Publicado por DV & archivado en 15M, Burgos, Textos.

tirada-de-la-encrucijadaA continuación publicamos un texto que ha sido remitido al correo electrónico de nuestra redacción. Se trata de un artí­culo donde se reflexiona a cerca del desarrollo del movimiento del 15-M en Burgos y de la encrucijada en la que se encuentra su asamblea: ser un instrumento más de los esquemas clásicos de la polí­tica institucional o ser capaz de convertirse en una herramienta transformadora.

De lo que está en juego: una asamblea en la encrucijada

La asamblea del 15M en Burgos ha bailado hasta ahora al ritmo de su corazón. Alguna desvergonzada llamarí­a a esto autonomí­a. Cuando sonaban cantinelas que parecí­an rondar a impacientes prí­ncipes de la polí­tica, recordó que las parejas de baile las elige ella, que no valí­a el venir a colar una boda real entre apretujones y prisas. Cuando se la quiso atemorizar por mantenerse firme en su decisión de no contratar a un fotógrafo oficial, argumentó que ya era hora de acabar con  absurdas tradiciones familiares. Cuando una tí­a carca dio un golpe en la mesa y anunció desheredarla por no reconocer a su preferido, sostuvo que no contaba con ninguna herencia.

Es dificil predecir que será de ella, son muchas las dudas que la ciernen y otros tantos los aduladores que la cortejan. Pero siendo sinceras, no toda aquella que la aconseja ha de ser sospechosa de ocultar unos interes personales distintos a los de la propia asamblea. Quien la instrumentalice para barrer el desaguisado de su propia casa, no será más que un Don Juan oportunista. Quien reconozca en ella camino compatido será, con sus conversaciones, compañera de viaje.

Con este tono cómplice hacia lo que asoma en la asamblea de salvaje, de libre de prejuicios para romper con normas y convenciones sociales, se lanza una reflexión cada vez más dificil de esquivar, incluso con los malabarismos de una comisión de polí­tica resignada a contener sus conclusiones en la mayor ambigí¼edad posible. Por suerte, en algún momento, las circunstancias empujarán a una toma de posición, a dar una salida al vivir instaladas en la encrucijada….

De lo que está en juego:una asamblea en la encrucijada

Rastrear los orí­genes de la fenomenologí­a del 15M nos hace pasar, indefectiblemente, por los solares de la vieja sociedad disciplinaria. Todo el entramado tan bien dispuesto de familia-escuela-ejército-fábrica-cárcel-manicomio, al que pertenecen los partidos y sindicatos, si bien sigue existiendo, lo hace con un significado totalmente diferente: del control de estas instituciones como mecanismos de integración social a su control simbólico dentro de la lógica de mercantilización generalizada de cualquier aspecto de la vida. Las armas de integración social, dominación social, se han desterritorializado adquiriendo, por aquello de que la mercancí­a lo inunda todo, el don de la ubicuidad. Solamente así­ es posible explicarse como palidece, en su labor pedagógica, la figura clásica del profesor ante las inigualables tutorí­as impartidas por el penúltimo cantante de moda encumbado por la MTV; o el profundo descrédito en el que han caido partidos y sindicatos, fortificados en la faceta más espectacular de la polí­tica, y cada vez más incapaces de comprender y manipular las protestas sociales que nacen al margen de los cauces previstos.

Es justo en este punto donde arranca el interes depredador del sistema por el movimiento del 15M y sus asambleas, es decir, en la búsqueda constante de nuevas formas de participación de los explotados en su propia explotación. Porque, a pesar de lo que gritemos en las manifestaciones, lo llaman democracia y sí­ lo es, por mucho que repitamos lo contrario como si fuera un mantra o nos entretengamos con el corta y pega de adjetivos para marcar presuntas diferencias. Es este empeño muy bien adornado de hacer de cada súbdito un hombre de Estado, de repartir responsabilidades en el funcionamiento de una Máquina diseñada solo para producir muerte, la perversa lógica con la que el Capital da salida a las manos de hierro de las dictaduras que, a largo plazo, pueden llegar a ser comprometedoras, además de incómodas.

