Con un espejo retrovisor es un escrito editado justo despues de que los compañeros encarcelados en Grecia salieran del hospital tras su larga huelga de hambre .Un análisis que, a pesar del tiempo transcurrido, sirve para recordar de forma abordar de forma crítica como se llevo a cabo la campaña de solidaridad con los detenidos, y que esperemos que signifique el punto de inicia d euna nueva movilización. Recordemos que un compañero de Burgos será juzgado por estos hechos.Actualmente la corte judicial ha puesto ya fecha a la vista oral comenzará el 9 de enero de 2008.
Después de casi dos meses de huelga de hambre y de frecuentes y diversas muestras de solidaridad en las calles de decenas de lugares, la administración de justicia griega ha optado por sacar a nuestros siete compañeros de sus zulos públicos. El asunto era insostenible (cuando estas cosas salen por Radio Nacional es que el sistema las ha recuperado y ha dejado de ser rentable políticamente hacer de malo de la película) y hasta el fiscal había perdido ya la calma y los papeles cuando ordenó la alimentación forzada. Todo lo que había de montaje era demasiado cutre, y lo que no podía ser, no pudo ser: los siete ya están en la calle. Aunque con cargos y la obligación de permanecer en Grecia hasta que se celebre el juicio (y hospitalizados por un tiempo), pero en la calle.
Y bien que nos alegramos por ello. Sin embargo, no ha de ser despreocupada esta alegría, porque es ahora cuando deberíamos fijarnos en lo que se ha hecho por esta gente y en cómo se ha hecho, más que nada para aprender de los errores y para poder actuar mejor en un caso semejante. Desde junio hasta noviembre es mucho lo que ha pasado, pero… ¿hasta qué punto han sido útiles las acciones?.
Podemos decir que, como suele pasar, ha habido tres tipos de hechos en cuanto a sus efectos: los que han servido para algo, los simplemente inocuos y los manifiestamente negativos. Entre los que más directa y dignamente han contribuido a la excarcelación de los siete podemos citar, en primerísimo lugar, la propia huelga de hambre que han sostenido cinco de ellos. Ha sido un órdago al estado griego, y lo han ganado: en una mano, su vida, en la otra, la calle… Gran aplauso. La presión y el activismo de los compañeros griegos también ha de haber influido notablemente en la decisión judicial: sólo hay que mirar las crónicas para darse cuenta de lo que se ha llegado a montar allí. Y, a mucho menor nivel, la poca presión “efectiva” (dolorosa y económicamente gravosa) que, desde el extranjero, se le haya podido aplicar al susodicho estado. Todas estas acciones tienen en común la afinidad con la lucha de los compas presos y son síntoma de una solidaridad real.
De las acciones inocuas o de muy reducida repercusión podemos decir que nos lo han parecido todas las que se han hecho ciega e inocentemente pero siempre bienintencionadamente: desde las cartas individuales que les hayan podido levantar el ánimo a los compas hasta los apedreamientos indiscriminados a diversas superficies vítreas, pasando por algunas de las recogidas de firmas (las espontáneas más que nada) y de los ayunos voluntarios, los encadenamientos…
Y de las acciones contraproducentes, pues básicamente todas las que han pasado por encima de la voluntad y las ideas de los propios compas con intenciones que distan mucho de ser las propias de una solidaridad real con un preso anarquista.
Campañas que arriman el ascua a la sardina de la organización tal, carteles que hablan de unos pero no de otros, panfletos que piden al lector que comente la noticia de la huelga de hambre con periodistas y políticos de cualquier color… Al principio (en junio, julio…) hubo algo de lo primero; en verano nada de nada de nada, y cuando la huelga de hambre se iba haciendo más y más larga, una mezcla de desesperación y de delicada manipulación contribuyó a que aparecieran llamamientos como el arriba descrito. Las acciones desesperadas puras son algo más inevitable que otra cosa, y suelen venir de la gente que más cercana está a los presos. Son acciones sentimentales y ciegas, que por intentar ser radicales (radicales en su efecto, se entiende) acaban por hacer más daño del que intentan reparar (salvo excepciones). Pero, ¿quién le va a decir a una madre que no…? Pues eso.
