Delegamos nuestras responsabilidades políticas desde hace mucho tiempo, nadie nos pregunto si queríamos, si lo deseábamos, pero nos educaron desde los medios, colegios e instituciones a meter la papeleta. Ahora elegimos entre blanco o negro saltándonos toda la gama de grises intermedia que nos afianza como borregos separándonos en dos clases, la de los gobernantes y la de los gobernados.
Empezamos delegando en la escuela en el “delegado”(valga la redundancia) y consejo escolar, delegamos en el trabajo en nuestros representantes sindicales y jefes, delegamos en nuestra vida cotidiana y nos vemos “representados” en el parlamento y gobernados por un ente que dice tener mayoría absoluta, delegamos poder económico y producción en los empresarios, delegamos la justicia en los jueces y también delegamos la acción ciudadana en la policía. Algunos incluso delegan la educación de sus hijos, delegan su forma de vestir dejándose llevar por diseñadores, delegan su moral y su ética en la religión.
Hemos delegado tanto que nos impusieron gustos y opiniones, somos homófonos por defecto, contentos y convencidos explotados, mártires por antonomasia, nos inunda el miedo, tenemos que querer a una bandera, adorar a nuestros superiores, respetar a los ejecutores y confiar en un sistema que ahoga nuestros deseos e ilusiones.
Y mientras temerosos nos movemos con un rebaño llamado país lleno de borregos, como nosotros, nos pasan cosas como esta. No sabemos como nos gobiernan, no conocemos a quien nos gobierna, ignoramos si lo hace mal o lo hace regular, tal vez porque no tenemos tiempo, tal vez por vagancia o por ignorancia. Tal vez porque pensamos que es imposible librarse de este yugo y el que lo intenta sale mal parado o desperdicia su vida terminando encerrado.
Solo sabemos ir de casa al trabajo y del trabajo a casa mientras nuestra sociedad involuciona, nuestros proyectos personales se vacían y los que nos rodean son nuestra única esperanza, el afecto personal es nuestra trinchera del día a día. Pero puede que los que te rodean mañana pueden pisarte y pasarte por encima como apisonadoras para trepar en esta sociedad piramidal y formar parte de esos gobernantes. Nos han educado para ello, en este estercolero de personas, siempre hubo clases y clases.
otra mas
me ha parecido un texto muy bueno …
ales
que pasa que vosotros teneis el deber de comunicarnos que tenemos otras opciones?…las grises…eso ya se sabe , pero en españa tambien se sabe, que si no se vota al pp, se vota al psoe…eso es lo que hay que puntualizar y dejar claro, que no se puede votar a la derecha y luego castigarla si no lo hace bien con voto de izquierda, para eso estan “los grises”…y si no se crean mas partidos, o se vota a rosa diez y a sabater…que aunque no me atraigan si que han puesto una propuesta sobre la mesa y no hablan …y hablan…y hablan….y….
ronarf
Como si de un trabajo se tratase, el problema no es delegar, eso es inevitable, es inasumible que cada persona controle exhaustivamente todos esos aspectos que nombras, sino que el problema radica en que se delega y se desentiende por completo de todo.
En una estructura empresarial, quien delega en otro una función debe llevar un control de que las cosas se hagan bien pues sigue siendo el responsable último de lo que pase.
En este pais sin embargo parece que tanto a nivel de trabajo como a nivel de la vida se entiende por delegar pasarle el “marron” a otro y olvidarse. Y así nos va en todo claro.
Disiento en considerar que nos han educado mal. A mi y la gente de mi entorno no nos han educado en eso ni mucho menos, ni se educa asi a las nuevas generaciones (al menos en las escuelas). Se nos ha educado en la solidaridad y la responsabilidad, en compartir y no en pisar. Pero una cosa es en lo que se nos educa y otra lo que se hace socialmente en el día a día que acaba arrastrando a muchas personas por cansarse de nadar a contracorriente y recibir un palo tras otro precisamente por hacer las cosas bien, o directamente ,en las generaciones actuales, porque la educación de la escuela no se ve continuada en casa.
El Risitas
Muy bueno el texto