Historicamente, los partidos y sindicatos han cumplido, en democracia, el papel de domesticadores sociales. En el Estado español no queda lejos en la memoria todas las cabriolas y piruetas que se dieron, desde la derecha a la izquierda, para que una conflictividad social que parecí­a desbordarse no chafase el negocio de lo que se llamó transición pero que bien podí­a haberse llamado transacción. La guinda del pastel la firmaron, pese a quien le pese, todas las fuerzas polí­ticas y sindicales del momento (salvo alguna honrosa excepción a la que luego se pasó factura) en los bochornosos Pactos de la Moncloa. Se ganaron a pulso, cuando además iban de abanderados de la causa de los oprimidos, el sobrenombre de bomberos de la revuelta y, a dí­a de hoy, solo pueden vanagloriarse de haber asfixiado lo que más tarde se tituló como el segundo asalto proletario a la sociedad de clases. Ya nadie puede salirse de la foto ni disimular los codazos que se dieron.*

Sacar el parlamento a la calle, y hacer que en las plazas se hable el lenguaje de los diputados, es dejar ser engullidos por una institución cuyos contornos han conquistado, masivamente desde el mencionado pacto, la forma de entender la polí­tica. No es un problema de contenido, un buen programa de izquierdas o la honestidad del candidato, sino de estructura. Quien anote, al curso de estas lí­neas, que es el lenguaje él que nos usa, y no viceversa, que es él quien moldea nuestra mente y, con ello, condiciona nuestros comportamientos, sabrá a lo que se está haciendo referencia cuando se apunta sobre la nocividad de que nuestras conversaciones sean tan estúpidas y aburridas como las de cualquier congresista o concejal del ayuntamiento de Burgos.

ENCRUCIJADA

Lo que se quiere proponer, apartando la posibilidad de ser enclaustradas en las inhóspitas arquitecturas de los edificios oficiales, es descubrir lo que tiene de polí­tica nuestra vida cotidiana y ponerlo en común construyendo nuevas relaciones sociales. Las actuales son las que definen al capitalismo, unas relaciones en las que no estamos presentes como personas, con sus deseos e inquietudes, sino como mercancí­as, producidos como trabajadores o consumidores. Son ellas una estructura que permanece inalterada en el tránsito por las ví­as muertas abiertas para la intervención polí­tica en la democracia. Muertas en todos los sentidos, por lo que tienen de ilusorias y, en lo que nos toca, porque siguen interponiendo entre los individuos el frí­o cadáver del mundo del Estado, las Instituciones, las Leyes,… Solo en sus devastados márgenes, conectando las resistencias que no paran de florecer, será posible entretejer ví­nculos, compromisos, solidaridades, redes,…Relaciones sociales con las que se enfrenta irreconciliablemente, desde la noche de los tiempos, el mundo de la Comunidad.

Esta es la encrucijada que la asamblea está obligada a resolver trazando su propio camino. O bien apéndice del Estado, dando lugar a nuevas fórmulas en la gestión de cualquier descontento que no responda a los parámetros delimitados por el poder, que no se exprese en el mismo código que la economí­a. O bien una herramienta con la que armar la resistencia a la mercantilización de todo lo existente por medio de la recuperación de lo más básico y dañado: las relaciones comunitarias, el tejido social.

En el primer caso el abanico de posibilidades va desde el reconocimiento de un estatus jurí­dico para la asamblea con él que abrirse hueco en las mesas negociadoras (perpectiva más estatal que local), a las tí­picas bufonadas donde los partidos minoritarios intentan medrar usando a la asamblea de trampolí­n y a los que toman parte en ella como pequeño ejercito de boy scouts. En el segundo, en la medida que sea capaz de tender puentes entre diferentes realidades, de romper el aislamiento reinante, y de generar dinámicas donde se pueda leer sobre la fuerza de lo colectivo, encontrará un sitio vacio que hasta la fecha, salvo experiencias muy minoritarias, está por ocupar.

