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El anarquista italiano Alfredo Cospito cumple ya su tercer mes en huelga de hambre en contra de su inclusión en el régimen carcelario conocido como 41 bis. Publicamos a continuación un artículo aparecido en la web de alasbarricadas.org y desde DV nos sumamos a la campaña de apoyo internacional con el compañero.

Alfredo Cóspito ha cumplido su tercer mes de huelga de hambre. Se puso en huelga durante la audiencia que tuvo lugar en el Juzgado de vigilancia de Sassari, el 19 de octubre. La huelga va contra del régimen carcelario del 41 bis en el que se encuentra actualmente y contra la cadena perpetua sin posibilidad de ser revisada. Alfredo ha transcurrido ininterrumpidamente sus últimos 10 años en la cárcel en las secciones de Alta Seguridad hasta su traslado al 41 bis.

Alfredo

Alfredo es un anarquista de Turín, activo desde los años 80, por tanto con décadas de militancia a sus espaldas. Desde muy joven ha sufrido la represión del estado. Por ejemplo, en los 80 estuvo en prisión por declararse insumiso al servicio militar. Siempre ha estado comprometido con la línea del insurreccionalismo.
El 7 de mayo de 2012 en Génova, le disparó a las piernas del director general de Ansaldo Nucleare Roberto Adinolfi. Aquel día formaba parte del llamado “Núcleo Olga” pertenenciente a la Federación Anarquista Informal. El atentado protestaba contra el fantasma nuclear en Italia. Justo se acababa de vivir la tragedia de Fukushima y se pretendía castigar a los responsables de la proliferación de las nucleares. Tras la acción Nicola Gai y Alfredo fueron detenidos y posteriormente juzgados. En el juicio reivindicaron su gesto con la cabeza bien alta asumiendo sus actos.
El pasado 5 de mayo de 2022, tras diez años de cárcel, Alfredo recibió la notificación de su traslado de “Alta Seguridad 2” a “41 bis”. Unos meses más tarde, el 6 de Julio de 2022, el tribunal de Casación (equivalente al Tribunal Supremo) recalificó cmo “masacre política” el ataque explosivo contra la escuela de los Carabinieri de Fossano de junio 2006. Entonces fue reivindicado por el grupo Rivolta Anonima e Tremenda de la FAInformale, del que se acusaba a los compañeros Anna Beniamino y Alfredo Cospito. Por consiguiente, se producía un endurecimiento de la pena. El endurecimiento podría traducirse en cadena perpetua sin derecho a beneficios penitenciarios (llamado “ergastolo ostativo”).

Alfredo Cospito expulsado de la sala del tribunal de Génova // Todo por Hacer

El régimen 41 Bis
Desde los años 80, Italia cuenta con un régimen penitenciario de férreo aislamiento denominado 41 Bis. Este sistema de “cárcel dura”, como se le conoce coloquialmente, fue creado en 1975 para los delitos más graves y los motines dentro de las penitenciarías, pero se les empezó a aplicar a los mafiosos tras el atentado en 1992 contra el juez Giovanni Falcone en Sicilia. Por resumir, el 41 Bis se le aplica a los capos de la mafia para aislarlos de sus secuaces y evitar que sigan llevando el control de su organización desde la cárcel. Pese a las críticas de organizaciones humanitarias, este sistema carcelario le fue aplicado a algunos jefes mafiosos hasta su muerte, tal como el famoso Totó Riina, entre otros.
Según este régimen, el preso vive en una celda individual sin contacto con el resto de presos, sin acceso a las zonas comunes; solo en algunos casos se le concede un par de horas al aire libre, siempre están solos, y sometidos a una vigilancia afixiante y continuada por policías que no pueden mantener contacto con los carceleros (funcionarios de prisiones). El preso puede recibir -solo en algunos casos- una visita al mes de una hora de sus familiares, separados por una mampara antibalas. No tiene posibilidad de contacto físico, y además se le controlará la correspondencia y no tendrá acceso a libros o revistas.
La dureza del 41 Bis ha recibido numerosas críticas desde su implantación por parte de activistas y organizaciones humanitarias. Así por ejemplo, en 2003, Amnistía Internacional lo tildó de “cruel y denigrante”. Además, el Convenio Europeo para la Prevención de la Tortura y de las Penas lo ha considerado siempre “inhumano” y algunos de sus puntos han sido cuestionados por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Italia como laboratorio de la represión
El Estado italiano, que siempre protegió a los fascistas perpetradores de masacres como la de Piazza Fontana, ahora quiere condenar por “masacre” a dos anarquistas por un ataque que no provocó ni víctimas ni heridos. La represión contra el movimiento anarquista italiano de intención revolucionaria tiene muy largo recorrido. Fue utilizada a mansalva durante los llamados “años de plomo” para detener y castigar la lucha armada de carácter revolucionario. Fruto de este interés, el estado italiano tiene en su punto de mira el anarquismo, al que utiliza como chivo expiatorio o enemigo interno para disciplinar la sociedad, como atestigua la operación Scripta Manent contra la Federación Anarquista Informal y todos los grupos afines.

Fuente: alasbarricadas.org

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