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EL-LUGAR-QUE-YA-NO-ESTAEl próximo viernes 4 de enero de 2013 se proyectará en el Espacio Tangente el documental El lugar que ya no está. Un trabajo audiovisual que analiza cómo se desarrolló la represión franquista en Burgos tomando como hilo argumental un recorrido por las diferentes fosas comunes que existen en nuestra provincia. El documental, que será proyectado a partir de las 20.30 horas,  recoge así­ mismo el testimonio de familiares de los represaliados y personas que sufrieron encarcelamiento en las prisiones franquistas diseminadas por la geografí­a burgalesa.

Este es un itinerario documental a través de los testimonios directos de ví­ctimas de la represión franquista en la provincia de Burgos, retaguardia del frente nacional, y de las aportaciones de las asociaciones y personas que trabajan hoy en ese mismo escenario en la recuperación de la memoria histórica. Este documental es el resultado de tres años de acompañamiento de los procesos de localización, exhumación y/o dignificación de fosas repartidas a lo largo y ancho de todo el territorio burgalés, además de la recopilación de testimonios directos de algunos ex-presos polí­ticos que sufrieron encarcelamiento en las prisiones diseminadas por la capital y la provincia de Burgos tras la Guerra Civil.

El recorrido permite explorar los lugares donde habita el recuerdo de un lugar que fue y existió hace 76 años. Una ciudad convertida en la “capital de la cruzada nacional” por su temprana adhesión al golpe de estado, una provincia en la que, a partir del 18 de julio de 1936, se desató una operación de exterminio fí­sico y moral de todas aquellas personas consideradas peligrosas por los golpistas y sus cómplices. Esta violencia terrible no es achacable, como se hace en otros puntos del estado, a una reacción del ejército, la iglesia y las derechas frente a una conflictividad social insoportable, o a una respuesta de estos mismos sectores al ataque de las masas de izquierda contra el orden o la religión, acontecimientos que en esta región nunca llegaron a producirse.

Todo parece indicar que lo que se intentó fue erradicar y enterrar una parte de nuestra historia colectiva, eliminando a las personas que la encarnaban. Gracias a la tenacidad y al esfuerzo de muchas otras personas, en nuestros dí­as se reivindica esta historia negada y se exige el regreso de las palabras robadas y de las esperanzas rotas.

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