Antes incluso de que llegará la Caixa, en aquel frankenstein bancario de corta duración que llamaron Banca cínica cívica muchos se preguntaban que iba a pasar con “La Caja”.
Pero un símbolo de la ciudad que tanto bien ha hecho y gestionado no iba a desaparecer de la noche a la mañana.
En 2013 Caja de Burgos fruto del difícil panorama económico dejó de existir y La Junta de Castilla y León le otorgó a La Fundación Caja de Burgos un carácter especial que en 2014 cambió para cumplir una ley y convertirse en lo que es hoy, una fundación bancaria que tiene capacidad, muy reducida eso sí, de intervenir en la dirección de uno de los grandes bancos del estado español: La Caixa.
La Caja, la de Burgos, nació durante la Dictadura de primo de Rivera en 1925 y pese a que sus fundadores e ideólogos te puedan gustar más o menos las cajas han sido durante muchos años algo por y para los pobres, copia de los Montes de Piedad italianos, de hecho muchas de ellas llevan en sus históricos nombres esas denominaciones, Caja círculo por ejemplo se llama con nombre y apellidos: Caja de Ahorros y Monte de Piedad del Círculo Católico de Obreros de Burgos. Los Montes de Piedad estaban íntimamente ligados a la iglesia, pero el nuevo vehículo financiero que se orquestó en 1925 no lo iba a estar.
Actualmente han desaparecido todas las cajas, menos dos catalanas con muy poco volumen. Todo ha acabado en fundaciones, bancos con nombres de caja y acciones. Pese a que Caja de Burgos no tenía un fin de enriquecimiento particular y sus clientes eran pobres con el tiempo fue el vehículo bancario por excelencia de todos los burgaleses, ricos, pobres, jóvenes y mayores. El poder financiero de la entidad era palpable y lo que llama al dinero termina llamando al poder y a la corrupción. Caja de Burgos ha sido el vehículo de personas influyentes, con permiso de políticos, para adquirir créditos ventajosos y poder pegar pelotazos ,en su gran mayoría urbanísticos. Esta semana hemos podido ver como alguno de sus últimos directivos se pasó de listo, llego a concederse esos créditos a el mismo y se sentará en el banquillo de la Audiencia Provincial de Burgos por ello. Pero pese a que el tinglado funcionaba a las mil maravillas, la burbuja inmobiliaria arrasó con todo. Hoy ha quedado todo al descubierto y aunque aún seguimos llamando cajas a los bancos, ya sea en catalán o en castellano, muchos ya sabemos que sea caja o sea banco no hay apenas diferencia, alguien se enriquece con ello.
Si bien hoy Burgos ya no tiene cajas, si tiene una flamante fundación. Una fundación que gestiona toda la riqueza que nos quedó y sus beneficios como lo hacia antes de la burbuja, los destina a la caridad, la cultura y esas cosas que hace la gente buena hace, la fundación nada tuvo que ver en vender los ahorros de los burgaleses a caciques, políticos y empresarios varios, solo hace obra social. De hecho este año 2018 nuestra querida fundación destinará un porrón de millones como el año pasado a hacer cosas tan entrañables como el “Foro solidario” donde se habla de refugiados. Los amigos de la fundación no han cambiado, hoy gestionan migajas y ayer gestionaban fortunas, pero con el mismo estilo y barriendo para la misma esquina. Larga vida a la Fundación, a sus acciones, sus posesiones y los políticos que la cobijan, mientras ellos estén presentes tened por seguro que reinará la miseria.
C
– “la Dictadura de primo de Rivera”, mal.
– “esas cosas que hace la gente buena hace”, mal.
pero
– ” la fundación nada tubo que ver”??????
DV
Tienes razón, ya está corregido.