Ya se divisan las siluetas de los pastores en lo alto del cerro, desde donde otean el horizonte observando su grandeza y la majestuosidad de su sumiso ganado; cercado y paciendo plácidamente el verde prado ajenos de cual va a ser su sino.
En estos días los denominados “agentes sociales” se encuentran reunidos con el gobierno para llegar a un acuerdo y conseguir llevar a cabo una reforma laboral.
El juego consiste en crear un ilusorio choque de intereses, pero la partida ya tiene las cartas trucadas y la banca se dispone a expoliar la mesa.
Son tres las partes que conforman dicha “negociación”: sindicatos, CEOE (empresarios) y el gobierno. Esta claro que cada uno intentará tirar de la cuerda para su lado, pero a su modo. Dicha negociación ya tiene una hoja de ruta marcada y no se puede salir ni un ápice de la misma.
Dentro de pocos días aunque no se llegue a un acuerdo, la reforma será impuesta por unas de las partes “en negociación” (el gobierno); por lo tanto la “negociación” se da sobre un terreno baldío y estéril, se parte de un ultimátum y de un chantaje a las personas que se verán afectadas por dicha reforma ( l@s trabajador@s ), quienes a pesar de sufrir las consecuencias directamente no tienen capacidad alguna de decisión, ni siquiera de opinión (para eso están las elecciones).
Tener claro que el gobierno impondrá por la fuerza si es necesario dicha reforma ya que cuenta con el beneplácito de Europa (esa gran unidad económica, militar y empresarial) y con la total complicidad de otra de las partes “en negociación” la CEOE (cuyo presidente Díaz Ferrán (modélico y honrado empresario), es un claro y demostrado sinvergí¼enza, por no acordarme de alguna parte de su familia que no tiene culpa ninguna la pobre; pues haciendo una regla de tres simple: si es el presidente que ha sido elegido por los empresarios para representarles, y esto es así porque se supone que encarna sus valores, ideales… es un sinvergí¼enza, pues me permitirán el lujo de llamar sinvergí¼enzas al resto).
L@s empresari@s tiran y tiran con fuerza para llevarse el mayor tramo de cuerda posible (si es posible ir poniéndosela ya al cuello del trabajador) y que sus reivindicaciones, sean aceptadas e impuestas por el único miembro con potestad y poder para hacerlo “el gobierno” una de ellas sería: abaratar el despido; ¿que relación hay entre echar a un@ trabajad@r más barato aún y que se cree empleo; hablamos de despedir y de crear empleo en la misma frase?, absurdo; ¿aumentar la competitividad?; se me vienen varias preguntas al respecto: ¿como lo haremos?, ¿bajándonos los salarios para producir más barato?, ¿trabajar más horas por un menor salario?… y todas me llevan a la conclusión de que el que sale perdiendo es el trabajador quien verá recortadas sus condiciones de vida y será empujado más aún a su condición de esclav@-asalariad@.
Y los sindicatos; pobres desgraciados, su propio amo les ha puesto contra la espada y la pared; aquel que les paga se les quita de en medio y hace oídos sordos a sus pataletas e inocuas amenazas (la amenaza es el arma de los cobardes, la acción la de los valerosos), a sus peticiones (que no exigencias). Son una pieza clave en este juego económico cuya función es seguir manteniendo cual domador de circo acalladas a las fieras ( y cuando digo fieras, sí, me refiero a l@s trabajador@s, pero no fieras como despectivo sino como animales que somos; los cuales sufrimos, padecemos, lloramos… últimamente más a menudo de lo “normal”, sino por su potencial innato, por esa reacción natural que es la rabia y el ataque cuando su condición de persona y sus condiciones de vida se ven amenazadas; hay momentos que es imperativo que salga).
Su papel se ha visto comprometido y son ellos quien ahora intentan lavar su cara haciéndose ver como muy indignados, crispados, bla, bla, bla… pero mientras tanto bien que ponen la mano por debajo para que les sigan untando con las subvenciones. Algo que se demuestra hipócrita y poco honrado.
Nos encontramos pues ante una “dictadura del mercado” donde los designios económicos son interpretados como señales divinas y por tanto incuestionables, los poderes fácticos actúan de monaguillos al servicio del Gran Dios moderno acercándoles el cáliz de la infinita abundancia. L@s trabajador@s vistos como actores secundarios fácilmente desechables y reemplazables, sin peso ninguno. Aunque ell@s sean quien soportan el hilo argumental de la obra.
Los “derechos y mejoras” conseguidas mediante luchas hasta ahora a lo largo de los años son ultrajadas, violadas y pisoteadas. También fueron años convulsos, de incertidumbre… pero la gente parecía tener cierta conciencia de su condición de esclav@s asalariad@s y aunque no peleaban por romper sus cadenas en su totalidad; luchaban por librarse de algunos eslabones y hacerlas más anchas.
