Publicado por DV & archivado en Burgos, Fractura Hidráulica, Textos.

El norte de la Pení­nsula Ibérica se ha mostrado desde tiempos inmemoriales siempre indómito a ser sometido por los grades poderes establecidos. Emperadores, califas, y señores feudales encontraron en estas tierras la horma de su zapato y consiguieron a duras penas imponer sus voluntades. En pleno siglo XXI una nueva amenaza se dibuja en el horizonte, una nueva batalla ha comenzado ya a librarse frente a un nuevo poder invasor que busca la obtención de riquezas a  través de técnicas de extracción de gas que suponen un grave peligro para el medio ambiente.

Fracking-Orbaneja

Publicamos a continuación un texto de la Asamblea contra la Fractura Hidráulica de las Meridandes donde se plantea la necesidad de resistir ante los proyectos de destrucción del entorno que albergan los poderosos lobbies energéticos.

Entre los pueblos del norte peninsular, en la cornisa cantábrica, el sentimiento de resistencia al invasor ha sido una constante histórica. Se manifestó en las guerras Cántabras, las que tuvo que librar el emperador Augusto para someter al poder de Roma a las últimas tribus rebeldes de Hispania, y en la resistencia nunca doblegada de estas gentes ante la monarquí­a visigoda de Toledo. Si hacia el 722 los musulmanes creyeron que toda la Pení­nsula estaba controlada, o que iba a estarlo en breve, se equivocaron, y a pesar de que instalaron guarniciones militares en la zona no llegaron a controlar una región que se caracteriza por su complicada orografí­a, su lluviosa climatologí­a y lo intrincado de sus bosques.

Emperadores, Califatos, Monarquí­as, … todos estos cambios en el uniforme y el lenguaje de los gobernantes, poco alteraron la vida cotidiana de las comunidades rurales. Hasta hace bien poco las mismas vigas de roble soportaban las casas de nuestros abuelos. El agua se recogí­a en las mismas fuentes y rí­os, el vino era prensado en las mismas cubas y el pescado cogido desde el mismo tipo de embarcaciones. La apropiación de los recursos naturales por una minorí­a, y la acumulación de la tierra en manos privadas, fue amplia y obstinadamente desafiada y gran parte del entorno continuó siendo aún un bien común. La gente viví­a en las casas que ella misma construí­a, se desplazaba por medio de sus propios animales, era autónoma en la obtención y el aprovechamiento de las aguas y dependí­a tan solo de la fuerza de su hacha y de los bosques comunales cuando deseaban calentarse.

Estos pueblos y estas gentes han visto pasar por sus tierras muchos imperios que ya no existen. La presente y mayor amenaza contra los bienes comunales(*1) no son los romanos, ni los visigodos, ni las gentes llegadas de los ardientes desiertos de Arabia. Pero una vez más son los que gobiernan, tanto de derechas como de izquierdas, aliados con los intereses de los distintos lobbys privados, con especial foco en el sector energético, los que pretenden desposeernos de nuestra tierra, los que pretenden apropiarse del entorno y transformar a las personas en una fuerza de trabajo asalariada al servicio de sus objetivos y los que pretenden en definitiva despojarnos de nuestra libertad polí­tica, civil y de conciencia a modo de neosiervos feudales.

Desde finales de la década pasada, la sucesión de ex altos cargos públicos que han estado a sueldo, o lo están, de las compañí­as energéticas es interminable: González, Aznar, Solbes, Acebes, Salgado, Ana Palacio, Manuel Marí­n, Martí­n Villa, Narcí­s Serra…

La Cuenca Vasco-Cantábrica es el dominio geológico con mayor potencial gasí­stico de la Pení­nsula y el punto de mira de los intereses de las multinacionales energéticas y las élites mandantes que los apoyan. Aquí­, en la cabecera de cuencas hidrográficas, como la cuenca del Ebro, que dan de beber a grandes núcleos de población, se pretende aplicar la fractura hidráulica para extraer hidrocarburos no convencionales. Es un atentado contra el sentido común y la salud de las personas y una amenaza para el normal desarrollo de las actividades socio-económicas tradicionales de las comarcas afectadas que están ligadas al uso de la tierra y del paisaje como la ganaderí­a, la apicultura, la agricultura, el turismo respetuoso con el entorno, la transformación artesanal de alimentos,…

