Uno de los rasgos más característicos de la inquisición hispánica fue la persecución y quema de toda obra bibliográfica que pudiera alterar las bases del pensamiento dominante. Una práctica que con el tiempo fue copiada y aplicada de manera taxativa por todos los regímenes totalitarios a lo largo de la Historia. Distribuir o simplemente poseer libros prohibidos podía conducirte directamente a la hoguera o que, cuanto menos, tus huesos dieran en una fría mazmorra del Santo Oficio.
El sumario de la Operación Pandora, que llevo a la cárcel a 7 anarquistas acusados de “organización terrorista”, presenta como indicio acusatorio la posesión del libro Contra la democracia, publicado por los Grupos Anarquistas Coordinados, muestra como nuestros actuales Estados siguen condenando al índice de libros prohibidos aquellos textos que puedan socavar sus dogmas imperantes. Frente a los engranajes de la inquisición democrática, ¿serán los anarquistas los modernos herejes del siglo XXI?
Anónimo
Cuando esto les pasaba a otros en barcelona, los anarquistas lo aplaudian.
Anónimo
….ya me extraña…