Hoy todo Burgos habla de lo mismo, una intoxicación etílica.
El pasado fin de semana de tres menores fueron ingresadas en el hospital a causa de una intoxicación etílica que ha despertado el debate social y ha agitado las ofrendas políticas.
Somos una sociedad basada en el alcohol, cuando quedamos, quedamos en los bares y lo hacemos entorno a una cerveza en la mano, ya seas joven, adulto o anciano en tus sobremesas se sirven licores y siempre que sales por la noche lo haces ebrio. No condenamos el uso de esta droga y la mayoría de nosotros hacemos apología de ella pero desde el pasado fin de semana nuestra sociedad se ha inundado de un profundo espíritu maternal que pretende educar a nuestros menores con la hipócrita actitud de “no hagas lo que hago, haz lo que digo”. Y después de esto para afianzar nuestro penoso argumento pediremos más penas contra los que venden alcohol a menores, que persigan el botellón, un plan nocturno alternativo a nuestra juventud y los más osados cárcel y retiradas de custodia para esos irresponsables tutores legales.
Yo de joven hacia botellón, como lo hacen ahora los jóvenes, y lo hacia pensando en mi precariedad económica, en poder elegir la calidad del alcohol que bebía o en evitar esos atestados clubs de moda que cuidaban machacas peligrosos, llámalo botellón, llámalo guateque lo llevamos en el ADN y no hacemos nada por extirparlo. Sin embargo este escenario es el clímax ideal para el empresario del alcohol que se frota las manos deseando que la juventud actual, que ha dado de pleno la espalda a los bares de copas, vuelva a ella como único lugar apto para consumir esta droga. Hoy alguien en el Ayuntamiento ha afirmado que “el 80 por ciento de los adolescentes consume alcohol, empezando a los 13 o 14 años” mientras jaleaba persecución, endurecimiento y ocio alternativo. Si te asombra que el 80 por ciento de los adolescentes consuma alcohol es que vives en Marte, seguro que no te asombras si te digo que el 90 por ciento de los adultos consume alcohol. Hoy alguien en el Ayuntamiento pide luchar contra el alcohol y mañana pedirá la capitalidad del vino para Aranda, aumentará el presupuesto de las peñas en San Pedro y jaleará a su presidente mientras esté espeta: “Viva el vino”.
No llaméis a la policía, no os dejéis llevar por el político oportunista. El problema somos tu y yo, adultos, los que ejemplarizamos y promovemos la cultura del beber.
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