Pero esto va mucho más allá de una amenaza al medio ambiente, que ya es grave; el fracking resquebraja todo principio democrático y la capacidad de la gente de gobernarse a si misma. A pesar de la amplia movilización popular, de las mociones en contra del fracking en prácticamente la totalidad de los ayuntamientos afectados, de leyes autonómicas que prohí­ben la fractura hidráulica, y de las innumerables voces internacionales a favor de moratorias basadas en el principio de precaución, los polí­ticos y burócratas estatales, amparándose en la Constitución Española (artí­culo 149.1.13.ª y 25.ª), se atribuyen la competencia exclusiva para determinar la planificación general de la actividad económica y las bases del régimen minero y energético. Consideran el fracking como una actividad de “interés general” y definen la comunidad local como un ente incapaz de decidir y proveerse de lo necesario para su propia subsistencia, definen el entorno natural en el que vivimos como una “riqueza”(*2) al servicio de las empresas.

En el pulso entre las comunidades en lucha por su autonomí­a y el lobby energético, una vez más el Estado se pone de lado del capital, eliminando el derecho legal sobre nuestras vidas, e imponiendo que son ellos, polí­ticos y empresarios (el par Estado-Capital) quienes tienen todas las competencias sobre cómo organizar nuestras economí­as, nuestras energí­as, nuestras decisiones.

Aunque toda la cuenca vasco-cantábrica está afectada, la provincia de Burgos es la punta de lanza de su ofensiva, la que más permisos reúne entre solicitados y concedidos por la administración. A pesar del ocultismo y la colaboración de la administración la hoja de ruta(*3) de las multinacionales es clara: utilizar los medios de comunicación, la universidad, los partidos polí­ticos, las autoridades locales, cualquiera que se deje comprar para generar consenso y aplacar la contestación popular. Manipular, retorcer la realidad y repetir una y mil veces sus mentiras hipócritas (puestos de trabajo, respeto al medio ambiente, seguridad y honestidad).

Hoy, las gentes que vivimos en de los valles y montañas del norte hemos de continuar con ese mismo espí­ritu de resistencia, y aferrarnos como irreductibles montañeses a un NO ROTUNDO y POPULAR. Debemos hacerles frente aquí­ y ahora, para que las perforaciones no se extiendan a otros territorios. Porque no queremos fracking ni aquí­ ni en ningún sitio. No esperaremos a que los partidos polí­ticos nos saquen del atolladero en el que nos han metido, ya que no moverán las posaderas de sus cómodas poltronas más que para apropiarse del triunfo y la voz de los que defiendan con éxito su tierra.

Las Asambleas de Araba, Cantabria, Burgos, Bizkaia… y las vecinas y vecinos de los pueblos afectados estamos consolidando un movimiento de resistencia al fracking, que ya lleva más de dos años informando y movilizando a los diferentes territorios amenazados por los permisos de investigación (*4) de hidrocarburos en los que se pretende extraer gas no convencional utilizando la técnica de la fractura hidráulica o fracking.

Este es un problema que nos afecta a todos. Los perdedores ya se conocen: las personas que vivimos en este territorio. Las consecuencias negativas serán para siempre: el destrozo de parajes naturales, culturales y sociales, la contaminación de acuí­feros y rí­os, el aumento del ruido y del tráfico y el deterioro de las carreteras por el paso de camiones pesados, el problema del almacenamiento y tratamiento de residuos tóxicos… Sólo unos pocos saldrán beneficiados: las empresas extractoras, alguna subcontrata del sector, algún cargo polí­tico. El asunto es claro, nos oponemos a la usurpación de bienes comunes como la tierra y el agua, y de bienes comunes más sutiles y más í­ntimos como son el aire que respiramos, el canto de los pájaros y otros bienes que son tan valiosos e intangibles como la tranquilidad, o el silencio.

