Publicado por DV & archivado en Burgos, Textos.

cometas kabulLa Ordenanza de Seguridad y Convivencia Ciudadana que el nuevo consistorio burgalés ha rescatado del cajón de las cuestiones polémicas pretende, en aras de una nebulosa y controvertida visión del civismo, poner en marcha un modelo de convivencia peligrosamente cercano al totalitarismo. No hace falta poner los ojos en el Kabul de los talibanes para dejar de ver cometas.

Cuentan que el anterior régimen de los talibanes en Afganistán tení­a tajantemente prohibido el vuelo de cometas en las principales ciudades del paí­s, quien sabe si para evitar las expresiones individuales de una población atemorizada por un régimen feudal y teocrático.  A pesar de que en la plaza central de Kabul hoy haya un Mc Donals,  pocas cosas han cambiado tras la invasión del paí­s por parte de los Estados Unidos.  No hace falta poner la mirada en geografí­as tan exóticas como las de Asia central para comprobar que disfrazado a través de conceptos relativamente modernos como civismo se pretende instaurar un modelo de convivencia en el que se sancionará toda expresión de pensamiento libre o  cualquier relación humana que este fuera de la lógica mercantil.

Entre las curiosas coincidencias que la ordenanza elaborada por la Federación Española de Municipios y Provincias tiene con modelos de convivencia aplicados en regí­menes que no brillan precisamente por su talante democrático, está la prohibición manifiesta del vuelo de cometas en las ciudades.  Si leemos a fondo el texto que lleva ya unos meses circulando y que pretende ser modelo para la ordenanza cí­vica que se aplique en Burgos, las semejanzas entre lo que parece venderse como civismo y situaciones similares a las vividas en el anterior régimen que sufrió este paí­s resultan cercanamente sorprendentes.

El texto podrí­a llegar a prohibir, y por consiguiente sancionar económicamente en caso de su incumplimiento, concentrase en ví­a pública más de tres personas por reunión ilegal y ocupación indebida de la ví­a pública.  Asimismo la ordenanza puede llegar a prohibir el que los niños jueguen más allá de las zonas habilitadas para ello, correr por la calle o sentarse en ví­a pública.

En resumidas cuentas el modelo de convivencia  que la ordenanza pretende instaurar convierte el espacio público en un mero lugar de tránsito entre el propio domicilio y lo lugares de consumo o trabajo. La calle ya no existe como espacio de socialización e las personas y sus uso fuera de la normalización que impone esta ordenanza es sancionado La homogenización urbana y social siempre ha sido uno de los requerimientos de todos los regí­menes  totalitarios.

Desgraciadamente existen ya varios ejemplos en nuestro ámbito más cercano de como la ordenanza puede ser aplicada en clave polí­tica para impedir expresiones disidentes. Sancionar económicamente la pegada de carteles o el reparto de octavillas, que en muchos casos son formas de expresión de los movimientos sociales, equivale a imponer un cortapisas en la libertad de expresión de muchos ciudadanos.  Esta por ver si el celo con el que se está llevando a cabo la incautación de carteles con mensajes polí­ticos contestatarios es aplicado para otro tipo de carteles (festivales taurinos, celebraciones religiosas, propaganda polí­tica electoral), de lo contrario tendremos razón al afirmar que se está queriendo hacer pasar por civismo lo que no deja de ser censura, pura y dura.

En nuestro siglo XXI la búsqueda de la aplicación del pensamiento único requiere de la adecuación constante de conceptos. Es quizás uno de los ejemplos más ilustradores de los que otros denominaron neolengua. Desde hace un tiempo estoy empeñado en demostrar que el producto que hoy se etiqueta bajo el nombre de civismo no es más que una versión actualizada  de la cada vez mayor necesidad de control sobre la población que exigen nuestras sociedades de la era postindustrial.

Tengo sin embargo la esperanza (o quizá más bien no tenga puto remedio) de que podemos evitar que el cí­rculo se cierre por completo. A fin de cuentas las cometas siguen sobrevolando los cielos de Burgos y Kabul.

Modesto Agustí­

3 Comentarios para “Cometas de Kabul”

  1. parce

    Qué razón tienes compañero. el rasero cambia depende quien ejerza el derecho.

  2. Marron

    “La palabra progreso no tiene ningún sentido mientras haya niños infelices.”

    Albert Einstein

  3. RODRIGO

    En cambio el apestoso cartel de la trotona le veremos en breve en nuestras calles, 🙁

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