Daniel de la Rosa sigue empeñado en llevar a cabo su propio de bulevar de Gamonal copiando casi al dedillo el anterior polémico proyecto. Publicamos a continuación un artículo de Víctor Atobas, continuación del anterior , donde se reflexiona acerca de algunos condicionantes subjetivos que hicieron posible la victoria vecinal de enero de 2014.
En el anterior artículo pretendí aportar mi granito de arena al debate sobre la lucha contra el Bulevar de Gamonal. El alcalde, Daniel de la Rosa (PSOE), había anunciado que pretendía empezar a licitar el proyecto en torno a finales de este año o comienzos del que viene. Traté de ampliar el marco del análisis, para intentar entender la intervención de esa zona de calle Vitoria en relación a un plan más amplio de ordenación urbana, que no atiende a las necesidades de lo vecinos, sino que busca la oportunidad de especular. Sin embargo, algunos de los militantes del movimiento vecinal de Gamonal se mostraron un tanto recelosos con el artículo, y no les faltaba razón a mis amigos, pues el texto, aunque quizás hubiera ayudado un poco a reavivar el debate, adolecía de la falta de una perspectiva propiamente esperanzadora (o, si se quiere, utópica). Es decir, se centraba demasiado en lo negativo.
Asamblea de vecinos en Gamonal enero 2014 / Burgosconecta
Esto me ayudó a entenderlo una vecina, a quien no había conocido en persona, sino a través de una conversación por las las redes sociales. Ella me comentó, más o menos, que se fiaba del alcalde porque provenía del barrio; además, apuntaba, no debíamos preocuparnos por tratar de decidir o influir en cada decisión que él tomara, pues para ella resultaba del todo inconcebible no delegar en el alcalde u otras personas para que decidieran por ella. Yo le comenté que, de esa manera, eran otros quienes tenían el poder sobre su propia vida, sobre el espacio donde se desarrollaba su día a día: Gamonal. Y creo que lo que más le convenció fue el hecho de que le recordara que ambos eramos ya adultos, y por tanto sabíamos lo que necesitábamos nosotros y creíamos también conocer lo que podría ayudar a las personas que amábamos. Es decir, fue lo positivo lo que acabo por convencer a esta vecina.
Protestas vecinales frente a Comisaría enero 2014/ El Plural
Tras las movilizaciones de 2014, la calle, la cultura, la juventud, la izquierda burgalesa incluso, experimentaron una época de apogeo y grandes esperanzas. Esto es, la victoria contra la especulación tuvo una clara continuidad. Si el 15M dejó como legado varias iniciativas periodísticas y artísticas, el fortalecimiento de los movimientos sociales y experiencias culturales tan interesantes como el San Fran – un lugar de reunión donde se puede pulsar el ambiente de la juventud burgalesa-. Si el 15M nos dejó eso – y mucho más, claro- las luchas de 2014 contra la especulación en el Bulevar supusieron un nuevo repunte de la esperanza. Después de que nos dijeran de que era imposible, fuimos y lo hicimos y recuerdo – querido vecino – que en enero de 2014 vivimos algunos de los momentos más intensos y felices de nuestras vidas cuando nos supimos dueños de nuestro futuro y de nuestra ciudad. Las élites y su mayordomo del ayuntamiento no habían hecho con nosotros lo que habían querido. Recuerdo que el día que ganamos estábamos todos en la calle; hubo fuegos artificiales sobre las colmenas de hormigón y colores estallando. Recuerdo esa sensación casi milagrosa de unirse al colectivo, de dejarse empapar por las ondas de calor en esa noche fría que sin embargo habríamos de recordar con ardor.
De las luchas de 2014 quedaron asambleas de vecinos; el CSR, que tanto ha revitalizado al cultura del barrio – con iniciativas pioneras en España como la lucha contra las casas de apuestas-; la lucha contra la especulación en la Plaza de Toros; asociaciones de distinto tipo no vinculadas al ayuntamiento, que no se dejaban mangonear; activistas que fueron trasladándose a otros movimientos; se fundaron medios, blogs y revistas independientes que trataban de disputar la hegemonía a la idea de que Burgos y Gamonal eran de derechas y de que debíamos conformarnos con la mierda que nos echaran encima porque no había manera de cambiar las cosas; en definitiva, volvimos a sentir que las cosas se estaban moviendo. Sin embargo, con el paso de los años esas iniciativas sufrieron grandes dificultades para seguir adelante, primero por la represión, y después porque la atención se centró en los partidos; volvíamos a delegar nuestro poder sobre el futuro en manos de los mayordomos del poder, es decir, de los supuestos representantes.
CSR Gamonal, amenazado por Fundación Caja de Burgos / Briega
Por eso ahora el enemigo – las clases dominantes, las élites, el Innombrable y su banda, ya sabemos…- cree que va a aprovechar la desilusión en la que nos han imbuido los partidos y sus espectáculos para colarnos la patraña de que el Bulevar es un proyecto de modernización para el barrio cuando precisamente cualquier arquitecto honesto reconocerá que en su profesión esa jerga de la modernización se utiliza más bien para nombrar de otra forma la especulación; es una suerte de premio compensatorio; “te jodemos, pero al menos puedes decir a los amigos que tu barrio luce más moderno ahora”.
Por esto, habiendo rechazado esa suerte de premio de consolación, siendo además conscientes de que el enemigo trata de convencernos de que no hay alternativa a la intervención especulativa en el Bulevar, sería quizás conveniente no centrarnos sólo en lo negativo del asunto sino concebir este momento como una oportunidad para darle la vuelta a la desesperanza y proyectar un espacio, un barrio, sobre el que podamos decidir. Parar el Bulevar y llevar la planificación urbana a la calles; decidir en común como serán Burgos y Gamonal en 2050 supondría el intento de destruir el urbanismo capitalista y la construcción de un futuro donde podríamos encontrarnos en espacios planificados desde nuestras necesidades como seres humanos y no desde la lógica del capital. Creo que son objetivos que, juntos, podríamos llegar a alcanzar; parar el Bulevar en Gamonal como primer paso para planificar a partir de nuestros necesidades y deseos colectivos – no dependientes de la lógica de los comercios ni de las asociaciones vendidas al ayuntamiento ni de los partidos, por cierto-, para decidir por nosotros mismos cómo será nuestro barrio y nuestra ciudad, para elegir qué espacio dejaremos a nuestros hijos y a las generaciones venideras.
Igual que ocurrió en 2014, en ese acontecimiento que marcó la historia del barrio, y que dará cuenta de la memoria de los de abajo, que nunca aparecen en los libros de historia, ahora podemos permitirnos soñar, porque esto es lo que más molesta a los poderosos y a sus representativos mayordomos. Porque cuando soñamos juntos, traemos, realizamos el futuro en el tiempo presente, lo empezamos a hacer realidad. Es por este motivo que debemos conjugar tanto el polo negativo, la crítica a la actuación concreta en esa zona la de la calle Vitoria, con el positivo, la esperanza de un futuro y de un espacio diferentes, para de esta manera animar a nuestra gente a ir fortaleciendo el movimiento vecinal.
Víctor Atobas
* Víctor Atobas es escritor. Entre otros libros, es autor de Autoridad y culpa (Piedra Papel Libros, 2017), y El deseo y la ciudad. La revuelta de Gamonal (Zoozobra, 2018).
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