Esta misma mañana han dado comienzo las vistas orales del juicio que sienta en el banquillo a 12 vecinos de Gamonal.
Vecinos acusados de participar en las protestas que hace tres años dieron la vuelta al mundo y consiguieron detener un proyecto urbanístico que el barrio consideraba innecesario. Pero no sólo se juzgará a 12 personas, sino a la rebeldía de un barrio entero.
La lucha de Gamonal puso en evidencia las relaciones de vasallaje que imperan en Burgos donde los poderes políticos locales rinden pleitesía a determinados empresarios de la construcción. Una realidad que ha estado presente en la ciudad desde los albores del actual régimen donde episodios como el del denominado Caso de la Construcción representan algunos de sus ejemplos más significativos. La sentencia de aquel proceso por corrupción urbanística destapó unas relaciones de poder que, después de más de dos décadas, siguen encarnadas por los mismos engranajes institucionales e idénticos personajes.
Durante el conflicto vecinal contra la construcción del bulevar Gamonal, y buena parte de la población del resto de Burgos, se atrevieron a decir no a un proyecto urbanístico impuesto por el eterno binomio representado por políticos y empresarios del ladrillo. Ese gesto de empoderamiento logró desbaratar, aunque fuese sólo temporalmente, el castillo de naipes sobre el que se asientan las relaciones de poder en nuestra ciudad. Ahora, tres años después de aquellas jornadas de enero, el rodillo institucional pretende arrollar a varios de los vecinos que fueron detenidos para cobrarse venganza.
En el banquillo de los acusados tendrán que sentarse durante estos días 12 personas, pero al igual que en anteriores conflictos como el de Eladio Perlado, es la rebeldía de un barrio entero a la que pretende juzgarse.Por eso, como hace ya tres años, pero quizás hoy más que nunca, todos somos Gamonal. Y, digan lo que digan, de sobra es sabido que la justicia no es igual para todos.
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