En cualquier caso no se podrá nadar a dos aguas, o con el Estado de Derecho y las hienas que lo protegen o con las luchas que saltan por encima de los cordones de seguridad democráticos que custodian los dividendos de la burguesí­a. Quien afirme lo contrario, que sí­ se puede, es probable que sepa que los esfuerzos titánicos por hacer polí­tica en la calle pueden ser facilmente rentabilizados en el parlamento, y que para cuando las inevitables contradicciones estallen, se puede haber sacado tajada.

Lo que está en juego, y para lo que hay que mojarse, es elegir entre más de lo mismo o atrevernos a profundizar en el espí­ritu de un movimiento que habla de asambleas, autonomí­a, horizontalidad, hartazgo, plazas, calle…; quedarnos con la certeza de lo que puede llegar a ser una asamblea como ridí­culo órgano de control del poder polí­tico o dejarnos sorprender por lo que semejante experimento puede descubrir en el laboratorio de los barrios; cerrar por enésima vez el cí­rculo de la dominación o defender un resquicio por donde seguir picando.

*Se anima a Diario de Vurgos a estrenar una carpeta donde ir recopilando documentos y análisis de lo que fue el movimiento asambleario y autónomo de finales de los ´60 y decada de los ´70. Las lecciones de su lucha deberí­an no pasar desapercibidas para el Movimiento del 15M.

