Estos días la empresa Codere se ha liquidado, dejó de cotizar en bolsa, se fue amigos, quebró.
Algunos esperábamos que con ella se hubiesen ido también esos infames negocios a pie de calle llamados “salas de apuestas”.
La caída de Codere no ha sido algo imprevisto, ya se sabía que la empresa tenía problemas muy graves desde hace unos años. De hecho ha sido uno de los argumentos de muchos especialistas para sospechar que tras el sector del juego hay una burbuja económica.
Pese a su caída la división online de Codere seguirá operando desde el otro lado del atlántico. Que caiga esta empresa es motivo de celebración por muchos aspectos.
El político
Codere era una de las puertas giratorias del Partido Popular. Por esta puerta giratoria se llegó a colar nada menos que el ministro de justicia Rafael Catalá. Pero no solo era una puerta giratoria, era obviamente mucho más que eso. En el libro escrito por Luis y Daniel Díez “¡Jugad, jugad, malditos!” se habla por ejemplo de tratos de favor desde el ministerio de hacienda por parte de Cristobal Montoro. La lista de figuras relevantes populares relacionadas con el juego es larga pero de entre todas ellas a los burgaleses nos interesa sobretodo conocer la de Alfonso Fernández Mañueco. El presidente de la Junta de Castilla y León está situado como una de las principales conexiones que tenía el sector del juego en el mundo de la política regional. De hecho Mañueco fue el presidente de honor de la Fundación Social del Juego Privado durante 2006 como nos relatan los Díez en su libro.
Pero lo de Mañueco bien puede ir mucho más lejos, en una entrevista realizada por “El salto diario” unos de los creadores del libro “¡Jugad, jugad, malditos!” llega a decir lo siguiente de Mañueco respecto a la corrupción de los populares con el juego:
“En Castilla León hay bastantes signos de que ha podido ocurrir lo mismo con el presidente de esa comunidad. El jefe de ética del Partido Popular, Andrés José Ayala Sánchez, era socio y trabajaba como conseguidor para el grupo murciano Orenes. Y podría seguir contando muchos más, pero mejor dejamos que se lean el libro.”
El ámbito local
A Burgos Codere llegó de la mano de una empresa llamada “Estación 40”. Probablemente a pocas les suene este nombre, pero seguramente no la marca “C4sino”, que es la marca que gestiona la empresa. “Estación 40” es la empresa que más salas de juego posee en Burgos y de la que ya hablamos en este medio hace un tiempo. Si no conoces las malas artes de esta empresa deberías leerlo.
Pese a que los autores de “¡Jugad, jugad, malditos!” señalen a Mañueco o a Ayala entre otros, no hablan de un personaje popular muy interesante y de importancia actual: Luis Miguel González Gago. Gago fue el responsable de juego hasta 2019 en la Junta de Castilla y León. La patronal del juego lo ensalzó y alabó de forma desmedida a su llegada mientras que su abandono del cargo se trato como si de una defunción se tratase. Gago siguió su andadura política pero parece que no abandonó sus buenas conexiones con el juego ni la buena sintonía con la patronal. Ahora es el director de los Servicios jurídicos de la Junta de Castilla y León.
El verano del 2020 el Ayuntamiento de Burgos aprobó una modificación del Plan General de Ordenación Urbana para impedir que se pudiesen abrir más salas de juego en zonas residenciales de Burgos. La medida, obviamente, no fue bien recogida por la patronal del juego pero sorprendentemente tampoco por la Junta de Castilla y León. La Junta de Castilla y León y con ella toda la patronal del juego llevaron a los tribunales al Ayuntamiento de Burgos. Para muchos Gago está detrás del litigio entre la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Burgos. Además los escritos particulares contra la medida del Ayuntamiento de Burgos son burdos “copia pegas” del presentado por la Junta de Castilla y León.
El social
Obviamente que desaparezca Codere hará que también desaparezca su capital. Codere era una gran empresa, de los 300 millones de euros al año que la patronal del juego gasta en Marketing un buen pellizco lo aportaba este gigante español del juego. Marketing que básicamente generaba, activaba y reenganchaba ludópatas. Pero el plan de Codere para promocionar el juego era mucho más sibilino e inteligente que comprar jugadores de fútbol o comprar espacios en canales de radio y televisión. Codere tenía a catedráticos bajo cuerda, numerosos estudios sobre el juego fueron presuntamente financiados por esta empresa bajo su fundación y firmados con el sello de la Universidad Carlos III.
Brindar por la caída de esta empresa es obligado, pero también es necesario seguir vigilando de cerca esta lacra empresarial que azota nuestra sociedad desde hace tiempo y que casi con toda seguridad ha calado de lleno en la clase política.
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