La conciencia ha quedado diluida y anestesiada mediante la constante estupidez e idiotez del circo que nos ofrecen desde sus propios medios de entretenimiento. Como en la antigua Roma, la historia tiende a repetirse: da al pueblo pan y circo y quedará satisfecho.
Ya no hay que apretarse el cinturón, se ha pasado de rosca, ahora se trata de apretarse un poco más las cadenas.
Los órganos vitales han sido apuñalados; el entramado social queda herido de muerte.
Nos envían hacia el individualismo más salvaje haciéndonos competidores entre nosotr@s mism@s, instalados en este círculo estúpido del juego democrático donde ya ha quedado claro y cristalino que da igual a quien votes porque no son más que títeres de este gran teatro (las ideologías oficiales han muerto). Si queremos encontrar a parte de los culpables solo tenemos que mirarnos al espejo; ya que con nuestra pasividad, obediencia ciega, nuestro derrotismo y comodidad nos estamos condenando a que esos carroñeros sigan acechando alrededor de nuestras vidas y peor aún, la de las generaciones venideras. Somos nosotr@s los que les damos ese placer.
Se podría aplicar en este caso una frase que definió una época: TODO PARA EL PUEBLO PERO SIN EL PUEBLO.
Esta democracia de cartón no es más que el decorado de la gran obra, donde al final, aún por escribir; los actores: ¿queman el teatro? o ¿siguen actuando de bufones para el regocijo del opulento público?. Tú mismo, pasa a la siguiente página.
Abo
Las ratas de la foto son mucho más hermosas e inofensivas que los rostros de los políticos, empresarios y sindicalistas que ocultan. Aunque parezca increíble, están a punto de abartar el despido, cuando todos sabemos que desde hace años es algo bien sencillo para el empresario… Y la clase asalariada no da ninguna muestra de reacción… cada vez nos acercamos más a ese futuro que imaginaban en las películas de ciencia-ficción
j
Lo que había que hacer es reventar a los putos sindicalistas, que se han convertido en un objeto inservible, en el hijo tonto de la lucha obrera. Para lo único que sirven es para poner el cazo y esconder el rabo cuando aparece el lobo capitalista. Poe experiencia, aparecen en la obra una vez al año e informan previamente , se los llevan a comer a un resturante de lujo y aquí no ha pasado nada.
Y cuando la vaca era gorda todavía se les aguantaba, pero ahora que viene el tio Paco con las re bajas mira lo que han hecho: nada
pepe
QUIEN PUSO MAS… QUE INCLINE LA BALANZA…A mi lo que más me molesta del sistema español de prestaciones sociales, es que si todos tenemos que contribuir a los ingresos públicos de forma directamente proporcional a la capacidad económica del contribuyente, no se siga este criterio de equidad a la hora de ser beneficiario de las prestaciones sociales públicas, pues se concede más cuantía de la prestación, léase por ejemplo, una pensión de más cuantía económica, a quien tuvo una capacidad económica superior, simplemente por el hecho de haber sido un contribuyente que manifestó una mayor capacidad económica.
Entiendo que las prestaciones de la seguridad social deberían dispensarse en función inversamente proporcional a la capacidad económica del sujeto en el momento de ser beneficiario de las mismas, sin que el sistema publico admitiese privilegios o distinciones; Asi el sistema difícilmente caería en disfunciones, si la prestación de jubilación dejase de distinguirse entre contributivas y no contributivas, y a todos los beneficiarios se les igualaría en su derecho a la prestación, sin que se les distinga por haber sido mas o mejores contribuyentes.
En términos tributarios, quien mayor presión fiscal sufre son las rentas bajas, es decir le cuesta más, en términos absolutos, contribuir en un 10% a un Mileurista que contribuir en un 43% a una persona que quintuplica dichas rentas, sin que por ello se reconozca al contribuyente rico, un mayor derecho de uso a los bienes públicos que el ha sufragado. Por lo tanto, referir que quienes más han contribuido a la seguridad social, por haber tenido mayor capacidad económica, ostentan unos derechos adquiridos superiores a detraer del fondo común, a quienes menos han podido contribuir, es cuanto menos injusto.
En España, sin embargo detraen más prestaciones sociales del fondo común público, quienes tienen mayor capacidad económica o la tenían durante su vida laboral, esto no pasa por ejemplo, con la sanidad publica que se presta en igualdad y sin privilegios con independencia de la cuantía que se ha aportado , no distinguiéndose entre enfermos ricos y pobres en los hospitales públicos; cuestión que si se hace con los abuelitos, viudas o huérfanos, según tengan o no ascendientes militares o padres chusqueros, o en función si han sido ricos o no quienes les han generado su derecho a la prestación. Asi si podríamos hablar de solidaridad, pues en este sistema son mucho más solidarios quienes menos reciben.
PEPE EL RURALES