Con este tono cómplice hacia lo que asoma en la asamblea de salvaje, de libre de prejuicios para romper con normas y convenciones sociales, se lanza una reflexión cada vez más dificil de esquivar, incluso con los malabarismos de una comisión de polí­tica resignada a contener sus conclusiones en la mayor ambigí¼edad posible. Por suerte, en algún momento, las circunstancias empujarán a una toma de posición, a dar una salida al vivir instaladas en la encrucijada….
De lo que está en juego:una asamblea en la encrucijada
Rastrear los orí­genes de la fenomenologí­a del 15M nos hace pasar, indefectiblemente, por los solares de la vieja sociedad disciplinaria. Todo el entramado tan bien dispuesto de familia-escuela-ejército-fábrica-cárcel-manicomio, al que pertenecen los partidos y sindicatos, si bien sigue existiendo, lo hace con un significado totalmente diferente: del control de estas instituciones como mecanismos de integración social a su control simbólico dentro de la lógica de mercantilización generalizada de cualquier aspecto de la vida. Las armas de integración social, dominación social, se han desterritorializado adquiriendo, por aquello de que la mercancí­a lo inunda todo, el don de la ubicuidad. Solamente así­ es posible explicarse como palidece en su labor pedagógica la figura clásica del profesor ante las inigualables tutorí­as impartidas por el penúltimo cantante de moda encumbado por la MTV; o el profundo descrédito en el que han caido partidos y sindicatos, fortificados en la faceta más espectacular de la polí­tica, y cada vez más incapaces de comprender y manipular las protestas sociales que nacen al margen de los cauces previstos.
Es justo en este punto donde arranca el interes depredador del sistema por el movimiento del 15M y sus asambleas, es decir, en la búsqueda constante de nuevas formas de participación de los explotados en su propia explotación. Porque, a pesar de lo que gritemos en las manifestaciones, lo llaman democracia y sí­ lo es, por mucho que repitamos lo contrario como si fuera un mantra o nos entretengamos con el corta y pega de adjetivos para marcar presuntas diferencias. Es este empeno muy bien adornado de hacer de cada súbdito un hombre de Estado, de repartir responsabilidades en el funcionamiento de una Máquina diseñada solo para producir muerte, la perversa lógica con la que el Capital da salida a las manos de hierro de las dictaduras que, a largo plazo, pueden llegar a ser comprometedoras, además de incómodas.
Historicamente, los partidos y sindicatos han cumplido, en democracia, el papel de domesticadores sociales. En el Estado español no queda lejos en la memoria todas las cabriolas y piruetas que se dieron, desde la derecha a la izquierda, para que una conflictividad social que parecí­a desbordarse no chafase el negocio de lo que se llamó transición pero que bien podí­a haberse llamado transacción. La guinda del pastel la firmaron, pese a quien le pese, todas las fuerzas polí­ticas y sindicales del momento (salvo alguna honrosa excepción a la que luego se pasó factura) en los bochornosos Pactos de la Moncloa. Se ganaron a pulso, cuando además iban de abanderados de la causa de los oprimidos, el sobrenombre de bomberos de la revuelta y, a dí­a de hoy, solo pueden vanagloriarse de haber asfixiado lo que más tarde se tituló como el segundo asalto proletario a la sociedad de clases. Ya nadie puede salirse de la foto ni disimular los codazos que se dieron.*
Sacar el parlamento a la calle, y hacer que en las plazas se hable el lenguaje de los diputados, es dejar ser engullidos por una institución cuyos contornos han conquistado, masivamente desde el mencionado pacto, la forma de entender la polí­tica. No es un problema de contenido, un buen programa de izquierdas o la honestidad del candidato, sino de estructura. Quien anote, al curso de estas lí­neas, que es el lenguaje él que nos usa, y no viceversa, que es él quien moldea nuestra mente y, con ello, condiciona nuestros comportamientos, sabrá a lo que se está haciendo referencia cuando se apunta sobre la nocividad de que nuestras conversaciones sean tan estúpidas y aburridas como las de cualquier congresista o concejal del ayuntamiento de Burgos.
Lo que se quiere proponer, apartando la posibilidad de ser enclaustradas en las inhóspitas arquitecturas de los edificios oficiales, es descubrir lo que tiene de polí­tica nuestra vida cotidiana y ponerlo en común construyendo nuevas relaciones sociales. Las actuales son las que definen al capitalismo, unas relaciones en las que no estamos presentes como personas, con sus deseos e inquietudes, sino como mercancí­as, producidos como trabajadores o consumidores. Son ellas una estructura que permanece inalterada en el tránsito por las ví­as muertas abiertas para la intervención polí­tica en la democracia. Muertas en todos los sentidos, por lo que tienen de ilusorias y, en lo que nos toca, porque siguen interponiendo entre los individuos el frí­o cadáver del mundo del Estado, las Instituciones, las Leyes,… Solo en sus devastados márgenes, conectando las resistencias que no paran de florecer, será posible entretejer ví­nculos, compromisos, solidaridades, redes,…Relaciones sociales con las que se enfrenta irreconciliablemente, desde la noche de los tiempos, el mundo de la Comunidad.
Esta es la encrucijada que la asamblea está obligada a resolver trazando su propio camino. O bien apéndice del Estado, dando lugar a nuevas fórmulas en la gestión de cualquier descontento que no responda a los parámetros delimitados por el poder, que no se exprese en el mismo código que la economí­a. O bien una herramienta con la que armar la resistencia a la mercantilización de todo lo existente por medio de la recuperación de lo más básico y danado: las relaciones comunitarias, el tejido social.
En el primer caso el abanico de posibilidades va desde el reconocimiento de un estatus jurí­dico para la asamblea con él que abrirse hueco en las mesas negociadoras (perpectiva más estatal que local), a las tí­picas bufonadas donde los partidos minoritarios intentan medrar usando a la asamblea de trampolí­n y a los que toman parte en ella como pequeño ejercito de boy scouts. En el segundo, en la medida que sea capaz de tender puentes entre diferentes realidades, de romper el aislamiento reinante, y de generar dinámicas donde se pueda leer sobre la fuerza de lo colectivo, encontrará un sitio vacio que hasta la fecha, salvo experiencias muy minoritarias, está por ocupar.
En cualquier caso no se podrá nadar a dos aguas, o con el Estado de Derecho y las hienas que lo protegen o con las luchas que saltan por encima de los cordones de seguridad democráticos que custodian los dividendos de la burguesí­a. Quien afirme lo contrario, que sí­ se puede, es probable que sepa que los esfuerzos titánicos por hacer polí­tica en la calle pueden ser facilmente rentabilizados en el parlamento, y que para cuando las inevitables contradicciones estallen, se puede haber sacado tajada.
Lo que está en juego, y para lo que hay que mojarse, es elegir entre más de lo mismo o atrevernos a profundizar en el espí­ritu de un movimiento que habla de asambleas, autonomí­a, horizontalidad, hartazgo, plazas, calle…; quedarnos con la certeza de lo que puede llegar a ser una asamblea como ridí­culo órgano de control del poder polí­tico o dejarnos sorprender por lo que semejante experimento puede descubrir en el laboratorio de los barrios; cerrar por enésima vez el cí­rculo de la dominación o defender un resquicio por donde seguir picando.
*Se anima a Diario de Vurgos a estrenar una carpeta donde ir recopilando documentos y análisis de lo que fue el movimiento asambleario y autónomo de finales de los ´60 y decada de los ´70. Las lecciones de su lucha deberí­an no pasar desapercibidas para el Movimiento del 15M.

