Publicado por DV & archivado en Burgos, Corrupción, Economí­a, Explotación.

Recientemente ha tenido eco mediático la corriente que asegura que hay razones para creer que el capitalismo hasta el final de la guerra fría atenuó las diferencias sociales debido a la existencia de un bloque fuerte de regímenes comunistas. Chernenko o Fidel influyeron de manera determinante en los derechos de los obreros del bloque capitalista.

Esta corriente se apoya en economistas e historiadores. Algunos lo hacen con artículos en famosos medios de comunicación (1), pero otros lo hacen con estudios serios (aka papers) (1, 2, 3). Branko Milanovic, un economista muy popular, se ha unido a esta corriente pero añadiendo más conclusiones. Para Milanovic el capitalismo está solo y sin nadie que le haga frente no tiene espejo dónde mirarse. Pese a esto Milanovic distingue dos grandes bloques capitalistas: El “capitalismo liberal-meritocrático” encabezado por los Estados Unidos de América y el “capitalismo estado-político” encarnado por República Popular China. Los dos han dejado atrás al antiguo capitalismo, aquel que se miraba en los regímenes comunistas y está en vías de extinción, para Milanovic este es el “capitalismo socialdemocrático”.


Si damos la teoría de Milanovic como cierta o al menos la consideramos coherente, las políticas socialdemocratas se irán deshaciendo y el capitalismo tornará o bien en liberal-meritocrático o en uno de estado-político. Este economista supone que China abrazará la corrupción endémica, un estado de derecho débil y una élite que depende de la desigualdad social para seguir haciendo crecer el país. Mientras que EEUU desterrará por completo el ascensor social y se estimulará la influencia de las élites económicas en las decisiones políticas debilitando la democracia más si cabe. Lo más importante es que en ambos escenarios el incremento de las desigualdades sociales son parte fundamental del proceso, el capitalismo acelerará su producción de pobreza en todo en planeta. Siendo honestos Milanovic no se limita a traer malas noticias, también trae soluciones para este capitalismo desatado, pero eso ya es harina de otro costal. Tampoco hay que olvidar que nadie ve el futuro, la tesis de Milanovic puede ser interesante pero no tiene porqué cumplirse.

Sujetos a la clasificación capitalista de Milanovic podemos situar los partidos políticos actuales según sus propuestas económicas dentro de los dos bloques capitalistas. La derecha, los liberales y el centro estarán probablemente más cerca del liberal-meritocrático mientras que la izquierda se escorará al estado-político. El problema de todo esto es que bajo esta perspectiva la izquierda occidental tiene los pies de barro.


La historia
Todos sabemos que los derechos conquistados por los trabajadores son, en su gran mayoría, fruto de las luchas. Que los políticos, ya sea en el parlamento o en la representación sindical, se intenten apropiar de ellos no debería ni asombrarnos ni engañarnos. Pero también es cierto que algunos logros son propiedad de las mesas de representantes aunque la calle los propicie. Si la oligarquía secuestra los escasos mecanismos de cambio la ya de por si dudosa figura de los representantes políticos se volverá más cuestionable si cabe. La izquierda parlamentaria cada vez tendrá más difícil vender la supuesta conquista de derechos a sus votantes ya que los avances sociales serán en realidad retrocesos sociales. Actualmente en España 2,5 millones de trabajadores viven en la pobreza pese a tener un empleo. Sin una amenaza exterior puede que sea verdad que el capitalismo ya no necesita políticas de izquierda y eso se hará notar también en las luchas. La luchas de los trabajadores serán más duras e infructuosas.


Lo público
La izquierda parlamentaria basa gran parte de sus principios en la defensa de lo público como una forma de emancipación. Sus discursos dicen que con lo público ganan los pobres sobre los ricos, si lo público gana el obrero tendrá más fuerza, con lo público las diferencias económicas se acortan y el ascensor social funciona. La defensa de la sanidad o la educación pública ha sido y son unas de las principales causas de movilización de nuestra sociedad. Y lo cierto es que esta receta ha tenido sentido en un tiempo pasado pero puede no tener sentido en un presente cercano. Lo público puede dejar de ser la batalla ganada de los lacayos contra los señores. Un ejemplo de esto sería la apuesta del Partido Popular por la vivienda social. Una política propia de un partido de izquierdas ahora encarnada en la derecha liberal. En Burgos ciudad y provincia se ha aprobado la construcción de viviendas de alquiler para jóvenes. Esta medida destina dinero público a fomentar la construcción de vivienda nueva bajo la falsa premisa de que el único problema del acceso a la vivienda es la falta de oferta ignorando otras políticas como la de regular el mercado o el castigo impositivo. Lo público también puede ayudar a empujar el capitalismo, tan importante es el contexto cómo la medida en si.


La extrema derecha como síntoma
Que gran parte de los poderes oligárquicos esté detrás de la financiación de los partidos de extrema derecha puede ser también un aviso de la llegada de este capitalismo desatado. Destrozar el ascensor social tiene sus consecuencias. Sin embargo, la ideología tras la extrema derecha lo niega como nadie. La extrema derecha esta cimentada en la meritocracia venden el mantra que implora que la riqueza y el éxito social es fruto del trabajo y la perseverancia haciéndonos olvidar que el valor con más peso de esta ecuación es el origen social. Además la extrema derecha tiene otras ventajas, es el vehículo ideal para crear nuevos pobres, estratifica la clase obrera y la hace competir entre ella olvidándose del verdadero enemigo.


La lucha está en la calle y no en el parlamento
Con una izquierda parlamentaria cada vez más inoperante, sin avances sociales que no se salgan del marco liberal y con una clase obrera empobrecida sin importar el rincón del planeta dónde nos encontremos. La calle, los colectivos sociales y determinados sindicatos fuera de la esfera de la izquierda del capital pueden llegar a ser la única vía para los futuros progresos sociales y plantar cara a ese supuesto capitalismo desatado.


¿Tendrá razón ese loco economista llamado Branko Milanovic?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.