El pasado domingo 22 de noviembre L.P.D, de 55 años de edad y natural de Briviesca decidió quitarse la vida en el paseo de Atapuerca de la capital burgalesa. Cuando apenas faltaban unos minutos para que el reloj marcase el mediodía, y justo antes de que diese comienzo una marcha en bicicleta en protesta contra el fracking, Luís sacó una pistola de pequeño calibre de la mochila que siempre llevaba consigo y decidió pegarse un tiro ante el fotógrafo local que inmortalizaba la que sería su última pancarta. Momentos antes se había preocupado en hacer llegar a algunas de las personas con las que había coincidido en diversas movilizaciones una extensa nota manuscrita donde relataba las causas que le llevaban a tomar tan dramática decisión.
Mucho se ha escrito durante esta semana sobre las motivaciones que llevaron a este burebano a terminar de manera tan trágica con su vida. Los que tuvimos ocasión de conocerle sabíamos por su propio relato que no se encontraba en su mejor momento, y aún con todo y con esas, siempre expresó su deseo de luchar y protestar contra lo que él consideraba una injusticia.
Luis quizás nunca fuese lo que las mentes bienpensantes definen como un ciudadano ejemplar, pero sin duda fue una víctima de este sistema podrido que lo encerró durante años en un presidió donde lejos de “reinsertarse” sus problemas y dolencias terminaron por agravarse. Luís eligió la forma más terrible de hacer llegar su protesta terminado con su vida en medio de una multitud sin que nadie llegase a percatase hasta que no fue demasiado tarde. No vamos a juzgar la idoneidad de esta decisión, no somos quien para hacerlo, pero hasta que Luís no decidió saltarse la tapa de los sesos a nadie pareció importarle sus historia. Su hubiese sido de otra manera quizás aún lo podríamos ver en la próxima manifestación con sus características camisetas.
Allá donde estés Luís, espero que hayas podido por fin encontrar la justicia que en vida te resulto tan esquiva.
Larga vida al Rock and Roll y que la tierra te sea leve, compadre.
Carla
Paz ha encontrado, porque en la Nada nada hay, ni gerra, ni aflicción, ni vida. Ojalá hubiese tenido el apoyo psicológico que necesitaba. En lo que a mí concierne y en el poco trato habido, se portó como un hombre honesto y honrado.
Carla
#guerra
edu
larga vida al rock and roll
Eskarne
X fin encontró la paz, aunque nos hubiera gustado d otra manera: viviendo