Como es bien sabido ya, el número de salas de apuestas ha crecido de manera desmesurada en los últimos años.
¿Qué ha sido de ellas en estos tiempos de confinamiento? ¿habrá conseguido el coronavirus que no vuelvan a abrir?
Con el coronavirus llegó el parón en las competiciones deportivas y con ello el fin de la mayoría de las apuestas, pero debemos recordar que este tipo de negocios (ahora sólo disponibles de manera online) no sólo ganan dinero con las apuestas deportivas (aunque estas sean una de sus principales fuentes de ingresos), ponen a nuestra disposición un gran número de formas de vaciarnos los bolsillos: poker, ruleta,…
De hecho, una de los pocos gastos que han aumentado con el coronavirus es el poker online. Es lógico, personas con adicción encerrados en casa con mucho tiempo libre y una conexión a internet, una trampa perfecta.
¿Y qué ha pasado con los locales? Muchísimas salas de apuestas, casinos, bingos, … cerrados (al igual que el resto de comercios). En diversos medios de comunicación hablan de ellos como unas de las grandes víctimas. Suena casi paradójico que llamen víctimas a los verdugos de tantas personas.
Pero una vez más parece que los empresarios del juego no tienen de qué preocuparse. Es bien sabido que tiene amigos entre la clase política (un ejemplo lo tenemos con Rafael Catalá contratado como colaborador externo y asesor global de relaciones institucionales en Codere). De momento Almeida ya ha dicho que en Madrid se les rebajaran los impuestos, ¿será el único?
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