La actual política de agresiones sociales puesta en marcha por parte de los poderes fácticos trae inevitablemente asociada consigo todo un paquete de medidas represivas con las que tratar de acallar la inevitable conflictividad social. El encarcelamiento en Barcelona de tres de los huelguistas detenidos el 29-M , las agresiones policiales vividas en Burgos y el clima generalizado de caza de brujas dan buena cuenta de ello.
Sin embargo, frente al recrudecimiento de la represión y la criminalización de la protesta hay herramientas que son válidas desde el inicio de los tiempos: la solidaridad y el incremento de la conflictividad. Desde DV siempre hemos apostado por ellas, vienen tiempos en los que es necesario reactualizarlas.
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