El disputado voto

Seguro que el señor Cayo, aquel ficticio personaje que desnudo Delibes, no se hubiese planteado nunca que en Cortiguera, Valdelateja, Tubilla o Sedano alguno de sus vecinos hubiese amañado el censo electoral. Pero, el egoí­smo, la ambición y el arribismo terminaron calando en su pueblo y aledaños muy a pesar suyo.

Hace unos dí­as la noticia salio a la palestra, en Burgos 46 localidades han tenido una apertura de expediente por posibles irregularidades en su censo electoral, hoy es una practica muy común que antes no era. Empadronar a amigos, familiares o simpatizantes para que te aupen al poder. Incluso se rumorea que muy cerca de allí­, en Oña, las monjitas acompañan a los “locos” a que voten con una papeleta de un partido X previamente sellada por ellas. Evidentemente las 46 localidades a las que se las abre expediente seguro que son las más chapuceras y claras, mientras que otros tantos municipios listillos lo han hecho bien, es decir sin que se note ni sea demasiado evidente.

Las mentiras, el interés y los mí­tines hoy pueblan toda nuestra geografí­a pero no son las únicas miserias de este sistema, hay mucha mierda y si la pisas no da suerte. Un sistema judicial que no castiga al polí­tico como castiga al no-polí­tico, si ustedes piensan que la estafa se castiga en todos los ámbitos, están muy equivocados. Aquellos jóvenes que acosaban al Señor Cayo, hoy son mayores y acomodados polí­ticos que trafican con padrones, esos jóvenes que contaban con ideales hoy trampean y mienten. Cualquier tema es rentabilizado en forma de discurso que llama a inducir un voto. ¿Te gusta la energí­a nuclear?, ¿Estas en paro?, ¿Te ahoga la hipoteca?, ¿Que te preocupa?… Todos los problemas que tengas, sea cual sea tu posición hacia ellos, son digeridos por la amalgama polí­tica para simplificar la solución en una llamada al voto. Es simplista y absurdo pero funciona.

El sistema funciona, sea como sea, caiga quien caiga. El mercado de los votos cada dí­a que pasa es más competitivo pero igual de rentable.