Publicado por DV & archivado en Burgos, Eventos, Gamonal.

Han pasado ya más de dos años desde que se produjeran los hechos del 18 de agosto en el barrio de Gamonal. Dos años desde que la violencia institucional fuera contestada por la acción colectiva de cientos de vecinos.En breve dará comienzo el proceso al cual se enfrentan los vecinos y compañeros que fueron detenidos arbitrariamente aquella noche. Coincidiendo con el segundo aniversario celebrado el pasado verano Caelio hizo publicas una serie de refexiones dando su particular opinión sobre lo ocurrido, las cuales publicamos a continuación .

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Quizá, con la perspectiva que brinda el tiempo pasado, podamos sacar conclusiones nuevas de lo que pasó el 18 de Agosto en el barrio de Gamonal, Burgos, o quizá sigamos enrocados en nuestras posturas más chulescas, defendiendo lo imposible.

El Ayuntamiento de entonces, que es el de ahora, tiene la mala costumbre de no reconocer sus errores. Probablemente en privado, pero nunca en público. Forma parte de su código deontológico a nivel nacional.

Quiero repasar los hechos. Vistos y vividos por un vecino de la Avenida Eladio Perlado. El Ayuntamiento de entonces, que es el de ahora, practicó la polí­tica del globo sonda, es decir, emitir públicamente un proyecto para tomar temperatura a los diferentes sectores de la sociedad burgalesa. Así­ a bote pronto se me ocurre la prolongación de la calle Conde Jordana y dotarla de un puente de cuatro carriles para desembocar en el mismí­simo MEH con una glorieta. Otro globo sonda se gestó en las elecciones municipales: el túnel de Eladio Perlado hasta el barrio del Buenavista. Funcionarios, técnicos y diversos expertos los descalificaron por absurdo derroche de dinero sin obtener un aprovechamiento mí­nimamente funcional. El Ayuntamiento de entonces, que es el de ahora, experimenta con otro tipo de polí­tica: La del as en la manga. Más o menos a mitad de legislatura y realizados ya los cálculos para hacer coincidir el final de obra con las elecciones, se sacaron de la manga el Parking de Eladio Perlado, junto con el de San Agustí­n y el de Virgen del Manzano. Curiosamente esa polí­tica sigue activa. Cuando la legislatura pasada se empezó a enrarecer con el asunto de los Parkings, se sacan de la manga la candidatura para ciudad de la cultura 2016 sin haber invertido más de lo necesario en cultura, improvisadamente, con prisas, con fotos y sin tener un sustrato cultural aceptable para estar preparados.

En esas nos encontramos, así­ que gracias a la polí­tica del as en la manga, se inició la redacción de los proyectos para los tres parkings. San Agustí­n ejerció resistencia vecinal. Por la ví­a del asociacionismo vecinal, se recogieron las firmas necesarias para desechar el proyecto. Según ley, si hay firmas necesarias de vecinos que no quieren realizar la obra, se desestima. No ocurrió lo mismo en Eladio Perlado. El asociacionismo vecinal está muy atomizado. Pero un grupo (insignificante) de vecinos decidió plantar cara al Ayuntamiento de entonces, que es el de ahora. Lo recuerdo muy bien, todos los lunes, manifestación. Primero fueron diez personas, pero poco a poco el número fue creciendo. Estos vecinos fueron recibidos por el Ayuntamiento en varias ocasiones, trayéndose al barrio la chulesca por respuesta. Concejales como Javier Lacalle hicieron uso de la actitud más arrogante. La testiculina que me gusta denominar, te puede jugar malas pasadas. Los vecinos que se reunieron, fueron los portadores de la inquietud de un barrio. Aportaban soluciones al problema del tráfico. Fueron desmontadas una a una por el equipo de gobierno. Sin razones, sólo desechadas porque no se las ocurrieron a ellos. Asociaciones de vecinos como Eras de Gamonal o Francisco de Vitoria, estuvieron activas en el proceso. No así­ el Consejo de Barrio, que realmente fue patético su comportamiento. En una de las reuniones, los vecinos regresaron al barrio y convocaron una reunión improvisada. Vinieron a comentar que concretamente el Sr. Lacalle impuso de forma enojada el lema de “el parking se hace por cojones”. Cada lunes asistí­amos más vecinos que el lunes anterior a las manifestaciones. La actitud déspota del Ayuntamiento de entonces, que es el de ahora, provocó muchas adhesiones a la causa del barrio. Se empezaba a respirar una unión en el barrio fuera del Consejo.

