Las fechas próximas se acercan cargadas de intensos sentimientos. Por un lado está el aniversario de la irreparable pérdida de Sebastián en diciembre y ahora en noviembre se cumple un año de mi detención. Palabras de Mónica Caballero desde la prisión de Brieva, noviembre 2014.
Recuerdo cuando me comunicaron el fallecimiento de Sebastián, fue como un balde agua fría (mal compañero en las frías noches madrileñas). La pérdida de cualquier compañero/a siempre es un acontecimiento horrible, hoy puedo mirar tal suceso y sentirme orgullosa de haber tenido a un compañero tan digno.
Recordar a los/as hermanos/as es un ejercicio necesario para quienes construimos una realidad diferente, si no lo hacemos nosotros/as sólo nos quedan muchas fichas policiales y reportajes de carroñeros periodistas. La caída de un/a antiautoritario/a en esta guerra contra lo establecido no puede ser sólo motivo de tristeza, también nos llama a seguir su ejemplo y, en mi caso, es una inmensa alegría al recordar la hermosa vida de quien no quiso someterse tomando el cielo por asalto.
Aunque suene repetitivo, Angry vives en nuestra memoria. Nos separan las distancias, nos une el sentimiento.
En estos momentos donde me emocionan los recuerdos aprovecho para hacer un breve análisis de mi situación. Comienzo con un repaso de lo que motivó mi detención.
El día 13/11/13 la policía me detuvo con mi compañero y 3 personas más; nos imputan la colocación de un artefacto explosivo, éste detonó en octubre de 2013 en la Basílica del Pilar (Zaragoza), conspiración para un segundo atentado, éste hubiese tenido lugar en el monasterio de la virgen de Montserrat (Barcelona), y pertenencia a banda armada. Todo esto dentro de la ley antiterrorista.
La organización a la que se nos adjudica pertenencia es el comando insurreccional Mateo Morral, este grupo se ha atribuido la colocación de dos artefactos; uno en la catedral de la Almudena (Madrid) y el de el Pilar (Zaragoza).
Extrañamente la imputación incluye la pertenencia a FAI-FRI y GAC (grupos anarquistas coordinados), cuando en las reivindicaciones de los artefactos no se hace mención a ninguna de estas siglas.
Una de las motivaciones más decisivas para el actuar de los aparatos represivos españoles fueron los informes de sus pares chilenos; en cuanto pisamos suelo ibérico (Francisco y yo) la policía chilena hizo todo lo posible para vengar el ridículo que hicieron con el “caso bombas”, donde ambos salimos absueltos. Las palabras de Sebastián Piñera, quien era presidente de Chile en el momento de nuestra detención, al Ministro del
interior español reafirman lo que digo.
La acusación que cae sobre mí y Francisco está por encima de si somos los autores materiales de los hechos. Aunque los aparatos judiciales jamás lo reconocerán, la acusación es totalmente política, la única certeza que poseen es que somos anarquistas. Jamás he renegado de las ideas que propago y eso lo castigan.
No besaré su cruz de arrepentimiento, camino tranquila al tener la certeza de que lucho por los ideales más nobles y que no acabarán con las ideas y prácticas antiautoritarias.
Armando nuestro camino, sin transar ni negociar.
No pararemos hasta acabar con todas las jaulas.
¡Muerte al Estado y viva la anarquía!
Mónica Caballero
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