9 Comentarios para “De lo que está en juego: una asamblea en la encrucijada”

  1. Javier

    No entiendo ni papa de lo que quiere decir el autor de este artí­culo. Probablemente el lenguaje que emplea, lleno de palabras cuanto más largas mejor, y la asombrosa construcción de las frases, que hay que leer una y otra vez para acabar no entendiendo nada, tengan mucho que ver.
    Majete, si quieres que tus ideas, que posiblemente sean magní­ficas, tengan cierto eco, usa un lenguaje más sencillo. Que la plebe sabe poco de florituras semánticas.

  2. Anónimo

    Pese a las florituras, que las tiene, yo creo que el articulo básicamente expone que ahora las asambleas puden tender al reformismo o a una verdadera petición de un sistema mejor. Yo lo he entendido bastante bien.

  3. autor(s)

    Se siente de veras si de verdad no se ha conseguido expresar lo que se quiere decir. El escribir una reflexión que no caiga en el panfletismo ni en el intelectualismo es, en ocasiones, lo más complicado. Por panfletismo se hace referencia a la repetición pura de consignas o ideas-fetiche como si fueran argumentos; por intelectualismo, textos plagados de palabras desconocidas (“indefectiblemente” puede ser larga, pero no pertenece a ninguna jerga ideológica) o conocimientos que se dan por sabidos.
    De todas formas, y admitiendo que se ha escrito desde el atrevimiento del que todaví­a está aprendiendo, se piensa necesario empezar a hacer un esferzo colectivo para salir de la precariedad intelectual en la que nos tiene sumido la actual cultura de la sociedad de masas. La alternativa a esto ya sabemos cual es: abrir las puertas a cualquiera de las vanguardias que están haciendo cola para poder vampirizarnos.
    Por supuesto, se toma nota de la crí­tica.

  4. Javier

    Este comentario del autor me gusta mucho más que el artí­culo, y sus intenciones quedan, al menos para mí­, mucho más claras.
    El único objetivo que buscaba al hacer la crí­tica anterior es intentar lograr que cualquier pensamiento no se quede enredado entre frases huecas bien sonantes.
    Estoy absolutamente de acuerdo en que hay mucha precariedad intelectual que es la causa primera de estos problemas, ya que la gente tiene auténticas dificultades en expresar en palabras lo que piensa (y no digamos por escrito).
    Un saludo

  5. ciudadano X

    Menos mal que estais vosotrxs, ¡¡¡oh vanguardia ciudadana y pura!!!, para salvaguardar los intereses de la humanidad al completo y guiarnos, apartándonos y defendiéndonos de los malvados que intentan manipularnos como masa borrega que somos. Gracias, gracias y mil gracias por ser tan í­ntegrxs y desinteresados y abrirnos los ojos en nuestra/vuestra lucha. ¿Qué harí­amos sin poder seguir vuestro inmaculado sendero de verdad?

    Ojo, lease con tono irónico.

    A mí­ no me representais, como a tanta gente. Y que conste que tampoco lo hacen aquellos a quienes acusais falsamente de intentar manipular la asamblea.

  6. Luján

    Pues querido señor, el texto solo plantea una serie de reflexiones que se pueden seguir o no. Lo que se propone es un ejercicio de reflexión de a dónde se quiere llegar. Nadie esta diciendo a nadie lo que tiene que hacer, es un texto que pretende sacar a la luz algunas ideas no imponer nada.