Eso no debió gustar mucho en el propio Consejo de Barrio, aquí­ ellos ya no podí­an quitar y poner, hacer y deshacer. Se limitaron a ver el desenlace desde la barrera y, advierto, no estoy seguro al cien por cien, pero tiene toda la pinta de que fueron los culpables de los papeles que aparecieron en el barrio con el lema de “Parking Si”. Encima, echando leña. Las manifestaciones del los lunes empezaron a ser numerosas. La prensa local cubrí­a las manifestaciones, pero preferí­a pasar de puntillas ante el problema que se estaba gestando, sin analizar las causas o verter una opinión claramente realista de la situación. En una de las manifestaciones fue recriminado el fotógrafo de Diario de Burgos, salvándose por las patas. La misma prensa local no era consciente que los vecinos í­bamos en serio. En un intento de canalizar la crisis, la oposición el Ayuntamiento de entonces, que es el de ahora, recibió varias veces a los representantes vecinales, no materializando ninguna postura nueva en la crisis. Quizá por la desconfianza que brinda un polí­tico, los vecinos no supimos encarrilar la situación, quizá también por nuestra deficiencia de ser un grupo asambleario y no constituido legalmente como lo son las diferentes asociaciones de vecinos. Craso error el nuestro desconfiar de quien debimos confiar, creo yo, ya que existe mucha diferencia entre imposición y diálogo distendido y sin diferencias

El dí­a 16 de agosto empezaron a aparecer los primeros carteles de prohibido aparcar en más de la mitad de Eladio Perlado. El barrio respiraba una tranquilidad tensa. Los pesos pesados del equipo de gobierno se encontraban de vacaciones. La madrugada del 18 de Agosto, las grúas municipales apartaron de forma eficiente todos los coches de la Avenida. Una cuadrilla de trabajadores comenzaron a instalar unas vallas perimetrales escoltados por agentes de seguridad y policí­a local. Este que aplica la polí­tica del as en la manga sabe aplicar también la polí­tica de la consigna. Esto se hace así­ porque lo digo yo y nadie rechista. Es por la mañana cuando el barrio se muestra inactivo, la gran mayorí­a de los vecinos tenemos la mala costumbre de ir a trabajar temprano, amén de los que se encontraban de vacaciones. Una señora mayor agitó las vallas recién instaladas recibiendo a cambio una desmesurada paliza por parte de los policí­as. Ocurrió en otras dos ocasiones y con vecinos entrados en edad. Cuando llegué a comer, me lo contaron. En cada portal de la calle habí­a grupos que hablaban sobre lo sucedido. Se pegaron carteles de “reunión urgente a las 20:00”. La Policí­a Local practicó la mano dura sin contemplaciones. Esa era su consigna. En la reunión de las 20:00 ya todos los vecinos estábamos indignados por lo que habí­a pasado por la mañana. La nocturnidad con que se colocaron las vallas, la intransigencia de dí­as pasados, etc. Cerca de 500 vecinos nos encaramos a aquellos que tení­an la consigna clara. Varios empezaron a derribar la vallas metálicas y los de la consigna se vieron desbordados. La vallas tardaron en derribarse justamente 5 minutos, el efecto dominó es lo que tiene. Jóvenes del barrio ensañados y envalentonados empezaron a empujar la caseta arrastrándola hasta casi el Ambulatorio de Eladio Perlado. Casi instantáneamente los contenedores empezaron a arder. Un grupo de vecinos decidió cortar la Calle Vitoria (Nacional I). La Policí­a se vio desbordada y se agruparon frente al ambulatorio. No sé si esperaban nuevas consignas o refuerzos. El caos se brindaba por cualquier rincón del barrio y empezaron las primeras cargas. Policí­as Locales haciendo el trabajo de antidisturbios. Fue muy triste ver cómo apaleaban sin piedad a sus propios paisanos. Cuando empieza una guerra, al primero que hay que anular es al notario que da fe de la batalla. Muchas cámaras fotográficas fueron confiscadas por la Policí­a, no así­ a los aguerridos fotógrafos de la prensa local, que no se movieron del regazo de la Policí­a. Lejos de calmar la situación, la Policí­a parecí­a dar palos de ciego. En un instante fotográfico pude contemplar el rostro desencajado de un funcionario joven, con la mirada tremendamente encendida por el ansia de batalla y porra en mano atizaba sin despeinarse a todo el que se cruzara. Desgraciado golpe en el costillar me hizo cambiar de escenario y desde casa terminé de ver la pelí­cula. Fue curioso como lloví­an objetos desde las casas y en dirección a los desbordados Policí­as. La batalla callejera parecí­a no calmarse. Fueron intensas esas dos horas, hasta que aproximadamente las 11 de la noche empezó todo a calmarse. A las 11:30 llegó el refuerzo antidisturbio desde Valladolid y sin intervenir, todo volvió a quedar en calma.

