Publicado por DV & archivado en Anarquismo, Burgos, Laboral, Lucha, Textos.

Este primero de mayo salimos a la calle para poner en valor las vidas de aquellos compañeros que en 1887 fueron ejecutados en Estados Unidos por el estado y sus esbirros, cuando luchaban por la emancipación social y la jornada de 8 horas. Obreros que eran anarquistas y revolucionarios que luchaban por un mundo sin explotación ni opresión.
Salimos a la calle para poner en valor la vida contra la muerte, la vida contra el Capitalismo y el Estado, para poner en valor la lucha de clases, la revolución frente a la reforma.

La historia se repite y por desgracia nos pilla más desarmada que nunca a la clase trabajadora, las reglas del juego democrático han ido mermando nuestra capacidad de autodefensa. El pensamiento hipócrita ciudadanista ha reemplazado a la conciencia de clase; la izquierda del capital, con sus discursos reformistas y sus medias tintas, ha aceptado este juego; y, al participar de la democracia fascista y burguesa, ha desmovilizado y desacreditado la idea de cambio y resistencia, además de criminalizar las tendencias que no esquivan el combate, y ha terminado por ser un engranaje más del sistema.

Cuando las caretas caen, ya solo quedan dos opciones: mirar hacia otro lado o enfrentar a la bestia. Cuando hablamos de la bestia, nos referimos al Estado-Capital; hablamos de las guerras que, lejos de ser un recuerdo, se han vuelto más presentes que nunca; hablamos del patriarcado que sigue asesinando, del fascismo que sigue ganando fuerza y participando activamente de la política; hablamos de los desahucios dictados por jueces y ejecutados por policías. Porque detrás de esta bestia, hay individuos con nombres y apellidos que aceptan órdenes que condicionan y asfixian la vida de todos y todas a cambio de privilegios. El sistema está podrido hasta los cimientos y los cimientos somos nosotras y nosotros, pero esta descomposición, en vez de hacer la pirámide más débil, la asienta sobre el fango que nos traga.

Además, continúa el imperialismo de manera salvaje, ese que nunca se fue, pero que las televisiones nos hicieron olvidar debido a la lejanía. Tras más de 18 meses de genocidio televisado en Gaza, unido a las decenas de guerras fratricidas promovidas por intereses lucrativos, después de presenciar cómo las clases trabajadoras son conducidas a la muerte como fichas en el tablero geopolítico, sacrificadas sin escrúpulos, vemos cómo las ciudades y los pueblos son arrasados, la infancia es masacrada y el planeta es destruido y contaminado, evidenciando que el capitalismo es en y realidad un sistema que prima los beneficios económicos por encima de las vidas humanas y del propio planeta.

Hace falta ser muy ingenuo o ingenua para seguir creyendo en las estructuras que ha creado el poder, que se supone defienden los derechos humanos… Y por si esto no fuera poco continúa el extractivismo ecocida y destructor, el rearme, la inversión en armas y los sacrificios de vidas humanas para engordar los beneficios de la misma élite de siempre.

Es hora de levantar la cabeza y enseñar los dientes, es más, es hora de morder. Es hora de reivindicar el valor de la lucha colectiva para generar una sociedad a medida de las personas y crear alternativas al capitalismo despiadado que sufrimos. Es hora de buscar alianzas para que la pobreza, la desigualdad y la precariedad, extendidas cada vez más, especialmente entre las mujeres, las personas jóvenes, mayores y migrantes, sean combatidas y queden erradicadas de una vez por todas.

Debemos terminar con las incesantes agresiones que sufrimos las oprimidas y oprimidos: salarios empobrecidos, despidos, paro, trabajo precario y sin derechos, la siniestralidad laboral que tantas vidas se lleva por delante, pensiones exiguas, privatizaciones y recortes en servicios sociales como la sanidad y la educación, las dificultades para acceder a la vivienda, la necesidad de emigrar, la represión y las leyes mordaza… ¿Por qué? Porque solo uniendo nuestras fuerzas podremos revertir unas condiciones que merman nuestra dignidad y nos obligan a centrar nuestras energías en el único objetivo de subsistir. Porque no podemos confiar en que ninguna estructura de poder nos va a salvar. Porque solo uniendo nuestras fuerzas y construyendo un común podremos alcanzar una sociedad más justa, ecológica, antimilitarista, solidaria, feminista… libertaria. Creemos firmemente que el camino es enfrentar a la bestia desde postulados revolucionarios: dinamitar la maquinaria, sabotear conciencias, entorpecer el avance de la dominación y finalmente acabar con ella, para poder construir el mundo que necesitamos.

Este primero de mayo alzamos nuestras voces gritando alto y claro que la guerra de clases no ha terminado, seguiremos combatiendo hasta acabar con el Estado y el Capital.

No es momento de tibiezas, es momento de revolución.
¡Guerra a la guerra! ¡Guerra social contra el poder!
¡Por un primero de mayo revolucionario!

CGT de Burgos

CNT de Burgos

Biblioteca La Maldita

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