Una cosa sí hay que decir: de todas estas acciones, es evidente que algunas hacen avanzar la lucha y que otras la frenan. Pero siempre hay que fijarse en las que resultan imaginativas, aunque sus efectos no sean todo lo contundentes que podría desearse. Estas acciones (algunas ya viejas pero nunca usadas en este caso concreto, con el que cobran nuevo sentido), por lo menos, aportan aires nuevos a la dinámica de la lucha y, quizá, con un poco más de rodaje podría sacárseles más partido. Y creemos que hay que tener cuidado con los caminos trillados, pues incitan a la acción ciega e inoperante. Una cosa que puede decirse de la forma en que se ha llevado la “campaña griega” es que ha carecido por completo de visión. O que ha habido muchas visioncillas con diversos grados de miopía. Se han hecho cosas por fórmula, sin análisis ni nada, que han costado mucho dinero y que han valido para poco. Otras, en cambio, como las mesas y las charlas informativas (reales y electrónicas) han difundido la historia con bastante eficacia (para quien tuviera un mínimo de interés). Cuando la huelga de hambre ya se estaba poniendo negra, y el morbo ha alcanzado el nivel preciso para poder ser recuperado (han estado a esto de ser mártires, dicen), la masa mediática ha aparecido y, de repente,… lo poco que de anarquista y de revolucionario pudiera haber tenido la campaña en su conjunto se eclipsó ante el victimismo de los medios. Al final, los compas salieron: final feliz, pasamos página y si te he visto no me acuerdo. Y la ministra, congratulándose…. vivir para ver y sacarse los ojos.
Iniciativa solidaria de los anarquistas griegos ante el Parlamento
(Luego está el tema de la antiglobalización en sí… Contracumbres nunca máis, por favor, que les estamos sirviendo de vacuna a los maderos. Vale que la revuelta en sí tenga su valor como hecho destructivo y que con ello haya llegado a provocarse cierta inquietud y hasta debate en la sociedad sobre temas de los que antes no se hablaba, pero… Nos han recuperado como a folclóricas, nos han zurrado y encima han aprendido a globalizar la represión más de lo que ya estaba. ¿Cuánta gente hay que por haberse ido de turismo revolucionario ya no va a poder sacarse al ojo escrutador de encima?)
Y luego resulta que hay muchos otros compañeros encarcelados con cargos mucho menos recuperables, que ven oxidarse los barrotes igual que lo hacían los compañeros en Grecia. Dos personas del segundo montaje de Valencia y cinco del último de Barcelona han sido los objetivos más recientes de la represión terrorista que el Estado ejerce contra quien intenta recuperar su libertad y, con ello, su vida. Y no son víctimas inocentes: son (como lo son también los de Grecia) gente consciente de la desgracia de su tiempo que se ha propuesto pasar por encima de ella para arrancarle lo que le ha sido arrebatado por la más cruel de las violencias: la que se ejerce indolentemente desde el nacimiento hasta la muerte de todo bicho viviente: la violencia cotidiana de esta sociedad demente. La solidaridad (y la lucha contra todo lo que nos oprime) tiene que seguir desarrollándose y avanzando, por ellxs y por todxs lxs que siguen dentro del agujero y por nosotrxs y por todxs los que seguimos gravitando en torno a él. Que el agujero negro de esta sociedad desaparezca, de todxs depende.
Cualquier grado de esclavitud pisotea la libertad
Libertad pa tós.
(Texto de uno de los panfletos que se repartieron en la manifestación del sábado 29 de noviembre de 2003 en Madrid por los detenidos en Tesalónica.)
muppet
Ostia estos griegos no se andas con ostias que bueno yo lo de la sardina no me lo sabia!
pitipajas
Comentario sobre el desalojo de casas viejas en sevilla!!!!
basta ya