No necesitamos representantes para decidir sobre nuestras vidas.
La libertad es decidir entre todas, sin lideres ni jerarquías.
¿Te van a desahuciar?, ¿no puedes pagar el alquiler?, ¿te explotan en el trabajo?, ¿estas en el paro?, ¿estas harta de no poder ir sola a casa?, ¿estas sufriendo los recortes en sanidad?,
¿estas viendo como el barrio se degrada con la proliferación de las salas de apuestas?, …
¿Por que tenemos que confiar en que unos representantes solucionen nuestros problemas? ¿Por que tenemos que dar una carta blanca para que otras personas decidan por nosotras? Acaso no es más lógico decidir entre todas como organizarnos para luchar contra la injusticia social.
Las elecciones son la farsa de hacer pensar a la gente que puede elegir su futuro. Frente al caduco bipartidismo nos ofrecen el multipartidismo, las dos caras de la misma moneda.
No paran de repetirnos que todo se solucionara votando porque de esta manera estamos quietos y pasivos. En vez de votar y esperar, podemos ser valientes, juntarnos con nuestros iguales y dar batalla a nuestros problemas.
Respondamos colectivamente frente al auge del autoritarismo y la represión, en las diferentes estructuras autoorganizadas que se extienden por los barrios y pueblos: asambleas de vecinas, ateneos, centros sociales, grupos de vivienda, redes de apoyo mutuo, etc. Espacios horizontales para luchar contra lo que nos oprime y construir un mundo nuevo.
Hace unos meses la biblioteca anarquista “La Maldita” difundió un texto reflexionando sobre este tema, que puedes leer a continuación:
No votes, autoorganízate y lucha
“Ejercer el poder corrompe, someterse al poder degrada”
La fiesta de la democracia se avecina. ¿No te llega para el alquiler? Vota ¿Tienes un aviso de desahucio? Vota ¿Un/a conocido/a ha caído en el pozo de la droga o las apuestas? Vota ¿Para luchar contra la extrema derecha? Vota ¿Parar el cambio climático? Vota.
Las elecciones son la trampa que organiza el estado para hacer creer a la población que sus opiniones valen algo. Como dijo alguien: “Si votar sirviese de algo estaría prohibido”.
Cualquier forma de estado se basa en que unos pocos sometan a la mayoría. Unas pocas personas acumulan la gran parte de la propiedad y de los medios de producción sometiendo al resto de la población mediante el trabajo. Es el capital el que tiene el verdadero poder y los gobernantes tan solo deciden en los estrechos márgenes que permite el capitalismo.
Si participas en las elecciones delegas tus responsabilidades en un tercero y confías en que esos representantes cumplan sus promesas. Al votar estás permitiendo que los políticos a quienes votaste decidan por ti los próximos cuatro años. Si votas nulo o en blanco no cuestionas el sistema de representación, tan solo expresas tu disconformidad con los partidos que se presentan.
Es posible hacer frente al estado y el capitalismo mediante la autoorganización de los de abajo contra los de arriba en sus múltiples formas. Desde los centros sociales autogestionados, los ateneos, las asambleas vecinales, de vivienda, de mujeres, los sindicatos de barrio, las redes de apoyo mutuo y desde cualquier espacio que nazca de la necesidad de plantar cara a la injusticia social.
La autoorganización o la organización por nosotras mismas es horizontal porque la toma de decisiones es entre todas, sin líderes ni jerarquías, como un reflejo de la sociedad sin clases a la que aspiramos.
La delegación de tus decisiones políticas en un representante es vertical, perpetúa la jerarquía y justifica la sociedad de clases. Los partidos políticos tienden a desmovilizar y domesticar los movimientos sociales, encauzando e integrando el descontento en los cauces permitidos del sistema.
En el estallido social de mayo de 2011 surgieron múltiples asambleas y espacios autoorganizados. En 2014 surgió el partido Podemos para integrar dentro del sistema al descontento social. A la vez, eran duramente reprimidas los movimientos sociales en general. En la elecciones municipales de 2015 nacen las candidaturas de unidad popular reforzando la desmovilización; de esta manera mucha gente que había bajado a la calle volvió a su casa confiando en los cantos de sirena de los partidos de izquierda.
Una vez más, el estado y el capital, salen reforzados de una crisis. De esta manera surge el multipartidismo renovador frente al bipartidismo caduco.
En 2019 la izquierda vuelve a llamar al voto frente al auge de la extrema derecha. Pero la historia nos ha enseñado que a los fascistas se les para en la calle, codo a codo, desde los movimientos sociales, combatiéndoles en las calles y arrinconándoles. En 1936 fue el pueblo en armas el que enfrento al ejercito y los Fascistas, mientras que algunos políticos de izquierdas se negaron a dar armas a la gente. Preferían el fascismo, que al pueblo en armas y la revolución social.
Ahora más que nunca, debemos denunciar la farsa electoral, mostrarnos contrarios a cualquier representante, no creer en los cantos de sirena de la izquierda, hacer un llamamiento a no votar en ninguna de las elecciones que vienen y autoorganizarse con tus vecinas para plantar cara al Fascismo, el estado y el capital.
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