  7. nadie

    Esta complicado.
    Despues de varias semanas de “La Gente Indignada I ” (la Gente aguanta demasiado: 32 años para empezar a indignarse !!!) parece que El Sistema
    (Los Estados Opresores Imperialistas Explotadores Capitalistas Patriarcales Militaristas Hipercontaminantes Manipuladores de Masas Penalizadores Prohibicioninstas) el Sistema encauza, diluye y desaparece estas recientes agitaciones de las clases medias, de estudiantes, de “radicales” hipotecados, parados y , para que negarlo, aburridos y sin dinero.
    La mejor manera de acabar con la posibilidad de que los Indignados se transformen de Gente en Pueblo es ignorarlos, reprimirlos selectivamente ( un poco aquí­, otro poco alla otro dia, mucho en el otro lado mas tarde..y asi) y acabar ninguneandolos perversamente con unos cuantos hematomas extras, insultos machistas en comisaria y multas civicas disuasorias. Lo de siempre. Y es lo que estan haciendo los Malos ( los Jefes del Sistema, pues) y sus lacayos, matones y burocratas a sueldo, que, son cientos de miles o millones en Ezpaña ahora.
    Reforzados por el mes actual ( julio) y el clima caluroso, el cansancio de los guerreros/as, el primerizo batido ideologico resultante de los agoras y los ya muy tradicionales “Fin de Curso”, “Vaca-ciones” (o vaca-sflacas) y el famoso “efecto Yunnan” : Un paso atrás para agarrar impulso y cien millones de pasos adelante de aquí­ a unos meses.
    Entonces, ahora , las masas, la Gente, bastante indignadas todavia, se instalan en los Barrios, donde las terrazas son mas baratas, en los que te ahorras pagar el autobus o colarte en el metro para mostrar tu indignacion en el Centro, sea esta cronica o ciclica y donde al final te da tiempo de ir a la Asamblea Revolucionaria Participatica Inclusiva del Poder Popular Indignado, y ademas llegar a sentarte a la cena con la ensalada aun fria, o a ver esa serie de TV, que aunque no resulte antisistemica, en privado, a nadie molesta y aumenta las endorfinas.
    Si, claro, la intucion basica , casi genetica , de ir ( o volver) a los barrios – la realidad real-, para olvidar el Espectaculo Mediatico de las Acampadas en las Plazas, es un buenisimo intento de solidificar o concretar la marea de hartazgo popular, en algo mas alla que imagenes televisivas , cm2 en la prensa oficial y analisis, cronicas y opiniones ( como esta misma) en internet
    Pero….. ! Diablos ! alla en los barrios, o en muchos de ellos, los Sistemicos ( los contrarios a los Antisistema) estan organizandose y lo que es peor , obligando a organizarse, y de que maneras concretas !!, a los demas, o sea, a las mayorias Indignadas Basicas. Y eso, nos tememos, es lo mas peligroso e indignante desde los Pactos de la Moncloa ( 1978) hasta hoy, aqui y ahora.
    Quienes son los Sistemicos? Cuales son sus tacticas encubiertas, sus estrategias invisibles para los no-iniciados, su Agenda Oculta? Cuantos son? Como se reproducen? Se alimentan de que ? Hasta donde consiguen comunicarse? Son sensibles a que? Es posible desaparecerlos? Demasiadas preguntas de las que muchos de los recientes, y no tan recientes, Indignados Basicos desconocen sus respuestas.
    Cualquier Indignado/a Basico debe ser consciente que descubrir, detectar, diferenciar, aislar, y eliminar a los Sistemicos en su barrio es parte vital para su sobrevivencia como Indignado Basico y para que una posible Gran Indignacion Popular consiga conseguir logros definitivos en el enfrentamiento entre Oprimidos Indignados contra los Malos Opresores y sus innumerables borregos-lacayos-teleadictos-hijosdeputa a sueldo.
    Alla por el final del siglo pasado , los Sistemicos fueron tambien descritos como Recuperadores por algunos iluminados, profetas y/o licenciados , quizas precursores sin saberlo de lo Indignacion de hoy (que es relampago herziano -de herzios y de Herzen- precursor de negras tormentas agitan los cielos…..)
