Bajo el mismo criterio que gestó su alumbramiento -el habilitar un punto de encuentro donde construir pensamiento crítico-, se abre hueco el cuarto número de la revista Concejo.
Manteniéndose independiente de cualquier tipo de filiación ideológica u organizativa, incluso más allá de un saber hacer ligado a prácticas autónomas o libertarias, quiere ser una invitación a tomar la palabra desde el argumento, la diferencia y la pausa.
Porque, en lugar de ser el medio de expresión de esta u otra fracción del panorama político, Concejo pertenece a quien escriba en sus páginas, a quien esté dispuesto a poner en evidencia las fallas de su discurso y a hacer de su superación un reto común.
En esta ocasión el objeto de estudio, y de disputa, es amplio: se trata de localizar las coordenadas donde situar la imbricación entre territorio, comunidad, identidad, luchas sociales…Plantear una mirada distinta hacia Castilla, y lo castellano, alejada de clichés y de los caminos trillados de la academia. Sin presupuestos que condicionen el debate y donde poder ir engarzando turnos de palabra con los que escrutar las dudas y las certezas que afloran a la superficie del papel.
Acabar recordando que esta publicación es una producción de una editorial, Lecturas de Zamarraco, que enmarca todos sus materiales dentro de una lógica comunal. Superar las cortapisas del patrocinio o la subvención, en un empeño por generar comunidad, es la tarea de su apuesta.
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