Hace tiempo vi una pintada en la pared que decía. “La vida es eso que pasa mientras vives con el miedo de que alguien te ocupe tu casa de vacaciones, casa que no tienes y vacaciones que no puedes permitirte”.
Ocupar una vivienda abandonada es algo que los seres humanos llevamos haciendo desde hace miles de años. Por ejemplo en España entre los años 60 y 70 fue algo muy común debido a la afluencia de población que se trasladó del campo a las ciudades. Sin embargo, el “movimiento okupa” surgió a mediados de los 80 y se vinculaba a aspectos políticos. La propia RAE, estemos o no de acuerdo, recoge en su diccionario la siguiente definición para un “okupa”:
movimiento radical: Que propugna la ocupación de viviendas o locales deshabitados
Pese a que definir este movimiento es terreno fangoso, podríamos decir que el “movimiento okupa” trata de denunciar la dificultad de acceder a una vivienda y la dificultad de realizar diferentes actividades mientras propaga ideas políticas sin olvidar que dentro del movimiento existen muchas tendencias y muchas formas de secundar esta práctica. Podemos entender por lo tanto que no es lo mismo ser un “ocupa” que un “okupa”. Sin embargo, los medios generalistas confunden deliberada y continuamente a “ocupas” con “okupas”. Por ejemplo, hace tan solo un mes podíamos leer titulares como este en la prensa local y nacional sobre Burgos:
La presión de los vecinos echa a unos okupas de unas viviendas recién escrituradas en Burgos
La propia frase es una incongruencia, ningún “okupa” ocupa una vivienda que está recién construida y va a ser entregada, ya que la vivienda no ha sido abandonada. Además en la noticia no encontramos ningún motivo político, ninguna denuncia social ni nada por el estilo. Un periodista veraz hubiese suprimido la “k” del término “okupa” para convertirlo en un simple “ocupa”. Los posteriores días a la noticia de los “okupas” de Villimar transcurrieron otras noticias y declaraciones de grupos políticos de ultraderecha, artículos de opinión donde se mezclaban a los verdaderos movimientos okupas burgaleses con delincuencia, drogas, etc. Toda una operación de descrédito y mala prensa que se repite cada cierto tiempo aprovechando cualquier pretexto y que da visibilidad y airea discursos de determinados partidos políticos.
Hace unos años conocí en Gamonal un piso okupado, sus habitantes eran miembros del movimiento okupa burgalés, el piso era propiedad de un banco y llevaba años abandonado, el banco no pagaba la comunidad ni lo mantenía. Antes de que entrasen los okupas el piso estaba vandalizado y saqueado por anteriores inquilinos. Los vecinos de aquella comunidad preferían a okupas antes que a simples ocupas, los okupas rehabilitaron el piso en la medida de sus posibilidades y pagaron la comunidad siempre que les fue posible, yo mismo presencié un trato amistoso con los vecinos del portal. Pero en la prensa no transcienden este tipo de experiencias y por eso la mayoría de la gente confunde ocupas con okupas y asocian el término a delincuencia, drogas, etc.
Pero hay algo mucho peor que la desinformación, y es el miedo. La cantidad de bulos, noticias falsas y chascarrillos que circulan sobre los “okupas”. Todo esto no solo ha hecho que personas humildes y obreras desconozcan como es este movimiento si no que también vivan con el miedo que tras un paseo o un fin de semana en el pueblo lleguen a su vivienda y haya sido tomada por unos violentos “okupas” que los dejarán en la calle con lo puesto. Un acto tan cruel como irreal que pese a no sostenerse por ningún lado mucha gente cree a pies puntillas.
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