    Pues tenemos que convenir que los Sistemicos-Recuperadores son , a pesar de su numero no muy grande todavia, si de muy dificil eliminacion o bloqueo. Porque es la cualidad mas que la cantidad la que los hace ciertamente molestos y problematicos contra los Indignados Basicos, que en sus Barrrios intentan desde “Llegar a alguna parte”o “Hacer alguna cosa” a Extender en forma de Red la Autogestion Generalizada, el Comunismo Libertario o la Republica de los Consejos, o algun intento parecido.
    Pero sin aislar a los Sistemicos-Recuperadores ningun otro mundo es posible. El Parasitismo clasemediero con caracteristicas funcionariles expresado con lenguaje marxista vulgar e universitario, barnizado con cientifismo-realista es posiblemente el peor cancer sociales que tenemos que enfrentar, localizar y eliminar. Y sabemos bien que quizas ni lo veamos u oigamos, O que ya sea tarde y tengamos que soportar cualquier Coordinadora de Minimos, o Consejo Tecnico Revolucinario Revocable ( Y deberiais saber que una vez elegido, a un Recuperador o Sistemico, no lo revoca ni Durruti bajando del cielo. Atentos, Indignados Basicos!!! Las clases medias y de izquierdas os llevaran al redil , al sofa de nuevo , a la alcoholemia cotidiana. Al canal 33. Y no podemos esperar 30 años mas para levantar del sofa !! Porque el sofa esta quebrado, contaminado, acabado, pues
    Debo colaborar como simpatizante de los Inginados/as Basicos/as, en dar luz sobre tamaños Agentes de la Oscuridad, el Mal y la Dialectica Materialista-Historica Universitaria, que solo consiguen, han conseguido y conseguiran acabar con las organizaciones populares basicas ( asambleas, consejos o soviets ) y las situaciones revolucionarias (todas las del S.XX)
    Mal hayados sean el troskysmo de derechas y de centro, el nacional-leninismo, el sindicalismo burocratico de izquierdas, las asociaciones informales de Burocratas Sin Partido, el rebaño de los movimentistas sociales buenrollistas, pues estos y estas son basicamente quienes construyen las murallas de papel, los que monopolizan microfonos, altavoces, radios, palabras, consensos….. sobre todo consensos que adormecen, desestimulan, burocratizan, centralizan, abortan…cualquier iniciativa original de asaltar los cielos, o como minimo , autogestionar la salud, la educacion, la vivienda y el trabajo. Y tambien los porros y otras ambrosias.
    Por sus propuestas los conocereis : Centralismo Centralista, Comites Comiteriles, Orden y Progreso, Representantes-Delegados-Coordinadores-Loquesea, todo menos ser un Indignado Basico mas, pues esas nubes aciagas , ellos y ellas, se “responsabilizan” de que “todo funcione”, ellos y ellas se “coordinan” con otros fantasmas iguales a si mismos de otros barrios, ciudades, comarcas, regiones, naciones, continentes, planetas y galaxias para…. “avanzar” logrando aburrir a la oveja mas mistica y alejar definitivamente al salvaje mas carnivoro .
    No deberiais tolerar la burocracia de baja intensidad en vuestras asambleas de barrio. No deberiais coordinar la existencia de “alguna cosa representativa”. No deberiais empezar a construir por abajo, sino destruir por arriba, colocando a los burocratas sin partido, normalmente funcionarios colaboracionistas del Estado Moderno, justo debajo del derribo social. Eliminar a los Sistemicos-Recuperadores es condicion biologica para acabar con el Cancer Social del Sistema-Crisis, con ellos y ellas infectando nuestras asambleas y consejos nada es posible. Las hipnoticas propuestas de esos nefastos intermediarios entre el Poder mas Repugnante y la Revolucion mas Necesaria deberian ser detectadas, neutralizadas y exterminadas. O sino como decian nuestros nada postmodernos abuelos “colgarlos de los cojones en la plaza del pueblo” . Depende del grado de Indignacion.
    nadie2011/7

