Los mecanismos de aquellos que tienen el poder (grandes empresarios, políticos, grandes medios de comunicación…) para poder vencer la resistencia popular a sus proyectos no son nuevos. Podemos reconocerlos en cualquier conflicto. Básicamente se trata de dos estrategias complementarias: Un texto difundido al calor de las protestas en Gamonal.
1. La Represión: es la cara más dura del sistema, la que nos recuerda a los tiempos de Franco. Detenciones, torturas, amenaza de cárcel, intimidación. En Gamonal hemos podido comprobarlo de primera mano. Casi 50 detenidos en Burgos, de los que la mayoría tendrán que enfrentarse a un juicio. La jueza ha advertido que “algún arrestado podría ser condenado a 6 años de prisión” (DB, 16 de enero). El barrio está ahora mismo militarizado. Algunos detenidos han descrito las torturas en comisaría. “Terrorismo” ha sido definido como “el uso sistemático del terror, para coaccionar sociedades (…)”. Infundir miedo es una de sus armas más poderosas, y los gobiernos acreditan una larga experiencia en su administración. El endurecimiento del código penal está ya en marcha, y pronto veremos sus consecuencias.
2. La integración: un gobierno “democrático no puede sostenerse sólo mediante el miedo de sus gobernados. Es también necesaria una ilusión de consenso y unos canales de seudoparticipación. Las elecciones son una muestra. Vemos otra muestra cuando el poder reparte “democráticamente” recursos (locales, subvenciones) a condición de no cuestionar sus decisiones. Aquí hemos comprobado como el Consejo de Barrio ha sido utilizado como coartada de consenso y participación. El alcalde quería abrir un proceso de seudoparticipación que legitimara sus especulaciones, pero las vecinas y vecinos, organizados en una asamblea horizontal, hemos sabido no caer en la trampa: el diálogo con mentirosos especuladores es una farsa de diálogo.
3. Estas dos estrategias complementarias tienen un claro objetivo: la división de los vecinos y vecinas. Ellos saben algo: el pueblo unido jamás será vencido. Todos los partidos políticos con representación se han apresurado a considerar algunas acciones que han llevado a cabo los vecinos como legítimas y otras como condenables y que “no representaban al barrio” (Raúl Salinero, IU, DB 12 de enero). El Secretario de Estado de Seguridad ha dicho que “los 40 detenidos pertenecen a grupos de violencia antisistema, extrema, que ya habíamos visto en otros lugares” (Europa press, 13 de enero). Un informe de la Comisaría Provincial de Burgos achaca a los anarquistas “el dirigismo en los desórdenes públicos, que impulsaban y daban origen a los incidentes y de forma inmediata desaparecían de la zona” (El País, 19 de Enero). Los que hemos estado aquí sabemos lo que aquí ha pasado. Y además empezamos a vislumbrar sus estrategias de división. Ya no nos fiamos de los medios de comunicación mantenidos por el gran capital.
Nos ofrecen dos opciones: la aceptación de los cauces legales de participación ciudadana (elecciones, consejos de barrio, sugerencias al alcalde…) o sufrir la represión, el aislamiento, la descalificación y la criminalización.
Ahora mismo hay altos muchos funcionarios planeando como separarnos y vencernos. No podemos caer en su trampa. Los vecinos y vecinas debemos permanecer unidos y decidiendo entre todos cómo queremos organizarnos y pelear. No nos vamos a olvidar de los encausados, tampoco de los solidarios de otras ciudades. Hemos de ir decidiendo juntas lo que nos parece legítimo o no. Si lo legítimo para ellos es echar a la gente de sus casas o llenar su bolsillo a costa del contribuyente, no nos interesan demasiado sus categorías morales sobre lo que es decente y lo que no lo es. Hoy por hoy lo que es legal y lo que es legítimo no suele coincidir. Y no queremos comulgar con ruedas de molino.
GAMONAL NI UN PASO ATRíS
(M)
Si no estáis prevenidos ante los medios de comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido”
Malcom X
unx
Muy bien la cita de Malcom X.
Ahora, no es tan fácil… mira que todos y todas sabemos que los medios mienten, y hasta lo decimos al leerlos, pero ¡luego nos creemos lo que dicen!
Complicado pero necesario.