Publicado por DV & archivado en Antifascismo, Cultura, Elecciones.

Poco se puede leer y poca gente conoce el reseñable e interesante movimiento suizo “Operación Libero”, ahora mismo es uno de los pocos movimientos políticos que sin ser partido ha frenado en seco a la ultraderecha desde un punto de vista activista.

Este movimiento nació en 2014 cuando la ultraderecha suiza se alzaba como una de las principales fuerzas políticas representativas suizas llegando al parlamento. Pero es en 2016 cuando el movimiento coge relevancia, consiguen tumbar en el último segundo un referéndum propuesto por la ultraderecha suiza que se daba por ganado. El polémico referéndum pedía expulsar a los inmigrantes por cualquier delito cometido. “Operación Libero” ha aportado mucho a cómo combatir el populismo que fabrica la ultraderecha. Obviamente no todo son flores para este movimiento, “Operación Libero” es un movimiento liberal y europeísta, algo huele mal cuando alguno de sus líderes aparece entre la “prestigiosa” lista de las 30 personas más influyentes de Forbes. Pero no deberíamos olvidar que los liberales también son antifascistas y que algunas corrientes liberales tienen un currículum salvaje luchando contra el fascismo, desde el 39 hasta nuestros días. De su receta hay consejos muy a tener en cuenta. Por ejemplo, uno de ellos es usar lenguaje simple y sin tratar a la gente por idiota. Para este movimiento la gente anda preocupada en otras cosas y un mensaje simple cala más que uno complicado. Pero de entre todas las cosas que podemos sacar en claro de este movimiento, que hay muchas, hay una especialmente escabrosa: Apropiarse de los símbolos nacionales.

Operación Libero” recuperó la bandera suiza y los símbolos nacionales usándolos en sus campañas. Algunos politólogos han llegado a asegurar que fue uno de los principales aciertos que en 2016 hicieron virar el rumbo de un país a punto de descarrilar en la xenofobia:

Uno de los vídeos de “Operación Libero”

Mientras en Suiza la ultraderecha llegaba al parlamento, en España nacia una escisión que pillaba en fuera de juego a Rajoy. Abascal y el burgalés Ortega Lara perpetraban la primera fractura del partido en dos décadas y fundaban el referente de la ultraderecha española. Seis años después muchos políticos y movimientos de izquierdas con una ultraderecha desatada parece que han empezando a aplicar gran parte de la receta que los suizos han dejado escrita y han comenzado a usar los símbolos nacionales españoles. En la mascarilla, en los iconos de las redes sociales, en la propaganda o incluso implícita en los nombres de partidos podemos ver referencias patrias. La bandera de España empieza a ser un común denominador de muchas fuerzas políticas, incluso en partidos y destacados militantes de izquierda. Es una fórmula que ha funcionado muy bien en Suiza, ¿funcionará así de bien aquí también?, está por ver.

La bandera de España tiene un deplorable origen, para mi como para muchos otros es nauseabunda. Pero pese a que las comparaciones sean odiosas y la bandera de España de asco tanto por su origen como por lo que representa, la de Euskal Herria, por ejemplo, no se queda atrás y sin embargo no ha sufrido la misma repulsa. La bandera de Euskal Herria la crearon los hermanos Arana. Al menos Sabino Arana era claramente un xenófobo y la bandera está cargada de simbología católica y de derechas. Lejos de entrar en estúpidas competiciones la mayoría de las banderas tienen un origen lamentable, en el estado español la izquierda ha bendecido banderas usadas por reyes a las que ha añadido la estrella roja o las ha desteñido para inmacularlas. Como si eso fuese suficiente para olvidar la sangre, el sudor y la tiranía que trajeron a nuestros antepasados esos inmundos trapos.

Es triste ver como el sentimiento nacionalista se expande como una lacra y cala en nuestra sociedad, sea cual sea la bandera, sean cual sean sus fronteras o sea cual sea el eufemismo con el que se auto-denomine (reino, nación, imperio, pueblo…). Por otro lado no sorprende que si la bandera de España está de moda, los políticos con ansia de representar sigan la moda, como tampoco sorprende que si la xenofobia se populariza en muchas corrientes de izquierda despierten voces que adapten el discurso xenófobo para atraer al votante. Luchar contra el fascismo usando sus fetiches no parece un camino honesto, pero tampoco parece honesto inventar y sacar a escena otros fetiches que, pese a tener diferentes colores, vienen a ser lo mismo. Además los debates tras la bandera y el sentimiento patrio llegan a ser tan tristes que han terminado en competiciones populares de “a ver quién la tiene más grande” o “a ver quién saca más banderas al balcón”.

Puede que a los suizos les funcionase esa estrategia de la bandera. Pero esta claro que aquí, al menos, la guerra con las banderas ha idiotizado a la sociedad. Ha centrado el debate político en el nefasto “sentimiento de pertenencia” cambiando la lucha de clases por la lucha entre iguales. Obreros españoles contra obreros catalans, obreros catalans contra obreros valencianes, obreros cántabros contra obreros euskaldunes… Y lo peor es que el fascismo parece estar en su salsa.

2 Comentarios para “La bandera de tu mascarilla”

  1. Carlos Sánchez

    Pero que y de dónde nace el fascismo.
    Si tenemos en cuenta ciertas ideologías del siglo XX…
    Nos encontramos un neso común.
    NAZISMO: excision anticomunista del partido
    socialista aleman.
    FASCISMO: excision anticomunista del partido
    del trabajador italiano el cual es
    socialista.
    SOCIALISMO: sistema de ideología comunista
    para dar una cobertura democrática
    al comunismo.
    Entonces nos encontramos que mussolini es el fundador del fascismo, y tomo la base del pensamiento del socialismo.
    Hitler copio de mussolini las formas y didáctica del fascismo adaptadolo a su “superior raza” …
    Entonces nos presentamos a un dilema.
    ¿Que es ser anti-fascistas?
    Estar en contra del socialismo y del comunismo y con la derecha…
    Para ser extremista y me da igual el lado que quieras primero se tendrán que tener las ideas claras y después pensar.

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