Puede que todo el auge de la ultraderecha no hubiese sido posible sin la inestimable ayuda del arco socialdemocrata que hoy puebla el parlamento liberal español, desde lo más rancio del PSOE a lo más “revolucionario” de Podemos o el PCE.
… La burguesía reconoce que para no desaparecer como clase no puede permitir que el parlamento sea de verdad un parlamento. Es decir el parlamento bajo condiciones capitalistas es que no es un parlamento y que si el parlamento tiene que ser un parlamento lo que hace falta es superar el capitalismo …
Esto lo comentan Carlos Fernández Liria, uno de los ideólogos de Podemos, y Clara Ramas, exdiputada por Más Madrid, en una interesante conversación entre dos destacados marxistas publicada en el canal del propio Carlos Liria. Pero, lo cierto, es que no necesitamos ver el vídeo. Tampoco leer e interpretar sesudamente los plumberos textos de Marx o leer a Foucault, aunque este lo explicó mucho más clarito. Simplemente vale con echar la vista atrás y revisar la historia para darse cuenta que la izquierda en el parlamento liberal es mucho más útil para el capitalismo que para el socialismo. Es una trampa sea cual sea la visión de socialismo que tengas.
Al menos desde el 15M a nuestros días todas las luchas han sido recuperadas, adaptadas a las instituciones y delicadamente incorporadas a la normalidad social con el beneplácito del poder oligárquico. Deberíamos empezar a reflexionar si votar a la izquierda es parar a la ultraderecha o por el contrario darla más fuerza. La izquierda parlamentaria sabe bien como domesticar las luchas y ponerlas a los pies del capital. El 15M nos trajo una clara desconfianza en los partidos políticos y por consiguiente , aunque costó, la lucha se recuperó. Se crearon nuevos partidos y se incorporaron al parlamento, un parlamento más complejo pero igual de útil que antes para los que de verdad mandan. Las luchas de la vivienda no impulsaron reformas de acceso para que todas pudiésemos tener una casa. Hoy la socialdemocracia defiende a capa y espada a los rentistas de este país y el Ministerio de Vivienda ha salido de 1984, en realidad debería llamarse Ministerio de la Especulación Inmobiliaria. La cuarta hola feminista ha sido integrada en las instituciones y la gramática feminista asumida con normalidad pero siguen ahí las diferencias y continua el patriarcado, eso sí, tenemos un Ministerio de Igualdad, otra sátira de la estrategia electoral. El colectivo LGBTQIA+ es usado para lavar la cara de empresas e instituciones y su bandera ondea en muchos sitios pero mientras se sigue discriminado y persiguiendo a este colectivo. Junto al “Rainbow Washing” hay también un “Green Washing”, todo es verde y todo es ecológico pero contaminamos más que nunca.
Todas las luchas han acabado con una victoria moral, pero no material. Hay razones pero apenas acciones. Durante los últimos años todas las luchas han acabado recuperadas por el capital con la inestimable ayuda de la socialdemocracia. Tras este panorama ¿qué es lo verdaderamente revolucionario?. La derecha tiene una respuesta que convence. Ha transformado todas las luchas recuperadas para que parezcan parte del sistema y hoy para muchos de sus votantes lo reaccionario es lo revolucionario. El ecologismo es una estafa y el calentamiento global una milonga. El feminismo es una tiranía. El colectivo LGBTQIA+ está enfermo. Han conseguido que mucha gente acepte la teoría conspirativa del marxismo cultural como cierta. El nuevo fascismo es la izquierda y las feministas son “feminazis” que legislan desde de las instituciones. La tolerancia a otras culturas es el avance del peligro islamista. Este discurso es tan bien acogido que ha llegado incluso a traspasar a la izquierda. Al aquelarre lo han llamado rojipardismo y sus mensajes se confunden con los de la ultraderecha de forma incuestionable:
Esta situación puede responder también a una cuestión que hoy preocupa a politólogos y sociólogos: ¿Por qué los jóvenes tienden más a la derecha?. Puede que los jóvenes vean más revolucionario el discurso de la derecha que el de la izquierda aunque el de la derecha sea falaz. Puede que muchos de los que en su día votaban el cambio de izquierdas y habían bebido del discurso del 15M hoy se hayan pasado al cambio de la derecha. Tan sólo buscaban y buscan eso, el cambio. ¿Tal vez lo mejor para todas es que gobierne la derecha? para que nos quede claro que la lucha está en la calle y no en el parlamento. ¿Tal vez es hora de gritar más fuerte contra los partidos?, vengan de dónde vengan.
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