Publicado por DV & archivado en Burgos, Relato.

2-33aDe cómo el mundo de los sueños y el de la vigilia se entrelazan en las intimidades de una capital cualquiera de provincias. Un  relato de nuestro colaborador Modesto Agustí­.

Todaví­a hoy me cuesta trabajo convencerme a mi mismo de que todos los acontecimientos que se vivieron aquellos dí­as no fueron fruto de mi  mente perturbada. Los especialistas en la materia afirman que en este tipo de casos en los que la naturaleza de los hechos desborda nuestra compresión, la negación de lo vivido actúa como alivio que nos permite encarar el dí­a a dí­a. ¿Cómo continuar sino con nuestra cotidiana existencia cargando con el peso de determinadas revelaciones?
Hubo un tiempo en el que traté de extirpar los recuerdos con el  bálsamo protector del olvido, los ansiolí­ticos y otros atajos con los que buscaba  adormecer mis fantasmas personales.

Pero no hay atajos que valgan cuando desde nuestras regiones tenebrosas  llaman a nuestra  para devolvernos a aquellos pasajes que nos traen por el camino de la amargura, cuando no, por el de la locura, su hermana mayor e infinitamente más fea. Y como yo no soy ni un amargado, ni mucho menos un loco, me gustarí­a aprovechar estas breves lí­neas para revelar lo que hasta ahora ha permanecido en el más absoluto de los secretos de Estado.

En la relación de los hechos me he permitido utilizar nombres supuestos que poco o nada tienen que ver con lo ocurrido. Si alguno de sus protagonistas se siente, a pesar de todo, aludido y en un arrebato de dignidad pretende denunciarme, que sepan que la jubilación de un viejo chofer oficial de Gobernación primero, y de la Subdelegación del Gobierno después, no da para mucho.

Quizá esta carta solo sirva para convocar a mis propios espectros, pero, ¿no es con la recreación de las propias aprensiones con lo que más disfruta nuestra mala conciencia? ¿No encontramos en ocasiones la recreación morbosa de nuestros miedos motivos para sobrevivir?

Yo personalmente he decido que es mejor concertar cita previa con todos los habitantes de mis propias regiones tenebrosas, a fin de cuentas forman parte de mi persona

Todo empezó cuando aquel extraño cometa apareció en el cielo, bien visible en todo el paí­s, pero justo debajo de nuestra tranquila capital de provincias.

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-Disculpe, Señora Subdelegada,. Disculpe que le moleste pero todo el público esta esperando su discurso de inauguración.

-Lo siento, me he quedado dormida. No se como ha podido pasar, llevo unos dí­as con demasiado trabajo. Pero vayamos a la tribuna, no hay tiempo que perder. Aquí­ mismo: doy por inauguradas este ciclo de conferencias sobre la represión franquista en el frente norte. Me es grato reconocer la labor de organización realizada por la Asociación Manuel Azaña, y ahora me van a disculpar, no me encuentro demasiado bien.

-No se preocupe señora subdelegada, yo mismo le puedo acercar a casa con el coche. Acompáñeme, tengo el vehí­culo oficial aparcado justo al lado del Palacio de la Merced.

-Le estarí­a muy agradecida, desde que apareció en el cielo de Burgos ese misterioso cometa no he podido pegar ojo con la cantidad de casos que nos han llegado a Subdelegación. Si al menos ese jovenzuelo engreí­do de Rudanca dejase de hacer otra cosa que posar para los medios.

-Es lo que tiene la juventud, señora subdelegada. Se dejan eclipsar rápidamente por los flases de las cámaras. También le pasó a nuestro Felipe o a Vera. Ya vera como dentro de unos años ese chico se convierte en un importante referente del partido, tiene madera de polí­tico de interior.

-Ay, no lo se Sebastiano, esperemos que no le salpiquen los escándalos y esos periodistas que ahora le halagan no destapen lo que no debe ser conocido por el populacho. Te imaginas, otra cantinela como la del GAL, serí­a horrible. Casi prefiero otra legislatura con Aparquicio como alcalde.

-No se deje llevar por lo nervios, ya ha podido comprobar como la gestión realizada por el joven Rudanca respecto a la represión de esos guarros que nuestra prensa denomina antisistema ha sido muy brillante

-Si, pero no es lo mismo gestionar el control y vigilancia de los anarcos, okupas y antisistemas de pacotilla en una capital de provincias que ser diputado en Madrid.  Pero conduzca con cuidado por Dios que nos vamos a matar.

-Pierda el miedo que ya hemos llegado. Ahora suba y descanse, ya vera como con 8 horas de sueño todo se ve de otra manera. Tómese un buen baso de leche y a descansar. Mañana será otro dí­a.

-Ni que lo diga, no damos abasto con tanto caso de violencia inaudita. Desde que ese cometa esta sobre  nuestras cabezas parece que la gente se haya vuelto loca. Y además, según los cientí­ficos cuanto más se investiga sobre él, menos sabemos. Parece como si fuese él mismo quien nos estuviera observando desde allá arriba.

-Hágame usted caso,  descanase señora subdelegada, ya verá como no me equivoco.

-Mañana será oro dí­a Sebastaiano.

-Mañana será otro dí­a señora subdelegada.


