Publicado por DV & archivado en Huelga 8M.

Durante toda la jornada del 8M, hubo distintas actividades por toda la ciudad hasta la masiva manifestación: concentraciones, performances, lectura de poesí­a, organización de la manifestación, etc., todo realizado por las integrantes de la Asamblea Huelga 8M y de otros colectivos, demostrando que nos podemos organizar al margen de las instituciones.

-Las fotos son cortesí­a de (M)-

La autogestión encierra un gran poder de transformación social. Es por ello, que se intenta menoscabar este poder de hacer las cosas por nosotras mismas para hacernos creer que sin las instituciones ya creadas no puede realizarse nada. Desde esta mirada asistencial y dependiente, nuestra autoestima colectiva se ve mermada estando siempre a merced de la voluntad de quienes gobiernan. Pero esto no es así­; tenemos un gran potencial cuando nos juntamos, entre vecinas, entre colectivos de base, para subvertir las injusticias que vemos a nuestro alrededor, y eso es lo que volvió a pasar el 8M en todas las ciudades y pueblos, no sólo del territorio español, sino en todos aquellos lugares donde se secundó la huelga feminista.

Mucho trabajo, esfuerzo, cansancio y energí­a habí­a detrás de cada actividad organizada. Pero también alegrí­a de construir algo juntas, entusiasmo de comprobar que somos capaces de coordinarnos y entendernos para sacar adelante una huelga y en especial una manifestación que vuelve a ser la más masiva de las últimas décadas.

Mucha gente no sabrá que el Ayuntamiento no colaboró en nada (a excepción de colocar el templete) por lo que a las integrantes de la Asamblea Huelga 8M se vieron gestionando una oleada de miles de personas; desde proporcionar la información de cómo se colocaban los bloques – en la cabecera mujeres y personas trans, luego la batucada, seguido el bloque mixto empezando por el bloque libertario, sindicatos y partidos), agilizar la marcha y evitar colapsos (Protección Civil también colaboró en este aspecto), hasta la megafoní­a, la lectura del comunicado y el cierre del evento. La megafoní­a corrió a cargo de un grupo de música local pero al no ser tan potente como el que tiene el Ayuntamiento, el comunicado no pudo llegar a toda la gente congregada. Por este motivo, la Asamblea nos ha facilitado el comunicado para quien no lo pudo escuchar.

Entendemos, que la autogestión no es fácil; tiene mucho esfuerzo detrás y alberga ciertas carencias que a base de trabajar con más gente y de manera más constante, se pueden subsanar. Sabemos que el resultado de las luchas no es inmediato ni a menudo tampoco visible, pero defender la autogestión nos hará crecer como personas y como sujetos polí­ticos dentro de una comunidad que pretende dinamitar este sistema capitalista-patriarcal y no parchearlo sin más.

 

MANIFIESTO HUELGA 8M Burgos

Un año más, nos encontramos miles de personas tomando las calles para mostrar nuestro rechazo a todas las violencias y discriminaciones que sufrimos bajo este sistema capitalista-patriarcal, principalmente las mujeres y las personas trans.
Esta huelga feminista recoge la senda marcada el año pasado donde a nivel mundial, millones de mujeres pararon y se unieron en un grito común para visibilizar que sin el trabajo invisible e imprescindible de los cuidados nada se sostiene; para denunciar la brecha salarial, la precarización de los trabajos más feminizados como son los de las empleadas de hogar; para enfatizar la fuerza que esconde la diversidad de nuestros cuerpos, de nuestras sexualidades, la diversidad de nuestras procedencias, de nuestras capacidades; para delatar un consumo que acrecenta la discriminación de género, que expolia territorios y degrada la naturaleza; para desenmascarar una educación machista que es el caldo de cultivo de las violencias más agudas que seguimos sufriendo.
Pero esto no empezó el año pasado; nos preceden siglos del luchas feministas que han hecho posible que hoy podamos salir a la calle a reivindicar nuestras luchas conquistadas y que actualmente, se ven amenazadas por una ideologí­a fascista y racista que promueve el discurso del odio, dividiéndonos y enfrentándonos.
En nuestra memoria están registradas todas las que se han rebelado antes que nosotras, porque nuestra historia sigue un sendero de lucha y sangre, por mucho que intenten ocultárnosla y relegarnos a papeles sumisos y dependientes. Nuestra historia es la de las valientes de todas las épocas: las brujas, las rebeldes, las que se enfrentaros al orden social establecido, las que se atrevieron a soñar un mundo mejor. Nuestro relato nos habla de las quemadas en la hoguera, de las comuneras defendiendo su tierra y los bienes comunales, de las milicianas fusil en alto contra el fascismo, de las que en cualquier punto de la historia se han levantado contra la injusticia.

