El gobierno de Rajoy estudia la posibilidad de conceder permisos de residencia a los inmigrantes que compren una casa por al menos 160.000 euros. Esta medida polémica está siendo atacada ya desde muchos foros por injusta al diferenciar entre inmigrantes ricos y pobres a la hora de considerar los derechos, pero cabe preguntarse todavía sobre su impacto económico. Las razones que impulsan el proyecto, no hay duda, son económicas. Se argumentan dos razones: deshacerse del stock inmobiliario y atraer capitales extranjeros, en definitiva más especulación. Una reflexión que Enrique ha hecho llegar a través del correo electrónico.
Sería un proyecto hecho a medida de la banca que es el que tiene la mayor parte del parque inmobiliario vacio. Por el contrario desprecia sin miramientos a los grandes afectados por la crisis: los afectados por la hipoteca, los que buscan una nueva casa, los jóvenes que quieran independizarse… en definitiva la clase media empobrecida que ya está padeciendo todo el peso de la crisis. En vez de hacer accesible la vivienda la intención es muy otra: ofertar segundas residencias en el mejor de los casos, y en el peor fomentar un negocio de reventa y alquileres con capital extranjero.
Se pretende resolver el problema de la falta de demanda de vivienda por el lado equivocado: si el problema es la poca capacidad de compra, en vez de fomentar el alquiler, crear un parque de alquiler social, o hacer más accesible los inmuebles se fomenta la especulación con el resultado contrario. Sí, pues de tener éxito esta reactivación del mercado inmobiliario, cosa que está por ver, se frenaría la caída de precios de las viviendas o se pararía. Posiblemente esta sea la intención no explicita del gobierno. Pero para nosotros las consecuencias no serían nada deseables: se fomentaría la dependencia del crédito, se dificultaría el acceso a la vivienda y se agrandarían las diferencias entre ricos y pobres.
También contribuiría a agrandar los desequilibrios territoriales. Es un hecho notorio que esta medida fomenta sobre todo la segunda vivienda, y que esta se concentraría sobre todo en las zonas costeras. Así tendremos unas playas atestadas de turistas mientras que el interior se vaciaría – no debemos olvidar que se prevé que España pierda población –, lo que ya pasa con regiones como Castilla y León que hace mucho que está perdiendo población.
En cuanto a la entrada de capitales extranjeros ya se sabe: los beneficios de inversiones extranjeras se quedan también en manos extranjeras, poco repercutirán en las personas de a píe. No debemos olvidar la otra noticia del día: se quiere fomentar las inversiones de empresas españolas en Latinoamérica y al revés. Fomentar la internacionalización del capital en un mundo con cada vez más fronteras para las personas.
Una economía dependiente de la inversión extranjera supone también una economía sensible a las coyunturas internacionales, expuesta a las crisis del mercado internacional y con peligro de entrar en crisis ante los vaivenes de los precios de la economía mundial. Lo propio de las recetas neoliberales por otra parte.
En definitiva hablamos de fomentar la especulación para solucionar los problemas creados por la especulación. Más capitalismo para la crisis neoliberal. Seguir las mismas recetas que nos metieron en la crisis para salir de la misma. El tan cacareado cambio de ciclo del que se habla en muchos foros queda fuera de cualquier plan. Se trata de repetir los mismos errores e inflar la próxima burbuja cuando acaba de explotar la actual burbuja inmobiliaria.
Anónimo
Buen artículo, tan solo apuntillar una cosa.
Nadie, nadie con 2 dedos de frente va a comprar casas en España, las casas en España están cayendo de precio y contra mas se resistan a verlo, mas durará esta crisis. Cuando las casas toquen suelo, entonces, hay posibilidades de que esta mierda de economía vuelva a ir bien y se cree empleo.