En los últimos días ha vuelto a la palestra el debate sobre el aborto, un debate recurrente en la actualidad que parece que no fue tan controvertido en la antigüedad.
El debate del aborto existe desde hace tiempo, aunque tiempo atrás no parecía haber debate posible y no se veía el aborto como algo inmoral o ilegal. Sócrates, por ejemplo, ya habló sobre el diciendo que era “un derecho de las mujeres y los hombres no tenían voz en estos asuntos” o Epicteto, en el siglo II dijo que “es equivocado llamar estatua al cobre en estado de fusión y hombre al feto”. Pero no sólo los griegos tenían superado este tema, civilizaciones como la china, persa, egipcia,.. también contemplaban el aborto. Incluso en la iglesia católica Santo Tomás de Aquino llegó a decir “el alma no es infundida antes de la formación del cuerpo”. Fue en 1896 cuando Papa Pío IX determinó que los embriones poseen un alma y desde ahí cuando se criminalizó el hecho de abortar. Realmente lo que quiso criminalizar la iglesia no fue el aborto si no a la mujer.
Desde entonces hasta nuestros días el tema del aborto ha sido un debate entre quienes lo consideran un asesinato y quienes no, pasando por el eterno dilema de cuando un conjunto de células pueden ser consideradas un ser humano. Las mujeres han sido y son juzgadas por el hecho de abortar. Hay variedad de casuísticas a este respecto, países donde está prohibido con penas de cárcel, países en los que sólo en ciertos casos supuestos la mujer puede abortar,…
El aborto se puede definir como uno de los grandes casos de discriminación de la mujer, y no sólo por género sino también por clase, porque no nos equivoquemos, exista la ley que exista, si una mujer quiere abortar lo hará sea legal o no lo sea. Sin embargo, unas morirán intentándolo y otras podrán costearse a una clínica privada.
Volviendo a la actualidad que resuena estos días vemos como la ultraderecha una vez más está tratando a las mujeres como seres sin responsabilidad incapaces de tomar decisiones por ellas mismas e imponiéndoles una moral que puede no ser la suya. Parece ser que nosotras, seres inferiores, necesitamos de su ayuda o permiso para tomar las decisiones que sólo a nosotras nos conciernen y que nosotras sufriremos, tomar la decisión de abortar no es algo sencillo.
La extrema derecha española quiere imponer nuevas medidas a las mujeres que decidan abortar: la obligatoriedad de escuchar el latido fetal o la realización de una ecografía 4D para ver el feto(ecografías que muchas mujeres que sí quieren seguir con el embarazo estarían encantadas de que les hicieran y no les hacen). Estas medidas son claramente coacciones. Pero estas medidas no son nuevas en la extrema derecha ni en Europa. En Hungría ya es obligatorio escuchar el latido fetal para poder abortar y en Polonia los casos en los que se permite abortar son prácticamente nulos.
Aun así, ¿puede la extrema derecha aplicar estas medidas? ¿es real que puedan obligar a un facultativo médico a realizar esas acciones? Hay un vacío y posiblemente la respuesta sea que no o al menos viole el código deontológico de los facultativos médicos.
Lo que sí está consiguiendo la extrema derecha estos días es volver a estar en el ojo del huracán y de paso, prepararse para unas futuras elecciones. La polarización de la sociedad con falsos debates ha hecho y hace que recojan muchos votos.
Anónimo
De acuerdo con el artículo, pero, si no he leído mal, el tonto de Gª Gallardo o como se llame, no iba a obligar a las mujeres que iban a abortar a hacerse esas pruebas, ni iba a obligar a los médicos a hacerlas. A lo que iba a obligar era a los médicos a ofrecerlas. No hace falta exagerar: la idiotez era la misma, la coacción casi igual. Gallardo es un machote muy macho y muy tonto… sin necesidad de exagerar.
Corona Timazo
Lo llaméis como lo llaméis y lo deis las vueltas que lo deis, el aborto no es un derecho… es un ASESINATO, uno de los crímenes más viles que se pueden cometer.
No es cuestión de ser o no creyente, o de ideología política… la cuestión es que si estás a favor del aborto eres un HIJO DE PUTA y un ASESINO, no hay más.