Ha llegado a la redacción de DV el siguiente texto el cual es una reflexión sobre el consumismo y lo que con el conlleva.
Desde aquí animamos a su lectura y más en estos días en los que se nos incita al consumo feroz desde casi todos los agentes que nos rodean.
Consumir no eclipsa los problemas a los que como sociedad y especie nos enfrentamos: hambre, guerras, destrucción del medio ambiente, precariedad laboral, éxodos….
Un año más, el bombardeo de publicidad vuelve como el turrón. Cientos de productos son promocionados por hombres y mujeres de éxito haciéndonos creer que si los consumimos podremos parecernos a la Naomi o al Casillas, oler como el Cristiano o la Shakira, tener el tipo de la Pataki o encontrarnos saludables como Coronado. Estas tretas publicitarias hace años estaban mal vistas, no gustaba aquel o aquella que prestaba su imagen para engañarnos. Ahora y gracias a la imbecilidad y uniformidad que se promociona desde los medios y el poder, esperamos con ansia el nuevo producto que nos saque del aburrimiento y llene nuestra vida de sentido. Pero lo material nunca podrá suplir los vacíos existenciales a los que las sociedades capitalistas se enfrentan.
Seamos conscientes de que el consumismo es la principal herramienta que tiene este sistema capitalista, el cual nos esclaviza y explota. La progresión TRABAJA-CONSUME-TRABAJA, se ha impuesto y la alienación es total. Además el consumismo expolia los recursos de todos los países, genera la enfermedad crónica de la insatisfacción permanente, que nos convierte en esclavos de todo lo superfluo e innecesario que el mercado vende como necesario. Somos un producto más para él.
Se hace difícil recordar que el planeta se muere y sus asesinos somos nosotras. El nivel de producción y el aumento de ésta, por no hablar de la contaminación, terminará con todos los recursos naturales. ¿Con que cara les vamos a explicar a nuestros hijos o nietas, que no verán ciertas especies de flora y fauna por la devastación humana?, ¿que ya no llueve y la desertización es mayor?, ¿la contaminación de ríos, mares, océanos y del aire irrespirable de las ciudades?,¿Cómo les explicaremos que no hicimos nada?
Reflexionemos también sobre la explotación que hay detrás de todo. No olvidemos que para que las multinacionales ganen más, que es su objetivo, hay horas de explotación, aquí y en todas partes. Seguirán aumentando sus beneficios recortando nuestros derechos, robándonos salarios e intentando que trabajemos más horas por menos. Los políticos de turno modifican sus leyes para proteger y dejar campar a sus anchas a estas empresas destructoras de la vida.
Pensemos realmente sobre los hábitos y tipo de vida que tenemos, para qué trabajamos, en qué gastamos lo que ganamos. “Tenemos trabajos que odiamos para comprar cosas que no necesitamos“.
Es de urgencia, frenar el consumo enfrentándonos al poder como sociedad consciente.
Confiemos y apostemos por nuestra capacidad de autonomía y autogestión frente a un sistema productivo capitalista que entiende a las personas tan sólo como consumidores o recursos a explotar.
Anónimo
Un buen texto para la siguiente época consumista LAS REBAJAS. Corra señora, que lo regalan.