  8. autor(s)

    Probablemente, ciudadano x, nuestro problema es que debemos partir de dos concepciones totalmente diferentes del término “vanguardia”, Esta es la única manera de llegar a comprender tus conclusiones de la lectura del texto.
    Es de suponer que tú no te estas refiriendo con vanguardia a una forma separada de dirigir las luchas, a aquello que fue, y es, una imagen espacular de la sociedad burguesa por una parte grande del movimiento obrero al mantener intacto el principio de división del trabajo: los que saben-los que no saben; los que mandan-los que obedecen. Sobre esta base se definió al partido como conciencia de la clase obrera, llegando Lenin, posteriormente, a elucubrar más ampliamente sobre el papel de las vanguardias.
    Y ha sido precisamente toda la corriente comprendida entre el marxismo anti-autoritario (consejismo, situacionismo, autonomí­a de clase,…) y el anarquismo (con sus otras tantas variantes) la que más ha combatido, desde la discusión teórica a la organización práctica: asambleas, consejos, sindicatos únicos, grupos autónomos,…, esta idea.
    Pero estar a favor de las asambleas y en contra de las vanguardias no significa perder la capacidad de pensar, de desarrollar tanto individual como colectivamente la capacidad de construir saberes propios (en este contexto se podrí­a encuadrar el texto que estamos comentando), sino más bien todo lo contrario, pues en la asamblea la conciencia no está amputada del resto del cuerpo. Más aun, y en este sentido, es responsabilidad de todas el prevenir a estas, las asambleas, de las posibles manipulaciones por parte de quien posee intereses exteriores a los que se dicen órganos autónomos.
    Lo que resulta cuanto menos curioso es que la misma gratuidad con la que se acusa a alguien de vanguardia mientras sostiene una postura totalmente afí­n a los principios de la autonomí­a y la horizontalidad, es la que parece se emplea para limpiar de sospecha a aquellos que justamente sí­ son conocidos por pertenecer a cuadros de partidos y, que a nos ser que vivan la polí­tica como un proceso esquizofrénico, es para barruntar con que intenciones participan en un proyecto de estas caracterí­sticas.
    Repitiendo un poco lo ya dicho, defender conceptos como autonomí­a, asamblea, acción directa, horizontalidad,…no es querer dirigir un movimiento como el 15M, sino apostar por él; invitar a la reflexión colectiva no es querer constituirse como vanguardia, sino dar un paso al frente para acabar con ellas.
    Con este espí­ritu se anima a todas a abrir debate, a escribir sin miedo a no poder publicar literatura o a las crí­ticas, a dejar atrás a los que dicen estar por delante.
    Y en espacial a ti, ciudadano x, para que nos expliques que es lo que tú entiendes por vanguardia (y no hay ironí­a).

  9. p de abismo

    Reformismo o revolución. He estado en muchas asambleas y, al final, siempre el debate se queda trabado en esta dicotomí­a estéril. Miremos lo que ha pasado en Grecia, esos sí­ que estaban indignados, rabiosos e impotentes. El leviatán tiene el monopolio de las armas, de la gran fuerza bruta, ¿vale la pena enfrentarse a él cuerpo a cuerpo?. NO tenemos prácticamente ninguna opción de tan sólo ofrecer resistencia.
    Entonces, ¿qué?.
    Según mi parecer, una clave fundamental para crear la alternativa es producir un tipo de organización tan grande como la red misma, y cuando digo organización me refiero a un orden a unos objetivos de corto y largo plazo. Hay que agruparse no sólo a nivel local, de ciudad, debemos extender la comunicación comarcal, poblacional y pronvincial. Cohesión organizativa, buscar y debatir acciones en conjunto.
    Por otro lado, paralelamente, es necesario crear las realidades alternativas que nos garantice un mí­nimo radio de acción conjunta, es decir, alternativas económicas para autobastecernos y autogestionarnos lo suficiente para no depender de las contingencias cotidianas de la explotación laboral. La creación o asociación libre de cooperativas es una opción que sin marginarse del circuito productivo del sistema, es capaz de hacerlo de otra manera, autoproduciendose y autogestionandose. Es una ví­a, una opción. Como ya dije, son 2 las tareas del 15-M: la crí­tica intelectual y la alternativa material.

    Gran página,

    Salu2,
    f.c.

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