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Al dí­a siguiente fue como son todos los dí­as después de una batalla. Cada uno cuenta su hazaña. Otros manipulan la información para desdecir al contrario, cuentos, cuentos, cuentos… Se puede resumir en una sola poesí­a. Cierto es que varios agentes perdieron sus armas reglamentarias. Cierto es que hubo heridos, y algunos con carácter muy serio. Cierto es, también que el Alcalde de entonces, que es el de ahora, suspendió sus vacaciones. Cierto es que el vecino Policí­a que viví­a en Eladio Perlado y tan gustosamente apaleaba a sus colegas de barrio vivió, probablemente, los dí­as más angustiosos de su vida, revolviendo su conciencia hasta no encontrar explicación a lo ocurrido. Cierto es que se suspendieron las obras del Parking hasta “nuevo aviso”. Cierto es que en el barrio ya no habí­a coches, ni grupos de personas en los portales, ni vallas, ni contenedores… El barrio se estaba relamiendo las heridas.

fOTO
No me produce ningún orgullo lo ocurrido. Tristeza más bien. Cómo un polí­tico trató de imponer su proyecto sin colaborar con los vecinos. Cómo ellos mismos ninguneaban todo un barrio de la forma más chulesca. Cómo la arrogancia les llevó a este lí­mite y cómo nunca han reconocido sus propios errores. Yo reconozco y a tí­tulo personal el error de ambas partes al no haber creado una atmósfera adecuada para dialogar distendidamente, aunque sea con una cerveza por medio, hay que hacer lo imposible para entenderse y más si compartimos impuestos. Tristeza, por tanto. Vergí¼enza de llegar a ese extremo.

En las elecciones municipales de 2007, el grupo Popular se manifestó nervioso por el temor a perder las elecciones debido al enquistamiento que estos hechos produjeron en la vida municipal de Burgos. Esto sumado a una campaña inteligente del socialista íngel Olivares, volcado en el barrio de Gamonal, provocó serios temores. Se saltaron la consigna nacional y emitieron varias cuñas publicitarias en la Cadena Ser Burgos en pleno boicot nacional al grupo Prisa. Los “guardaespaldas” del equipo de gobierno adquirieron una pieza museí­stica de gran valor anunciándolo en la prensa como un logro al fin conseguido.
La arrogancia sigue vigente en el Ayuntamiento de ahora, que era el de entonces. Los encausados en los disturbios se enfrentan a penas de cárcel. La acusación de la empresa constructora (que es la que sufrió todo el daño económico) retiró los cargos. El equipo de Gobierno se ha quedado sólo y sigue adelante con el proceso judicial como acusación particular. No persigue la condena de los encausados. Quiere el escarmiento público.
Desde lo más profundo de mi sentimiento, y como padre inquieto por la educación de mis hijos, abogo porque nunca más vuelva a ocurrir lo que vi. Esta ciudad es tranquila, quizá estos episodios se puedan ver en otras ciudades donde están acostumbrados a leer noticias del dí­a después de una batalla.

Caelio avergonzado.

Un Comentario para “La otra Batalla de Gamonal”

  1. El Risitas

    Ejercicios de dominación, ejercicios de ejecución…

    Es como el paredón pero sin balas.

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