por lo que se llevan a cabo mí­tines y manifestaciones exigiendo libertad para los presos.

Se desarrolla, pues, Hijos del Ambiente en una época de especial agitación social debida al encarecimiento de las subsistencias, en la que se opera la unión entre CNT y UGT durante 1916-1917. Con amplio eco en Burgos en la huelga de 18 de diciembre de 1916, de completo éxito, que aumenta la inquietud de las clases acomodadas, las cuales reaccionan con agrado ante la actuación de las fuerzas del orden en los sucesos de agosto, dejando sin investigar sus desmanes, al tiempo que abren cuestaciones para obsequiarlas, según publicitan los dos diarios de la ciudad.

Pero no toda la esencia se diluye, pues Ramón Martí­nez enví­a dinero para cuatro suscripciones en mayo de 1918 y Ernesto Lázaro contesta al compañero Aquilino Ortega, de Buenos Aires, agradeciéndole el enví­o de la carta y paquete que ya obran en su poder e informándole de que «tus padres y hermano bien. Viven en Santa Clara, 25 (Burgos). Se desea la reproducción en La Protesta». Incluso se da el curioso caso de que en la sesión municipal del 15 de septiembre de 1920 los concejales no quieren asistir a la misma, pues ha habido una amenaza velada de un «anarquista de corazón» que dice que puede presentarse con una pistola para hacerse oí­r.>

Estos párrafos pertenecen al libro “El anarquismo en Burgos”, si quieres conocer mas puedes encontrarle en la Biblioteca Anarquista “La Maldita”, en calle las escuelas 8 del pueblo de Gamonal, abierto los martes y jueves de 18:00 h. a 21:00 h.

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