Desde hace ya más de 15 años en los yacimientos de las burgalesa Sierra de Atapuerca se han sacado a la luz los vestigios más antiguos de prácticas de canibalismo a nivel mundial. Un comportamiento que en lo social parece extenderse hasta nuestros días.
Desde hace casi tres décadas diferentes equipos de arqueólogos y científicos vienen trabajando en los yacimientos de la Sierra de Atapuerca. Algunos de sus descubrimientos han dado la vuelta al mundo, en especial los restos de los que parecen ser los primeros seres humanos que habitaron Europa hace nada más y nada menos que la friolera de 1,3 millones de años.
Uno de los aspectos más llamativos que los científicos han sacado a la luz del estudio de tales restos es que estos presentan evidentes signos de haber sido canibalizados. La prueba no puede ser más palpable: marcas de corte sobre restos óseos que parecen indicar que aquel grupo humano que se conoce bajo el nombre de Homo Antecessor sirvió de alimento para otros congéneres. Dicho en romnán paladín, que se los papearon, y por las evidencias encontradas todo indica que aquel menú estaba muy rico.
Cómo explicar un comportamiento tan curioso e inquietante. Si bien al inicio los investigadores hablaron de una posible situación de crisis que empujó a aquellas genes a consumir carne humana, acordaros de aquel avión que se estrello en los Andes, el hecho de encontrar las mismas evidencias en estratos cronológicos diferentes parece poner de manifiesto que es un comportamiento que se repite en el tiempo y que puede ser el resultado de una práctica cultural aún por explicar. Quizá la que la lucha por el control de un determinado territorio puede ser la clave.
Mucho ha llovido en Burgos desde el paleolítico, y aunque ahora en la carta de los restaurantes de la ciudad no se incluya carne humana, parece que algunos comportamientos atávicos persisten a pesar del cambio de era.
Burgos ha sido siempre una ciudad contratada por una reducida casta social que viene perpetuándose así misma y que ha impuesto su status quo al resto de la población. Una ciudad que desde tiempos inmemorables ha estado dominada por el más rancio clericalismo y en la que el caciquismo ha sido la moneda de cambio habitual.
Basta solo mirar a los trabajos de exhumación que se están realizando actualmente en la fosa común de la Pedraja para darse cuenta que en determinados periodos quien no pasaba por el aro podía ser purgado sin ningún miramiento
Actualmente el control del territorio y el negocio del ladrillo han hecho que se amasarán grandes fortunas y que incluso turbios personajes envueltos en tramas de corrupción urbanística sean actualmente los grandes pro-hombres de la ciudad. Y si ya no se elimina físicamente a los discrepan de que este sea el mejor de los mundos posibles, no quedaría ya demasiado elegante, se los condena al ostracismo y se intenta acallar como sea su voz.
Quizás me equivoque, y lo encontrado en Atapuerca nada tenga que ver con lo que explico, pero según conozco más profundamente la historia de Burgos me da la sensación que siempre los poderosos se han servido de los más débiles como alimento para poder subsistir. Han adoctrinando sus conciencias, se han servido de ellos como carne de cañón y han sembrado el terror a través de sus aparatos estatales.
Pero no todo esta perdido, siempre han existido personas que no se han creído que la desigualdad y la opresión eran el estado natural de las cosas. Siempre, incluso en Burgos, han existido disidentes, y también la historia de nuestra ciudad nos aporta datos para la esperanza.
Ese es el papel que ahora nos toca. Ser siempre disidentes y hacer visibles las contradicciones de este sistema que nos toca sufrir. Si estamos gobernados por caníbales no nos quedará más remedio que ser la parte del menú que se les atragante.
Modesto Agustí
Kalandracas
¡Si señores! Las cosas cambian, los primates evolucionan… Antes se comían a los niños, ahora se comen a los pringaos.
P.D: Pringado, dícese del ultimo mono, el que esta abajo de la estructura piramidal que tiene el sistema donde nos ha tocado vivir.