Publicado por DV & archivado en Bulevar, Burgos, Gamonal, Historia, Opinión, Pensamiento.

Publicamos a continuación un artículo de opinión donde se reflexiona acerca de la significación del conflicto de Gamonal  y el urbanismo colectivo. Una nueva aportación, seguirán otras tantas, para este enero gamonalero con el que desde DV pretendemos poner en valor y celebrar el X aniversario de la revuelta de Gamonal.

Amigos: ¿recodáis aquellas ardorosas jornadas de 2014, cuando nos reuníamos secretamente para debatir cómo extender la revuelta por todos los burgos? Gamonal era la chispa que prendía la revolución; llegaban cartas de amor hasta de China. El miedo había cambiado de bando.

Tras diez años, lo más fácil sería decir que nos han derrotado; mira, mira qué mal anda todo. Por una parte, debemos incorporar lo negativo a la crítica; el miedo transmitido por los nodos del Estado al servicio del capital sigue resultando un freno a la acción colectiva, la especulación continúa causando estragos en el tejido social del barrio y el movimiento vecinal se halla en una posición defensiva que afronta las amenazas de clausura del Centro Social Recuperado (CSR). ¡Por supuesto que dicha defensa es totalmente necesaria! Lo que quisiera sería, amigos míos, que analizáramos esta situación defensiva en la que nos hallamos para pensar, desde una perspectiva positiva o propiamente utópica: ¿qué nos facilitaría concebir el pasaje del movimiento vecinal hasta posiciones ofensivas?, ¿en qué consistió el triunfo más alto de la revuelta de 2014?

Tras las movilizaciones, vecinos que jamás se habían interesado en política, comenzaron a ver; se convirtieron en férreos enemigos de Méndez Pozo, Arranz Acinas y otros caciques responsables de tanto sufrimiento en el barrio de Gamonal y en toda la ciudad; así, conocimos a nuevos amigos que se sumaron al movimiento social no sólo en la lucha contra la especulación sino también en otros ámbitos. Pero: ¿qué ocurrió después de que la acción colectiva se debilitara y muchos de nuestros compañeros pasaran a trabajar para los partidos tradicionales y otros nodos del Estado?

En este sentido, recurriremos a la filosofía militante: cuando el anterior alcalde –Daniel de la Rosa (PSOE)– pretendió recuperar el proyecto especulativo del bulevar, y únicamente gracias a los amigos del barrio que nos apoyaron, pudimos crear el concepto de urbanismo colectivo (fuente: antología VI Aniversario), que se basa en la idea del “nuevo urbanismo” de Rem Kolhaas exigiendo que la planificación urbanística baje a las calles para que los vecinos podamos decidir nuestras relaciones no solo con el bulevar sino con todos los espacios; exigiendo, por tanto, que los arquitectos y urbanistas pasen a realizar su auténtica obligación, que es aplicar la voluntad popular y transformarla en espacio. De esta manera, el concepto de urbanismo colectivo está determinado por el componente de la exigencia radicalmente democrática, por el principio general de acabar con las desigualdades sociales en la ciudad partiendo de las necesidades cotidianas de los vecinos, suprimiendo así la supeditación a los flujos de capital que además de generar desigualdad social acaba conduciendo a una planificación urbanística caótica.

Protestas en la calle Vitoria de Gamonal / Negro sobre Blanco 

A este respecto cabe insistir en que el CSR es el bello ejemplo de que, el principio general al que referimos, no es una ensoñación abstracta; la utopía del urbanismo colectivo se halla realizada hoy día en el barrio de Gamonal aunque, es cierto, no tan extensamente como nos gustaría. El urbanismo colectivo no se basa únicamente en la creación de nuevas infraestructuras, sino también y muy especialmente en la modificación de espacios ya existentes; no recurre tanto al ladrillo como a la manipulación de infraestructuras para descubrir mezclas y nuevos usos, lograr diversificaciones y redistribuciones, explorando también nuevos usos de los materiales y las tecnologías, así como experimentando con las escalas de lo micro y de lo que Jameson –siguiendo a Rem Kolhaas– denominaba como la Grandeza o lo Enorme. Precisamente, el CSR emergió manipulando la infraestructura de un espacio abandonado de manera que pudiera acoger actividades tan diversas como comidas colectivas, debates políticos, , preparación de publicaciones y cursos teóricos, reuniones de grupos de alimentación o proyecciones de documentales; lo más destacable es que el espacio está abierto para que cualquier vecino pueda proponer nuevos usos. Se puede ver, escuchar, palpar, comer, aprender y debatir en colectivo, en un acercamiento al otro muy diferente al que se produce en otros lugares de la urbe. Es decir, al modificar nuestras relaciones con el espacio, producimos un nuevo orden psicológico alejado de los valores dominantes y de los intereses del capital.

Protestas ante la sede de Promecal // César Manso AFP

Si el triunfo inmediato de la revuelta de 2014 consistió en la paralización de la operación especulativa del bulevar, así como en la intensificación de la acción colectiva, tras una década podemos preguntarnos cuál ha sido el triunfo a largo plazo de la revuelta y responder, quizás: la creación de un afecto, un “afecto-Gamonal” que sólo podemos expresar figurativamente como la onda que nos atraviesa el cuerpo –igual que nos atravesó durante aquellas jornadas de hace diez años– llamándonos a defender el urbanismo colectivo del CSR y solicitándonos también alcanzar la universalidad de la exigencia de democracia radical en la ciudad. Comenzamos exigiendo decidir sobre el proyecto del bulevar de Gamonal; ahora queremos decidir cómo nos relacionamos con todos los espacios de la urbe, pues de ello depende nuestro futuro.

Vencimos
y venceremos.

Víctor Atobas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.