Publicado por DV & archivado en Burgos, Sanidad.

Pese a que los tiempos que corren hayan hecho que la sanidad pública sea mucho más valorada por todos, en general las administraciones han aprovechado la pandemia para incrementar el ritmo de privatización de la sanidad. Es necesario movilizarse e ir más allá.

Todos los partidos que en la pasada campaña electoral vitoreaban el desmantelamiento de la sanidad pública a bombo y platillo hoy evitan el tema. Sus consignas liberales han sido reemplazadas por tibios discursos donde se elude como se puede la tan cacareada privatización. Esta claro que nuestra sociedad tras la pandemia se ha vuelto mucho más sensible y beligerante contra los que pretenden privatizar la sanidad y esto los partidos lo saben. Pero, ¿qué nos pasaba antes? ¿por qué hay partidos que se jactan de querer privatizar la sanidad sin que sus votantes se escandalicen?. Muchas personas creen que la sanidad pública es un derroche, ineficiente, tiene un mal servicio y que la sanidad privada es la panacea. No lo creen porque lo han probado, lo creen porque se lo han contado, en innumerables medios de información o se lo ha contado el “cuñado”.

Todo esto de la privatización de la sanidad comenzó hace mucho tiempo, en 1997 con la ley 15/97 y el artículo 90 de la ley General de Sanidad. Una ley que firmaron, PSOE, PP, PNV, CC y CiU. Esta ley permitió desmontar centros públicos llamados de “gestión directa” para desmantelarlos poco a poco por servicios proporcionados por empresas privadas. La privatización no sólo afecta a temas relacionados directamente con la sanidad. La limpieza, el transporte o el mantenimiento son partes del sistema de salud público que están ampliamente privatizados y que antes de 1997 no lo estaban.

El hecho de que nuestra sociedad esté mucho más concienciada con la importancia de un sistema público de salud y que el discurso político de la privatización no esté presente en medios ha dado una sensación de respaldo generalizado. Pero no es así, de hecho la realidad es muy distinta. La pandemia ha hecho que muchas administraciones hayan acelerado la privatización de la sanidad, pacientes derivados a centros privados, nuevos servicios contratados a empresas, desmantelamiento de hospitales públicos, alquiler de hospitales privados… y lo peor de todo, ningún partido, ningún gobierno ya sea liberal o progresista, de izquierdas o de derechas se libra de haber colaborado en la privatización de la sanidad, ni ayer ni hoy.

Hoy, 25 de Febrero, los vecinos de Gamonal saldrán a la calle para reivindicar la construcción del centro de salud de Salud de García Lorca, se concentrarán a las 18:15h en la Rotonda del peregrino. Y el sábado a las 13h una manifestación desde la Plaza del Cid recorrerá las calles del centro de Burgos para protestar contra contra la privatización de la sanidad. ¿Les vamos a dejar sólos?.

Pero ni tan siquiera protestar contra el desmantelamiento de la sanidad es suficiente. ¿Os acordáis de la demanda de un “nuevo hospital público ¡ya!”? Seguramente Burgos no ha vivido manifestaciones y expresiones públicas tan amplias. Incluso el mismísimo alcalde llego a encabezar alguna de las manifestaciones. Por aquel entonces la alcaldía no estaba controlada por el PP y montarse en este carro era un baño de masas perfecto.

Se demandaba un nuevo hospital público y se hizo con fuerza y rotundidad, a los políticos no les quedó más remedio que pasar por el aro y vaya si pasaron, pasaron gustosos. El hospital fue otro negocio para amigos y fieles a la corte, ni fue ni es un hospital público. Para cuando nos quisimos dar cuenta la protesta estaba desmovilizada y el negocio iba viento en popa. Habíamos mordido el anzuelo. Quizás hoy a muchos burgaleses el nuevo hospital no nos guste, pero menos les gustará a sorianos o palentinos que tienen que desplazarse a Burgos, la Junta de Castilla y León gasta demasiado dinero en el hospital de Burgos como para mejorar y ampliar los servicios sanitarios en Soria o Palencia. No nos vale con protestar, no nos vale con creernos las promesas del político de turno, necesitamos un trabajo constante donde se vigilen todos y cada uno de los pasos que se dan. Lamentablemente estamos muy lejos de esto, hemos dejado que el zorro cuide de las gallinas.

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