Las últimas movilizaciones de este pasado sábado contra los desahucios, en las que miles de personas salieron a las calles, en un clamor diluido, en un grito desesperado, por pedir que la situación cambie, en un agitado momento social en el que el contexto de partidos no a parado su maquinaria voraz de recuperación de las luchas, ya no hay 15-M, ya no existe la pluralidad de luchas, la izquierda a sabido colar su bandera en el seno del descontento, eso si, fijando ella cuales son las condiciones para la protesta, sin tener en cuenta que ese descontento supera parlamentos, congresos y senados.
Por un lado la situación política es insostenible, semejante panorama jamás nunca visto y sin embargo una paz social insólita, un apego al paseo exacerbado que sin duda lo único que continua haciendo es reproducir el problema, por un lado la crisis que ha generado un panorama de mas de 6 millones de paradxs, condiciones de vida inhóspitas, subidas de impuestos, privatización de los sectores estatales (agua, residuos, sanidad…)
Los últimos escándalos de corrupción, en los que toda la plana mayor del partido popular se están viendo implicados, los desmanes de la parásita y residual franquista familia real así como la corrupción en el entorno empresarial con los dos últimos presidentes de la patronal procesados por corrupción generan una situación inaudita, en la que la indignación social no puede contenerse por mucho tiempo.
Por otro lado la cultura cristiana occidental ha sometido la protesta a una angustiosa sensación de culpabilidad de aquellxs que en su cotidianidad se enfrentan a la miseria, generando que por un lado partidos y por otro la moral católica sometan a la sociedad a una frustración desesperante al ver que nada cambia, que la protesta debe estar, pero el enfrentamiento también, sin embargo la desesperación y el miedo que sustenta al poder democrático esta generando una amplia gama de comportamientos auto lesivos y mutilantes para la vida ( en menos de 3 meses mas de 10 suicidios provocados por el sistema financiero, la banca y sus hipotecas, este pasado lunes mismo una mujer se quemaba a lo bonzo frente a una sucursal bancaria)
Con este desolador panorama, también aparecen algunos coletazos de rabia individual como el de nuestro paisano de Sotopalacios que quemó una sucursal bancaria hace unos meses y que tras este incidente el estado ha respondido hacia el con 3 meses de prisión, siendo soltado hace una par de semanas con cargos.
En este momento de mayor descontento cuando sin duda la sociedad debería preparar la ofensiva que de verdad cambie la situación, sin embargo y de manera sorprendente la reacción de la sociedad se encuentra reducida a manifestaciones masivas, cuanto mas mejor, sin ningún criterio, sin militancia real de la gente o a simples conversaciones de tertulias de bar, la comodidad genera pasividad y quizás en ese punto se nos ha olvidado que la lucha se hace todos los días, bastaría con creernos que un cambio social es posible, que lxs que no tenemos nada, no tenemos nada que perder, ¿futuro?, hagamos sobre el presente,¿ por qué esperar, y a qué o quien?
Es en este preciso instante cuando partidos y plataformas que camuflan estructuras de partido mas piden y aprietan, al poder pero fijando condiciones y comportamientos cívicos que debe adquirir la protesta. sindicatos comprados callan, silencio angustioso que anuncia el olvido de la lucha, las instituciones democráticas son muy cómodas para aquellxs que sustentan el poder, pero para el resto de la sociedad que se encuentra en un momento desesperante y que es quien soporta de manera pasiva este poder, la situación no puede aguantarse más, mientras tanto la lucha esta en la calle, pero mas tratando de legitimar el poder y a las instituciones de la democracia que pidiendo un cambio radical que acabe de una vez por todas con el problema.
Ahora que la situación de los desahucios ha alcanzado un punto, en el que el poder no puede esconder ya más, los escándalos y las atrocidades que están ocurriendo, noticias diarias en los medios de comunicación, parece que el gobierno ha visto las orejas al lobo y como prueba de la necesidad de contención de la rabia se cuelga medallas del descontento social, llevando al congreso una mierda en mayúsculas de propuesta para cambiar la legislación respecto al tema de los desahucios, que sin duda no soluciona al problema, exime a los culpables y maquilla la imagen del gobierno, cambiar todo para que nada cambie.
Mientras tanto la corrupción que ha salpicado a figuras muy visibles del poder en el estado español a generado un descontento y una rabia que bien podría desencadenar un conflicto, sin embargo los medio de comunicación señalan constantemente así como los políticos profesionales “buenxs” (que de momento no han sido pillados en tramas de corrupción) la necesidad de un cambio de caras e imágenes en el poder, echemos a los tiranos del viejo mundo y pongamos a lxs nuevos “honestos e incorruptibles” miembros de los mismos partidos y círculos de poder( muerto el perro pensaras que se acabo la rabia).
Ante esto solo nos queda la lucha, la honestidad, la acción directa en la calle, autoorganización en plazas, barrios, parques, escuelas, pueblos, curros, para que todo lo que esta ocurriendo no repita ninguno de los esquemas por los que ahora camina la situación social, plasmemos ese mundo nuevo sin dominación, sin tiranía, sin corrupción, sin poder, caminemos en su ausencia, disfrutemos y seamos libres, soñemos con ese mundo que nos hace temblar de emoción.
! Ahora, más que nunca muerte al estado, al capital y a sus falsxs enemigxs !
Ciudadano
Deberíamos ir todas las mañanas y todos los días de la semana a la sucursal de Caja Laboral los 1500 que dicen que fuimos ayer, aunque todos sabemos que somos muchísimos más, para enseñar al director de la sucursal quien manda y que sepa la clase de persona que es todo Burgos;
Propongo desde aquí que las movilizaciones contra Caja Laboral sigan todas las mañanas de toda la semana para que Burgos se de cuenta de qué clase de persona está ahí.