La indignación ha vuelto a tomar las calles de Madrid, esta vez para protestar por el desalojo del Hotel OKupado, un espacio que el movimiento 15-M había recuperado desde el pasado 15 de octubre de 2011. La actuación policial realizada en vísperas de la celebración del día de la constitución ilustra de manera altamente esclarecedora la verdadera esencia del régimen que fue impuesto tras el 6 de diciembre de 1978.
Una vez más la indignación ha vuelto a demostrar su capacidad de movilización manifestando su rechazo al desalojo policial del Hotel Okupado, un espacio que había sido recuperado por el movimiento 15-M y que durante la mañana del día de ayer ha sido desalojado por efectivos policiales. Una actuación que se ha saldado con cientos de identificados y varios detenidos.
La concentración de protesta ha logrado congregar a miles de personas que, bajo el conocido lema un desalojo, otra ocupación han recorrido las principales calles de Madrid para manifestar su rechazo por el desalojo de un espacio que había sido habilitado para dar vivienda a familias deshauciadas afectadas por la crisis. Por otra parte durante estos casi dos meses de existencia el Hotel Okupado de Madrid ha servido como punto de referencia para multitud de actividades sociales.
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La actuación policial realizada en vísperas de la celebración del aniversario de la constitución española tiene el dudoso honor de mostrar de forma clara y meridiana el carácter represivo del régimen instaurado tras diciembre de 1978. Una actuación policial que expone de forma brillantemente pedagógica lo incauto que supone argumentar que al sistema se le puede cambiar desde dentro. Aquellos que intentaron hackear (término de moda) al sistema desde dentro allá 1978 y fechas anteriores, ahora son parte esencial del mismo y, entre otras cosas, contribuyeron a la penalización de la ocupación y recuperación de espacios.
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