Decía el filósofo griego que no es posible bañarse dos veces en el agua de un mismo río porque todo cambia y el agua fluye. Sin embargo, los acontecimientos vividos en Gamonal en la última década hacen pensar más bien lo contrario pues aquel 18 de agosto de 2005 parece haberse visto reflejado, e incluso aumentado, en aquel otro 10 de enero de 2014. Fechas en el calendario que marcan la historia de un barrio que lleva casi medio siglo de luchando.
Tratar de comprender la idiosincrasia del barrio de Gamonal pasa necesariamente por adentrarse en los conflictos y luchas sociales que han jalonado la historia de este barrio burgalés en el último medio siglo. Los lectores de DV pueden hacerse una idea de las diferentes experiencias de lucha en Gamonal a través de las diversas entradas que hemos publicado al respecto. No hay espacio verde ni dotación en el barrio que no se haya conseguido a través de la lucha de sus vecinos que a lo largo de las décadas han vivido una realidad que no es muy diferente a la de tantos otros barrios de extracción obrera de nuestro país.
De todos aquellos conflictos que forman parte de la memoria colectiva de Gamonal hay dos que, salvando las distancias, parecen repetir circunstancias, acontecimientos e incluso personajes. No es posible bañarse dos veces en las aguas del mismo río, pero los hechos vividos en Gamonal aquel 18 de agosto de 2005, y el conflicto vecinal contra la construcción del bulevar en enero de 2014 parecen empeñados en querer quitarle la razón al bueno de Heráclito.
El 18 de agosto de 2005 representa la fecha clave del conflicto vecinal que los habitantes del barrio de Gamonal desarrollaron contra la construcción de un parking subterráneo en la avenida Eladio Perlado. Meses antes de aquellos enfrentamientos que mostraron al mundo imágenes que volvieron a repetirse en enero de 2014, los vecinos llevaron a cabo toda una serie de protestas que ponían en entredicho la idoneidad del proyecto que, lejos de resolver el grave problema de aparcamiento que existe en Gamonal, buscaba la rentabilidad económica de los grandes señores del ladrillo. No es casualidad que fuese Arranz Acinas, la empresa encargada de la construcción de aquel parking de 2005 que fue percibido desde el primer momento como una maniobra especulativa, la misma entidad que, bajo el amparo institucional del consistorio, buscase lucrarse también con el parking subterráneo que acompañaba al bulevar de 2014.
Pero si hay un desencadenante claro en ambos conflictos que hizo que la irá vecinal se desatase por las calles de Gamonal, ese es sin duda la terquedad y prepotencia de un ayuntamiento que parece obrar al servicio de los intereses económicos de las empresas de la construcción, dejando al lado las necesidades reales de los habitantes del barrio.
Javier Lacalle, concejal de urbanismo en 2005, comenzó su mandato como alcalde de Burgos con la herencia del resquemor hacia un barrio que había sido capaz de oponerse de forma victoriosa a un proyecto que fue percibido como una imposición. En enero de 2014 volvió a cometer los mismos errores sin que la ceguera de su guerra declarada a Gamonal le permitiese comprender el avispero que en el que estaba a punto de meterse. Su ninguneo de las demandas vecinales que venían manifestándose desde hacía meses y el hartazgo por la situación económica y social derivada por una crisis que han pagado los más desfavorecidos, hizo el resto. Poco o nada aprendió el señor Lacalle de aquel 18 de agosto que se vio reflejado, o incluso amplificado, a partir de enero de 2014 y que consiguió que Gamonal se convirtiese en el ejemplo de lucha y esperanza para miles de personas en toda la geografía de nuestro país.
Si tiramos del hilo conductor que permite comprender las causas de los estallidos sociales que representan estos dos conflictos, nos daremos de bruces con otra serie de personajes y situaciones que han jugado papeles similares a lo largo de todo este tiempo. El denominado Consejo de Barrio de Gamonal se convirtió en ambas fechas en un autentico apéndice de los intereses especulativos del ayuntamiento sumándose de forma acrítica a cada uno de sus dictámenes, algo que no dejó de pasarle factura. Su disolución tras el conflicto contra el bulevard pone de manifiesto su inoperancia y servilismo y lo convierte en una institución cada vez más alejada de los ciudadanos a los que dice representar.
Por otro lado, Fernando Gómez Aguado, el teniente de Alcalde que flanqueaba al señor Lacalle en las diversas ruedas de prensa, y que tiene como domicilio una vivienda en la propia avenida de Eladio Perlado, no fue capaz tampoco de comprender la situación. No lo hizo tampoco aquel agosto de 2005 cuando su vinculación a la asociación Zona G, una de las entidades que se mostraba partidaria del parking subterráneo y que incluso llegó a negociar el proyecto al margen de los propios vecinos, le hacía permanecer completamente ciego a los intereses especulativos que se escondían tras del proyecto. Todo ello muy a pesar de que el actual concejal de cultura se vanagloriase de haber participado en las luchas que se vivieron en Gamonal en los años 80. Episodios que, de ser ciertos, contrastan abiertamente con el declarado servilismo respecto a los intereses del empresario Méndez Pozo que en la actualidad acata sin ningún problema de conciencia.
Sin dejar la esfera de la alta política, no podemos olvidar como Luis Tudanca, secretario provincial del PSOE y diputado en el Congreso por Burgos, realizó una viva defensa de la vecinos de Gamonal en una sesión del hemiciclo donde el político nacido en Gamonal expuso a los representantes del gobierno la represión que se estaba viviendo en el barrio a raíz de las protestas contra el bulevar. Una intervención que revela la gran capacidad oratoria del joven diputado burgalés, al que no le falta dialéctica, pero si memoria. Luis Tudanca era asesor de la Subdelagción del Gobierno en agosto de 2005 cuando su titular, Berta Tricio, ordenó que la policía cargase de forma indiscriminada contra los vecinos que protestaban en Eladio Perlado. La política tiene estás raras coincidencias, y el señor Tudanca, a pesar de querer apuntarse al carro de la lucha de los vecinos de Gamonal, lo sabe.
Cómo si de un mismo guión se tratara, la manipulación de los medios de comunicación locales jugó un papel similar en ambos conflictos. Si en agosto de 2005 se hablaba de la presencia de “elementos provenientes del país vasco”, en enero de 2014 se acuñó aquella famosa fórmula de “los violentos itinerantes”. En ambos caso quedó de manifiesto que ante la imposibilidad de explicar las causas últimas que originaron las revueltas vecinales, los media no hacían otra cosa que inventar hipótesis delirantes o servir simplemente de caja de resonancia de las mentiras generadas por las instituciones represivas.
Gamonal parece estar destinado a revivir en su futuro los conflictos de su más inmediato pasado. A pesar de la calma aparente que actualmente se respira , las circunstancias y situaciones que originaron aquellos estallidos siguen vigentes. La memoria colectiva de las luchas vividas puede contribuir a recordar que la unión de un barrio puede hacer frente a los más poderosos, experiencias que forman parte de la identidad de un barrio que ha tenido que acostumbrase, muy a su pesar, a pelear.
Modesto Agustí
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