La madrugada del pasado martes 21 de junio el Cuerpo de los Mossos d’Esquadra reventaba la puerta de casa de un compañero anarquista de Barcelona, donde vivía con su pareja y otros compañeros de piso. Todos ellos fueron despertados encañonados por armas de fuego y esposados durante horas mientras la policía registraba y saqueaba el domicilio situado al barrio del Eixample.
Finalmente el compañero fue detenido y trasladado a Madrid, donde la Audiencia Nacional dictó su encarcelamiento preventivo en base a una Orden Europea de Detención y Entrega emitida desde la Fiscalía de Aachen, que lo acusa de haber participado en la expropiación de la sucursal bancaria del Pax Bank ocurrida el noviembre del 2014, la misma acción por la cual se encuentra encarcelada la compañera detenida el 13 de abril al Carmel. En este caso, sin embargo, la policía decidió prescindir de la escenificación y la espectacularidad mediática que utilizó en la operación de abril, sin emitir ninguna nota de prensa ni avisar a los media de la operación.
Según hemos podido saber, la orden de detención se basa en la supuesta coincidencia entre un rastro de material genético encontrado en el Pax Bank de Aachen y una muestra de ADN que los Mossos tomaron al compañero simulando un control de alcoholemia. En este falso control, la policía lo habría hecho soplar y una vez acabada la prueba, se habría quedado la boquilla para extraer el perfil genético del compañero a partir de la saliva restante.
Después de una relativamente breve reclusión en la prisión madrileña de Soto de Real, el compañero fue trasladado a la prisión de Aachen -estado federal de Nordrhein Westfallen (oeste de Alemania)- donde se encuentra en condiciones similares a la compañera detenida en abril: una hora diaria de patio, convivencia en el mismo módulo con otros prisioneros preventivos, unas pocas horas de visita al mes, imposibilidad de llamar por teléfono a sus personas cercanas, y todas las comunicaciones intervenidas. Especialmente vulnerante es el formato de las visitas, que se celebran en presencia de dos agentes de la unidad policial encargada de la investigación del caso y una intérprete que traduce la conversación de forma simultánea.
Aun así, esta no es la primera vez que el compañero se enfrenta a las dificultades del castigo y la institucionalización carcelaria. Su encarcelamiento actual se suma a una condena anterior de más de una década en Portugal -de dónde es originario- durante la cual se destacó por su denuncia de los abusos y las violaciones de los derechos de los presos, participando en huelgas de hambre, organizándose con otros reclusos para mejorar sus condiciones de vida, animando al abandono de las drogas con las que la institución tiene sometida la población encarcelada y creando personalmente una voluminosa biblioteca libertaria con la que fomentaba la concienciación y la formación política de los presos, dando así continuidad al oficio de librero que había desarrollado antes de entrar en prisión. Su actitud solidaria y combativa lo puso repetidamente en el punto de mira de la institución y sus castigos, siendo en última instancia procesado como uno de los 25 encausados por el conocido motín de Caixas*. Una vez en la calle, el compañero se trasladó a Barcelona, donde se lo podía ver participar a menudo en los ateneos, las movilizaciones en la calle y las actividades del movimiento libertario.
Ahora afronta, junto con la compañera detenida en abril, la futura celebración del juicio en el cual se juzgará su presunta participación en la expropiación bancaria de noviembre del 2014. Recordamos que con él ya son tres las personas encausadas por lo que la policía alemana describe como una “serie de atracos” ocurridos en Aachen entre 2012 y 2014, incluyendo la compañera holandesa que se encuentra en libertad provisional a la espera del juicio que tendrá lugar el próximo septiembre, cuando se decidirá si es nuevamente extraditada en Alemania, donde ya cumplió varios meses de prisión preventiva acusada de haber llevado a cabo una expropació en 2013.
Vaya para ellas toda nuestra fuerza y solidaridad, todo el respeto y el apoyo para quién es perseguido en nombre de la orden capitalista y sus fundamentos: la explotación entre iguales y la sumisión de toda la vida, las relaciones sociales y los territorios a la lógica ciega del beneficio, la conversión de dinero en más dinero, y el lucro de unos pocos sobre el empobrecimiento del resto.
¡Libertad para las acusadas de haber expropiado bancos en Alemania!
¡Libertad para todas las luchadoras encarceladas y perseguidas!
(*) En este motín, sucedido en marzo del 1996, la oleada ascendente de luchas protagonizadas por los reclusos de las prisiones portuguesas durante los 90 llegó a un punto culminante y eclosionó en una protesta generalizada al centro penitenciario de Caixas, uno de las más sobrepoblados de Portugal, y donde el incumplimiento de los derechos promulgados tras el derrocamiento de la dictadura era más patente. La protesta, que reclamaba poco más que la aplicación de estos derechos mínimos constitucionales, fue ahogada a base de salvajes palizas contra los 180 huelguistas que habían participado de la movilización.
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ladragona
Mucha fuerza!!