“EL EXTARÑO COMETí SIGUE PRESENTE EN EL CIELO DE BURGOS”

Los investigadores continúan perplejos ante la presencia del asteroide que parece desafiar las leyes fí­sicas. Los expertos continúan buscando una explicación ante lo que puede ser el acontecimiento cientí­fico del siglo.
¿Esta ligada la ola de violencia con la presencia del cometa? Desde la Subdelegación del Gobierno se niega toda relación”

-Todos los periódicos igual, recordándole continuamente a una que no ha sido capaz de resolver el problema. Parece que se han puesto de acuerdo. Bueno, pues ahora veremos un poco la tele antes ir a dormir y con suerte mañana se habrá resuelto todo. Antes habrá que escuchar el contestador por si ha llamado el niño:

-Hola mama, este fin de semana me quedo en el pueblo con papa, te prometo que estudiaré para el examen no te preocupes. Bueno, un beso-

-Ya se como vas a estudiar tu pedazo de vago. Creo que solo hay un mensaje más.

-Señor Capitán Rojas, al habla el Presidente del Consejo de Ministros de la República, escúcheme usted bien, no quiero ni “prisioneros ni heridos” entre esa gentuza que se ha levantado en Cádiz.  Estoy seguro de que actuará usted con la celeridad y el rigor que requieren los acontecimientos. Cuento con usted para restablecer el orden público.

-Pero cuanto loco suelto hay por el mundo, quién diablos llama y cuenta semejante estupidez. Me parece a mi que estos jóvenes del partido son demasiado graciosos, tendré que hablar con Oligales para que les llame al orden.
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Siempre he pensado que el mundo de los sueños es la antesala que nos conduce a nuestras regiones tenebrosas. La alfombra roja que precede a los laberintos que no nos atrevemos a recorrer por miedo a perdernos, o quizá por miedo e encontrarnos. ¿Quién puede asegurar que ahora mismo no esta soñando?

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-Disculpe que le despierte señora Ruperta, es un placer para mi conocerla.

-Pero, por favor, pero…¿se puede saber quién es usted? ¿Quién le ha abierto la puerta de esta casa? Voy ha llamar ahora mismo a la policí­a.

-No se preocupe no voy a hacerle ningún daño.

-Pero salga ahora mismo de mi domicilio, esto es intolerable. Usted no sabe quien soy yo.

-En eso se equivoca, se perfectamente quien es usted y por eso mismo estoy aquí­. Pero no se apure, aún no he dejado que me presente. Mi nombre es Francisco Cruz Gutiérrez, aunque en el pueblo gaditano del que provengo todos me llamaban Seisdedos. Pero no he venido aquí­ para hablar, tiene que acompañarme señora Ruperto, es urgente.
-Usted no está en sus cabales. Yo no voy a ir con usted a ningún sitio

-En realidad nuestro viaje no nos llevará muy lejos en el espacio, algo de distancia tendremos que recorrer  en el tiempo. Si me permite señora Ruperta, al cruzar esta misma puerta ya estaremos en mi pueblo. No se asuste, los inviernos en Casas Viejas son bastante templados. Quien iba a decirme a mí­ que aquel de 1933 serí­a el último.

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Las banderas rojas y negras que ayer mismo ondeaban en el pueblo y que parecí­an poner punto y final a los milenios de miseria han desaparecido ante la llegada de numerosos efectivos de la Guardia Civil y la Guardia de Asalto. En el ambiente se respira un aroma enrarecido que anuncia la tragedia.

-Esto no puede ser, esto no esta sucediendo, estoy soñando, es un terrible mal sueño…

-Efectivamente señora Ruperta, pero la verdadera pesadilla apenas acaba de comenzar. Fí­jese, la Guardia Civil acaba de irrumpir en el pueblo. Venga conmigo nos situaremos justo al lado de la cabaña donde me refugié con mi familia. Desde aquí­ no perderemos detalle de los acontecimientos, pero tenga cuidado con las balas.

-Ya habéis oí­do lo que ha dicho el capitán, no hay que tener miramientos con eso mal nacidos anarquistas. Son órdenes del propio presidente Azaña. Si no salen de ahí­ le daremos fuego ala choza.-Seisdedos, sal de ahí­ cobarde- grita uno de los cabos.

-No atiende a razones, habrá que sacarlo por las bravas- apunta otro guardia.

-Mire señora Ruperta, ya están lanzando  las bombas incendiarias. La cabaña en la que viví­a con mi familia esta empezando a arder. Al que intente salir le acribillarán a balazos. Solo se salvará mi hija Maria Silva, todos los demás moriremos abrasados. Es una muerte agónica, créame, pero es casi peor aguantar la esclavitud sin rechistar.

-Es horrible, lléveme de aquí­, por favor se lo ruego, esto es inhumano. No puedo soportar tanto sufrimiento.

– Usted puede volver a su domicilió cuando quiera, yo debo permanecer aquí­  No olvide lo que le he mostrado. Estoy seguro de que no lo hará porque tanto yo como lo que ha visto son producto de la conciencia colectiva que une a una generación con la otra, y así­ sucesivamente hasta el inicio, o el final, quién sabe, cuando muere abrasado es casi lo mismo.
Ha sido un placer conocerla señora Ruperta.
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-Ates de llegar a Subdelegación tenemos que pasar por una farmacia he pasado una noche horrible, ha sido espantosa-  El vehí­culo oficial de riguroso incógnito serpenteaba por las calles de Burgos mientras el retrovisor izquierdo me devolví­a una imagen difuminada. Aquel relato me era también familiar.

-Creo, señora subdelegada, que anche tuvimos la misma visita, pero si le sirve de consuelo yo no pude escapar de aquella cabaña.


Modesto Agustí­

Un Comentario para “Los visitantes”

  1. Anónimo

    Muy bueno el texto, dedicado a todos esos pertenecientes a la izquierda-autoritaria que se camufla en democrática o no.

    ¡1933 volverá!

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