A través del portal alasbarricadas.org nos hacemos eco de una acción de expropiación de un supermercado en Burgos y su posterior reparto colectivo de los alimentos. La iniciativa, que viene acompañada de un comunicado, es definida como un intento de contagiar al resto de afectadas por el poder de un espíritu de desobediencia que solo puede ser el único camino de no retorno hacia un cambio social.
Hemos decidido dejarnos de palabrerías con dulces sonidos y pasar a la acción, teorizar es importante, pero la práctica debe dejar siempre una huella de por dónde quizás podamos abrirnos camino en la lucha contra el modelo socioeconómico y la dominación.
Las acciones al fin y al cabo son nuestras estrategias para dejar en evidencia al poder y la injusticia y abrir un nuevo mundo de mil y una posibilidades, nuestro objetivo no es pedir ni reformar la decadente realidad, no es el de ser animadoras ni vanguardia, nuestro objetivo es el de descarrilar el tren, el de ir a contracorriente, ser hostiles con quien lo está siendo con el mundo y con nosotras, es nuestro más profundo deseo.
Allí donde allá un conflicto nosotras estaremos buscando la ruptura, la quiebra global, no nos valen medias tintas, deseamos la confrontación y la explosión de los conflictos, buscando una articulación de prácticas que vayan a la raíz de las problemáticas que envuelven todo este aburrido y decadente mundo capitalista.
Por ello hoy nuestra ira está dirigida hacia las multinacionales del negocio alimenticio, las grandes superficies, centros comerciales que se endosan millonarias cantidades de dinero, mientras la sumisa sociedad desposeída de su capacidad, tiempo y conocimientos para la autoproducción de su propio alimento, decide cambiar su mísero sueldo obtenido mediante la venta de su esfuerzo físico a un patrón a través del trabajo asalariado por una comida infectada de veneno, por productos industriales de interés básico para nuestra mera supervivencia en el planeta.
Miles de empresas del negocio alimentario, modifican la naturaleza de los productos, adulteran la alimentación, ofrecen cosas que a largo plazo nos harán enfermar, envuelven con plásticos y envases los productos, transportan productos que provienen de la esclavitud de mano de obra en otras partes del mundo, trasladando a lo largo de miles de kilómetros mercancías alimenticias con el único objetivo de la globalización del consumo, perpetuar el flujo de mercancías…
En estas fechas en las que la propaganda consumista lo envuelve todo, en las que se despilfarran miles de kilos de comida en absurdas tradiciones de índole religiosa, en las que el espíritu de la hipócrita navidad llena nuestras vidas e ilusiones con absurdas mercancías, objetos y cosas, donde da igual que lo estemos pasando mal porque debemos reunirnos con las nuestras, disfrutar de copiosas comidas y cenas, beber sin tener sed, comer sin tener hambre exageradas cantidades, regalar cosas estúpidas…
Mientras espectadoras pasivas de la desoladora realidad que vive el mundo, asistimos de manera individual a la crisis más dura de la historia, el reajuste del capital y sus mercados que está arrastrando consigo a millones de personas que hoy por hoy ni siquiera tienen que llevarse a la boca, millones de paradas que alimentadas por la dependencia de las ayudas estatales y el atroz aislamiento continúan expectantes esperando el próximo movimiento de ficha que efectuaran estados y mercados.
Pero nosotras hemos decidido romper ese aislamiento, tratar de visibilizar al resto de la sociedad que la salida no es esconderse ni esperar a que otras nos resuelvan la papeleta, el actual contexto social si algo nos ha enseñado es que ni políticos, ni instituciones y mucho menos patronas y sus negocios van a resolver nuestros problemas, nosotras mismas de manera colectiva seremos quien pongamos en tela de juicio este mundo no como vanguardistas, si no como rupturistas en todos y cada uno de los ámbitos de nuestra vida.
No nos da vergí¼enza, ni agachamos la cabeza al ver que nuestra situación es la de la miseria si no que la propia miseria nos hace atractivas al enfrentamiento, sabemos que la situación de la sociedad es tensa, angustiosa y a veces desesperada, pero no es motivo de sentir miedo o esconderse porque no podemos acceder a la compra de productos básicos para nuestra subsistencia, sabemos que tanto tu como yo mangamos en las tiendas, en las grandes superficies, que te escondes de las cámaras, que tienes cuidado de que no te vean, pero ten en cuenta que el ladrón sin escrúpulos y con la cabeza bien alta es quien te vigila.
Quizás sea el momento de romper con ese individualismo y ese anonimato con el que expropias en las tiendas y que tu rabia la pongas en colectivo, lo nuestro no es espectáculo ni rédito político como Sánchez gordillo, lo nuestro es la rabia de la miseria, la rabia de la necesidad, por ello saqueamos en colectivo expropiamos bienes de primera necesidad a aquellas que están acumulando dinero gracias a la necesidad y miseria social, para repartirlos entre las nuestras.
Saqueo y expropiación de bienes de primera necesidad en colectivo para romper el aislamiento, para hacer palanca en los mercados para contagiar al resto de afectadas por el poder de un espíritu de desobediencia que solo puede ser el único camino de no retorno hacia un cambio social, hacia la mayor de las guerras.
La guerra social esta vez nos ha pillado armadas.