El expediente sancionador impuesto a varios miembros de la Asamblea contra la Especulación tras ser tomada su filiación por la Policía Local antes de comparecer en una reunión con responsables del Ayuntamiento de Burgos para solicitar la paralización de las obras de remodelación de la Plaza de Toros, pone de manifiesto la naturaleza vengativa de nuestros políticos locales. Un hecho que así mismo muestra de manera evidente lo estéril de cualquier diálogo con unas instituciones que frente a las reivindicaciones sociales sólo saben responder con represión.
Como bien apuntan algunos de manera acertada, Javier Lacaye, alcalde de Burgos, nos ha dado una estupenda lección: dialogar con el consistorio, entidad que desde hace décadas parece estar única y exclusivamente al servicio de los intereses del ladrillo, aparte de no servir para nada, puede ser peligroso.
Desde DV manifestamos nuestra solidaridad con los miembros de la Asamblea contra la Especulación sancionados y con todas aquellas personas procesadas por luchar contra la injusticia social.
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Se aprovechan de la buena fe de la gente, de su disposición al diálogo, para encausarla. Con estos majaderos no se hace cosa buena, que decían Kojón Prieto y los Huajolotes. Si algún día hay otro alcalde(sa) en el ayuntamiento quizá merezca la pena dialogar, pero con Lacalle e Ibáñez, o con cualquiera que represente al Partido Popular de Burgos… sale mejor pedir audiencia a Méndez.