Después de una semana de trabajo en la que se ha intervenido y delimitado cuatro de las varias fosas comunes que existen en el Monte de Estepar, el equipo multidisciplinar que ha estado desarrollando los trabajos de exhumación ha dado por finalizada la campaña arqueológica de este verano. Tras excavar en tres de las fosas localizadas, se ha logrado recuperar setenta cuerpos de personas que fueron ejecutadas en este paraje burgalés en los primeros meses de la Guerra Civil Española. Queda pendiente para el mes de noviembre la apertura de la cuarta fosa restante, cuya excavación coincidirá con el homenaje que anualmente se realiza a los represaliados en el Monte de Estepar.
El equipo coordinado por Juan Montero, arqueólogo de la Coordinadora Provincial para la Recuperación de la Memoria Histórica de Burgos, y el antropólogo forense Francisco Etxebarria, alberga la esperanza de poder dar continuidad el próximo año a los trabajos de localización de las fosas que aún existirían diseminadas por la zona.
Durante toda la semana anterior, el Monte de Estpear ha sido escenario de una campaña de excavación arqueológica que se ha marcado como objetivo localizar las fosas comunes donde se hayan los restos mortales de aquellas personas que fueron ejecutadas en este paraje de la provincia de Burgos poco después de que se produjera el golpe de Estado de julio de 1936, cuyo fracasó dio como resultado el inicio de la guerra civil.
Burgos y su provincia, a pesar de encontrarse en zona de retaguardia, fueron el escenario de una cruenta represión planificada por las nuevas autoridades beligerantes que durante los primeros meses del conflicto bélico procedieron a la detención ilegal de cientos de personas que ingresaron en las prisiones de Burgos.Tras ser paseados o sacados de las mismas por la Guardia Civil o piquetes de falangistas, sus restos se encuentran diseminados por las distintas fosas comunes de una geografía de la represión que en el Monte de Estepar tiene uno de sus máximos exponentes.
Llama la atención que a pesar de la casi nula atención que los medios locales han prestado, los trabajos de exhumación de las fosas comunes han generado una amplia expectación. No han sido pocas las personas que se han acercado para seguir de cerca el proceso de excavación, siendo el homenaje celebrado el pasado sábado 26 de julio, en el que se dieron cita familiares de los ejecutados, además de personas y asociaciones que han hecho posible la misma, uno de los momentos más emotivos.
Por otro lado, tampoco ha de extrañar la total ausencia de todas y cada una de las instituciones pues su desinterés por los trabajos que se han realizado en el Monte de Estepar pone de manifiesto que, en muchos casos, aquellos que actualmente nos gobiernan, son los herederos de los que ejercieron la limpieza social y política que regó de fosas comunes la provincia de Burgos. Frente a este marcado desinterés, aquellos que han hecho posible los trabajos de exhumación en Estepar han demostrado que no es necesaria la ayuda institucional para llevar a cabo proyectos de tanta envergadura como el que se ha emprendido durante estas jornadas del mes de julio en Estepar.
La recuperación de la Memoria Histórica es un proceso necesario que lejos de “reabrir viejas heridas” como se apunta desde determinados foros, es un ejercicio necesario de dignidad para aquellas personas que fueron asesinadas sólo por su ideales de justicia y libertad. Más allá de las cuestiones técnicas, el Monte de Estepar representa a la vez el horror de la cruenta represión franquista y la amargura del silencio cómplice que durante décadas ha sumido en el olvido a los represalidos de Estepar y de otros funestos enclaves, un silencio propiciado por los mismos que diseñaron la llamada Transición Democrática y sustentan las bases del actual régimen político.
YOLANDA
Es hora de la verdad y de justicia.