Publicado por DV & archivado en Burgos, Economí­a, Laboral.

Desde hace mucho tiempo nos preguntamos. ¿Dónde están los comercios?, ¿Bufetes de abogados a pie de calle?. Es probable que la respuesta no la tengamos en Burgos. Seguramente esté en Barcelona, La Coruña, Londres o Seatle…

Hace unos meses un compañero de trabajo, buena persona y además muy inteligente, me contaba que iba a abandonar la empresa donde trabajábamos. Mi primera reacción fue contestarle:

¡Cabrón!, ¿Dónde te vas?.

La respuesta me dejó helado:

a Glovo.

El silencio, mi silencio, enmudeció durante unos largos segundos el dialogo con él. Mi compañero es un tío 10 laboralmente ablando. Doctorado, trabaja de “data science“, en román paladino “científico de datos”. El encarna una de esas nuevas profesiones que capitanean matemáticos, de raza o no pero con mucha cabeza y que está ampliamente demandada. La pasta que puso Glovo sobre la mesa mi actual empresa no pudo equipararla y mi compañero acabó abandonando la empresa. Pese a que mi compañero estará muy bien pagado, no me cabe duda, la otra cara de la moneda que nos ofrece esta empresa es bien distinta. Los “riders” o en román paladino “repartidores”, personas explotadas y en fraude de ley como falsos autónomos. No es raro conocer a alguien que se haya visto obligado a ponerse la mochila de esta polémica empresa para salir del paso.

Un repartidor de Glovo en Gamonal

Glovo es una empresa de economía de escala, necesitan un gran volumen de usuarios para empezar a generar beneficios. Pese a que Glovo parece que aún no es rentable, debería serlo cuando coja el volumen óptimo. Las economías de escala tardan en ser rentables, pero cuando lo son, son imparables y difícilmente reemplazables. Probablemente esta empresa en países como España ya haya conseguido la rentabilidad y los inversores hayan visto que su modelo de negocio es viable, desde el punto de vista capitalista ¡claro!. La consecuencia más lógica de la llegada de Glovo a nuestra ciudad ha sido que aquellos negocios de la ciudad que tenían envió a domicilio hayan abandonado su línea y se hayan dejado llevar por esta empresa que es capaz de abaratar costes y sobretodo atraer masa de clientes a los negocios que colaboren. Pero tras esta empresa se fragua una nueva amenaza que promete transformar aún más, si cabe, nuestros barrios.

Glovo, lamentablemente, no es la gran protagonista de la economía de escala. Empresas como Amazon, Zara, Ikea o Mercadona han transformado mucho más nuestros barrios, llevan mucho más tiempo entre nosotros y tienen mucho más volumen. Todas estas empresas, destinadas a triunfar, traen otro paradigma laboral. Mientras las tiendas de toda la vida en el barrio cierran o decrecen, el trabajo de repartidor se ha incrementado considerablemente. Mercadona, por ejemplo, hace años que planea su salto al mundo digital y sabe que sus supermercados físicos tienen fecha de caducidad. En un futuro cercano es probable que todo el mundo vea los escaparates desde el móvil y no desde la acera.

Pese a que el panorama pinte mal para el comercio tradicional aún existen negocios que se resisten a las economías de escala. Los bares, restaurantes, panaderías, el comercio de proximidad… resisten sin problema al terremoto que ha asolado gran parte de las tiendas de barrio. La pregunta es: ¿durante cuánto tiempo lo harán?. La nueva vuelta de tuerca capitalista puede terminar estrangulando lo poco que queda y asediar a los modelos que han resistido. Se llama “Quick commerce” o en román paladino “Comercio rápido”. Su premisa es muy sencilla, prometen traer lo que desees a casa, con buena calidad, en tiempo récord y usando ingeniería de la buena.

Este modelo trae consigo conceptos nuevos, como las “Dark stores” o en roman paladino “Tiendas oscuras”, seguro que has visto multitud de noticias relacionadas con estos nuevos locales aunque no hayan usado ese nombre (esta o esta). Lugares estratégicamente ubicados, sin necesidad de estar a pie de calle o en lugares céntricos, sin escaparates, abaratan costes inmobiliarios para apoyarse en las plataformas de reparto. Su premisa es inmediatez: lo que quieras, en tu casa y en tiempo record. ¿Cómo lo consiguen? aquí es donde entra mi antiguo compañero. Estos negocios tienen previsiones de venta, lo pueden entregar tan rápido ya que saben que les van a pedir, algo que parece imposible, pero que no lo es. Amazon, por ejemplo, lleva años haciendo predicciones de venta exitosamente. Este nuevo modelo puede convertir a, por ejemplo, a la hegemónica Mercadona en un dinosaurio al borde de la extinción. Pese a que este modelo es relativamente novedoso, hay muchas posibilidades para que esto triunfe en nuestra ciudad. Ya lo está haciendo en otras ciudades de la península y sus ejecutores cuentan con mucho capital invertido. Cuando el río suena…

Pero, si la lucha por los derechos laborales frente a la economía de escala ha sido y es complicada, imaginaos la lucha frente al “Quick commerce”. Sin tiendas físicas, jefes virtuales, nóminas por correo, sin nombres propios… los responsables de la explotación están lejos de aquí, en Seatle, Barcelona o Londres. Los viejos métodos de lucha probablemente no valgan contra sus nuevas malas prácticas. Cuando abres Twitter, Facebook, Google o la app de Glovo frente a los anuncios de compra no aparecen otros denunciando que la empresa explota, que coarta el derecho a sindicarse, que usa falsos autónomos, o que ese nuevo modelo capitalista nos empobrecerá aún más.

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