La imagen «histórica» que se nos está mostrando de la lucha contra la dictadura franquista, tanto desde el ámbito universitario como desde el mundo editorial dominante, ha dejado en una posición secundaria a los diversos sectores libertarios que lucharon contra el franquismo.
Ante esta constatación, a medio camino entre el análisis ponderado y la defensa de la militancia libertaria en su lucha antifranquista, habría que señalar que afortunadamente y de tanto en tanto nos vamos encontrando con documentados trabajos de militantes que nos dan luz y conocimiento acerca de la resistencia libertaria contra el franquismo.
Salvador Gurucharri y Tomas Ibáñez, dos veteranos militantes de las Juventudes Libertarias del exilio español, forman parte de esa tipología de historiadores-militantes a los cuales me he referido anteriormente. En esta breve reseña sobre la reciente aparición de su libro Insurgencia libertaria. Las Juventudes Libertarias en su lucha contra el franquismo (Virus 2010) nos encontramos ante un recorrido minucioso y preciso que nos relata los orígenes de la historia de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias (FIJL) desde sus inicios allá en el año 1932, para adentrarse posteriormente en el periodo principal de su estudio histórico, aquel que abarca principalmente los años que transcurren desde 1962 al 1969.
Como bien señalan, los autores en la presentación del libro, la periodificación establecida no es casual y la misma obedece al inicio y desenlace final del periodo más combativo que desarrollaron las FIJL en su lucha contra el franquismo al finalizar la Segunda Guerra Mundial. A grandes rasgos la intervención militante de la FIJL pretendía cubrir dos escenarios que se consideraban fundamentales para el desarrollo y coherencia de la lucha antifranquista de signo libertario.
En primer lugar agrupar a «todas las sensibilidades libertarias» del exilio y el interior que en aquel momento pasaban por conflictos enquistados que en cierta forma «paralizaban» buena parte de las energías de la resistencia antifranquista. La FIJL con su visión menos «contaminada» por sucesos anteriores podía jugar de puente positivo para los intentos de reunificación que finalmente se dieron en el Congreso de la CNT en Limoges de 1961, después de un largo proceso de escisión que se arrastraba desde el año 1945.
En segundo lugar, y a partir de esta unidad, se pretendía cambiar la dinámica pasiva de la lucha antifranquista en el exilio por otra que fuera capaz de llevar acciones directas violentas contra la Dictadura y que se hiciera presente en los «media» a nivel internacional. Cuando hablamos de acciones contra la Dictadura éstas incluían, desde la sencilla y necesaria propaganda hasta algún intento documentado de atentar contra el mismo dictador Franco en lo que se consideraba una acción que podía desestructurar al régimen franquista y provocar un cambio de escenario político más favorable y acorde con el ideario libertario.
Se puede indicar que los dos objetivos que se proponía la FIJL y que hemos señalado anteriormente se cumplieron «formalmente» durante un breve espacio de tiempo en un organismo que agrupaba al M.L.E. (CNT-FAI-FIJL) y que se denominaría «Defensa Interior» (D.I.). Ahora bien con la misma rotundidad se puede afirmar que en la practica los máximos defensores de esta estrategia de hostigamiento violento fueron exclusivamente los miembros de la FIJL acompañados de algunos viejos y carismáticos militantes (Garcia Oliver, Cipriano Mera, etc) que les apoyaban en su decidida lucha contra la dictadura franquista.
Una de las múltiples cualidades que este libro posee está centrada, a mi modo de ver, en explicar «efectivamente» como va transcurriendo el proceso de organización de la FIJL, sus acuerdos, sus dudas, sus discrepancias en los diferentes acuerdos que se fueron desarrollando en la dinámica activista y que les arrastró a situaciones duras de represión y de muerte de algunos compañeros como fue el caso de Joaquín Delgado y Francisco Granados asesinados «a garrote vil» por la dictadura franquista en el año 1963.
Otra de las cualidades que me gustaría destacar del texto y del propio espíritu del libro es ese sano ejercicio de volver al pasado y mostrarnos los diversos caminos por los cuales se podía haber transitado y que no tenían que ser exactamente los que se recorrieron en su momento. No se puede hablar de autocrítica, en sentido estricto, pues los autores en un juego virtual de pesos y medidas llegan a la conclusión de que el camino andado fue el mejor posible. Sin embargo si que se expresa en toda su crudeza los nudos y cruces de caminos en los cuales estuvo inmersa la FIJL en este apasionado y duro viaje que ha representado la lucha antifranquista de signo libertario durante esta época.
Salvador Gurrucharri y Tomas Ibáñez nos han dejado un buen libro de historia que nos adentra en una generación de jóvenes libertarios (FIJL) que apostaron por luchar contra el franquismo y asimismo abrir nuevos caminos de experimentación política y social que enlazaran con los nuevos movimientos libertarios en el ámbito europeo.
Reseña publicada en Polémica, julio-agosto 2011
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