 

 


Por el sacrificio y valor de nuestras antepasadas, hoy estamos aquí­. Aunque cada vez somos más, somos muchas y diversas, queremos también alzar la voz por todas aquellas que no pueden hacer huelga por estar totalmente oprimidas por este capitalismo voraz; por todas las migrantes que mueren en las fronteras escapando de guerras y miseria; por las presas y secuestradas en el régimen FIES; por las asesinadas a manos de la violencia patriarcal que nos arrebata a miles de las nuestras hermanas cada año en todo el mundo (al menos, 50,000 mujeres fueron asesinadas en 2017 por el hecho de ser mujeres, según datos de Naciones Unidas).
Por eso este año volvemos a la carga, sabiendo que esto ni empieza ni acaba el 8 de marzo.

Y, ¿qué es lo que queremos? Pues lo queremos todo y por eso, este movimiento es imparable.
Son innumerables nuestras demandas, pero haciendo una breve pincelada resaltamos algunas de ellas:
– Para que podamos ser libres, para que se consideren las violencias machistas como una cuestión que atañe a toda la sociedad y se tengan en cuenta sus distintas causas y dimensiones; poniendo fin a aquellas que sufrimos cotidianamente en todos los ámbitos y espacios vitales (hogar, trabajo, espacios públicos, pareja, familia, entorno laboral, sociedad e instituciones del Estado). Para que haya cambios culturales, en las ideas, actitudes, relaciones y en el imaginario colectivo.
– Exigir la derogación de la ley de Extranjerí­a y el cierre de los CIES, edulcoradas cárceles de tortura que hacinan a miles de migrantes.
– Ninguna persona es ilegal y por ello, demandamos el reconocimiento de la ciudadaní­a sin que dependa de que tengan papeles o no.
– Para que las mujeres seamos dueñas de nuestros cuerpos nuestros deseos y nuestras decisiones. Para que las personas disidentes sexuales, con especial atención a las mujeres trans, dejemos de sufrir agresiones y múltiples violencias. Por una sociedad que respete y valore la diversidad sexual, de identidad y/o expresión de género.
– Exigimos que el derecho a la vivienda sea una realidad y no un papel mojado con el que enriquecer a constructoras y empresarios. Los desahucios afectan directamente a quienes están en situaciones más vulnerables, especialmente mujeres migrantes. Decimos basta ya a las expulsiones de los barrios de nuestras vecinas, ya que alrededor de 70.000 desahucios se perpetraron durante el año pasado, rompiendo el tejido social y la comunidad en los barrios.
– Denunciamos la privatización que está sufriendo la sanidad dejando a miles de personas desprotegidas en su derecho a una atención sanitaria de calidad e igualitaria.
Queremos que no se comercialice con nuestra salud y que se acabe con el modelo público-privado del HUBU, uno de los modelos de corrupción más sangrantes en nuestra ciudad.
– Rompamos con las fronteras, el racismo y la xenofobia que nos atraviesa y recorre toda la sociedad. Para que ninguna mujer tenga que migrar forzada por las polí­ticas coloniales, neoliberales y racistas del Norte Global, que producen situaciones económicas, bélicas, sociales y ambientales insostenibles.
–  Para que el aborto se reconozca como un derecho de las mujeres y personas con capacidad de gestar a decidir sobre su cuerpo y su maternidad. Que se respete la autonomí­a de las mujeres de 16 y 17 años y se garantice su realización en los servicios públicos de salud para todas las mujeres.
– Reivindicamos la valoración del trabajo de cuidados en un sistema que los devalúa, los invisibiliza y los precariza, pese a que son imprescindibles en el sostenimiento de la vida.

Ante todo esto y mucho más, urge construir redes de cuidados pensadas desde la horizontalidad, el apoyo mutuo y la diversidad, dotándonos de herramientas colectivas que nos hagan resistir al yugo patriarcal que nos oprime, infravalora y maltrata. No sabemos de recetas inmediatas para acabar con las estructuras que generan las desigualdades que vivimos pero sí­ sabemos de tejer alianzas con otras luchas fundamentales como son la vivienda, las pensiones, la educación, la sanidad, la recuperación de los bienes comunales, etc, que nos posibilite ser una comunidad de lucha frente a los dictámenes del capital y del odio que tratan de imponerse.
Por ello, esta noche, gritamos que no creemos en un patriarcado amable, en un capitalismo morado, en un estado aliado. Porque sabemos que la solución nunca será poner parches a lo irreformable; que la única manera de construir un mundo dónde nuestros cuerpos no sean campos de batalla es seguir el camino que nuestras abuelas empezaron hacia la revolución social.
Vuestro mundo se derrumba y nosotras no os ayudaremos a reconstruirlo, preferimos construir el nuestro. Por eso, hoy como ayer, frente a la violencia patriarcal autodefensa feminista.
Frente al capitalismo patriarcal, hoy y siempre, revolución social, autoorganización y acción directa.

Frente al “nosotros primero”
planteamos “nosotras juntas”

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