Por todo ello, os animamos a mostrar vuestro rechazo públicamente, a participar en las manifestaciones, a colgar carteles y pancartas en balcones y ventanas, a difundir información entre amigos y parientes para contrarrestar la propaganda de las empresas. Porque quieren empezar a perforar ya, y lo harán donde menos oposición encuentren. Os animamos a informaros y a participar en las asambleas y las convocatorias que organizan las mismas, a aportar parte de vuestro tiempo, vuestra creatividad y entusiasmo para hacer frente al invasor. Es hora de posicionarse, no podemos quedarnos indiferentes aferrados a posturas derrotistas, narcisistas o apolí­ticas. Debemos defender nuestra libertad y nuestra tierra para evitar hipotecar el futuro de nuestros hijos y nuestros nietos. Esta constituye la tarea pública crucial y debe emprenderse con urgencia porque ellos ya están aquí­ y no se lo van a pensar dos veces a la hora de someternos y perforarnos

A 31 de Enero de 2014. En las merindades del Norte de Burgos.
Un miembro de la Asamblea contra el fracking de Burgos.

(*1) La gente llamaba comunales aquellas tierras sobre las que se tení­an derechos de uso compartidos, no para producir beneficios monetarios, sino para contribuir al aprovisionamiento de las familias.

(*2) Será este tipo de riqueza, el enriquecimiento comercial de los lores, los señores, la que trajo una nueva clase de pobreza: el empobrecimiento absoluto de los campesinos que fueron forzados a abandonar las tierras en pos de un trabajo asalariado. Las empresas, al organizar el trabajo a cambio de un salario, transforman a las personas en individuos económicos que dependen para su supervivencia de las comodidades producidas para ellos.
Debemos distinguir los bienes comunales en los se enmarcan las actividades para la subsistencia de la gente en algunas comunidades rurales, de la “riqueza” de la que se sirven las empresas para la producción de bienes de consumo sobre la que se asienta la vida actual. Los bienes comunales pueden existir sin intervención del Estado, pero las “riquezas” requieren de control judicial y policial para su defensa, en cada vez más cantidad y de formas cada vez más sutiles. Una vez controladas, su recuperación como bienes comunales se torna más y más difí­cil. Esta es una razón especial para la urgencia de defender lo que aún queda de los bienes comunales.

(*3) Como muestra, el desembarco de BNK en la cornisa cantabrica:
BNK Petroleoum gestiona los permisos SEDANO y URRACA en la provincia de Burgos, y el ARQUETU en Cantabria

-El 16 de septiembre de 2011 se otorga a Trofagás Hidrocarburos, S.L. el permiso URRACA (de investigación de hidrocarburos)
-Comienzan las primeras noticias sobre las bondades del fracking en Diario de Burgos, vocero oficial de BNK y las empresas del sector energético y de la construcción.
-Encuentros a puerta cerrada con alcaldes de los municipios afectados y charlas comerciales divulgativas con aforo limitado y derecho de admisión.
-21 de Junio. Organización de las Jornadas Shale Gas- Gas Pizarra “divulgativas, imparciales y de abierta participación” (a 150€ la inscripción) en la UBU. La Universidad Pública de Burgos al servicio del interés Privado.
-El 4 de enero de 2013, mediante una orden publicada en el BOE queda autorizada la cesión del permiso “Urraca” a BNK Sedano Hidrocarburos, S.L.U (empresa subsidiaria de BNK Petroleum, Inc., multinacional de origen Canadiense, cotizando en la bolsa de Toronto).
-A finales de septiembre 2013 la compañí­a distribuye 16.000 folletos comerciales Con el tí­tulo “El gas pizarra y la provincia de Burgos. Una oportunidad para todos” en 13 ayuntamientos, los incluidos en los permisos denominados Sedano y Urraca.
-El 31 de Octubre BNK traslada su sede social a Burgos capital. La multinacional ya tiene 1 oficina en la ciudad, 1 delegado en la provincia y otro centro en Madrid, cerca de los centros de decisión.
-El 5 de Noviembre instala su bastión más septentrional, la oficina de Medina de Pomar, mostrando su insolencia en las mismas narices de los afectados por el permiso URRACA. La contestación popular no se hizo esperar, una manifestación multitudinaria el pasado 7 de diciembre en Medina (con más de 2500 personas en un municipio de 6000) con la lectura de un manifiesto mostrando su rechazo a esta técnica y señalando a los culpables.

(*4)La investigación no es una forma altruista de recoger datos cientificos, sino una primera fase previa y necesaria para la posterior explotación. Los pozos de exploración son exactamente lo mismo que los pozos de explotación (aunque tengan otro nombre), ya que aplican la técnica de la fractura hidráulica. Tras recoger datos sobre calidad y cantidad de gas en los permisos de investigación, continúan con la explotación, sobre este mismo pozo de exploración y miles de nuevos pozos perforados.

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