La empresa constructora Arranz-Acinas hace valer el poder del dinero para que se haga silencio sobre el accidente laboral que costó la vida a 10 trabajdores, e irió gravemente a otros 2 en la calle Sauce.
El pasado 13 de enero de 2005 en la calle Sauce del barrio de Gamonal (Burgos) 10 trabajadores encontraban la muerte, y otros 2 resultaban gravemente heridos, mientras trabajaban en una obra de la empresa constructora Arranz-Acinas, en una subcontrata del propio Ayuntamiento. Aquellos obreros trabajaban en la construcción del carril-bici por lo que, a medida que iban avanzando en su trabajo, se iban desplazando por varios puntos de la ciudad. Aquel día en la calle Sauce, el almacén donde se cambiaban, propiedad de la empresa constructora, y donde se almacenaba también combustible y diversa maquinaria, saltó por los aires…
“Una empresa ejemplar y sin parangón en medidas de seguridad” repitieron machaconamente todos los medios de comunicación locales por boca de un sinfín de políticos y personajes burgaleses, sin duda alguna, más preocupados por defender el buen nombre de la empresa constructora que por los trabajadores muertos.
Finalmente el poder del dinero se ha impuesto, y no se celebrará ninguna vista oral al haber sido convencida la última familia que se mostraba reticente a firmar un acuerdo con Arranz-Acinas y la fiscalía.
En estos dos años que han trascurrido desde el accidente, si una cosa ha quedado clara, es que, en la ciudad de Burgos, la mafia del ladrillo es intocable. Y además de ser intocable ejerce su poder absoluto en un feudo donde la vida de sus vasallos, y el silencio de sus familiares, se puede comparar con dinero.
Dos años
Dos años en los que la aptitud de la empresa ha sido siempre y en todo momento la de tratar de responsabilizar a los propios trabajadores del accidente, incluso abogados de Arranz-Acinas realizaron declaraciones tan sumamente cínicas en las que se llegaba a insinuar que la gasolina se encontraba en el almacén debido “a no se sabe que intención de los trabajadores”.
Dos años en los que hemos podido ver a los lacayos sindicales (UGT y CC.OO) esforzarse por recitar de carrerilla una versión de los hechos que más parecía un guión impuesto por la patronal burgalesa.
Dos años en los que el fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia, Manuel Martín Granizo, se ha hartado de repetir públicamente que lo mejor que podían hacer las familia era aceptar, de una vez por todas, el dinero que les ofrecía la empresa, quien compraba de esta manera su silencio y evitaba así que se celebrará la vista oral.
Ejercicio de memoria
Quien tenga algo de memoria podrá recordar como se vivieron aquellos días en la ciudad . Puede parecer ciencia-ficción, pero quienes estuvimos aquellos días en Burgos, pudimos comprobar el autentico clima de caza de brujas que se desató contra cualquiera que discrepará de la versión oficial: “El accidente era culpa de los propios trabajadores y para nada de la empresa constructora Arranz-Acinas.
Bochornosa fue la actuación de la Subdelegada del Gobierno, Berta Tricio, quien militarizó la ciudad, sacando a los antidisturbios a patrullar por las calles, en un despliegue no visto desde en la ciudad desde la Cumbre de Ministros de Trabajo de 2004.
En aquellos días una nota extraoficial llegó a la redacción de los periódicos locales prohibiendo cualquier referencia, implícita o explícita a los hechos, haciendo hincapié en silenciar cualquier muestra de desacuerdo con la versión oficial. Una nota que no solo se refería a los medios de información, sino que se hacía extensible a las fuerzas de seguridad: varios libertarios fueron abordados en la calle por agentes de paisano mientras pegaban carteles convocando a una manifestación de protesta, aludiendo a que no se podía hacer ninguna referencia al accidente, siéndoles requisados todos los carteles.
La mordaza del dinero
Sirva como aclaración que, por supuesto, la decisión meditada que hayan tomado las familias es siempre respetable; el acoso a las familias para que estas consintiesen un acuerdo económico ha sido evidente desde el primer momento, incluso a los pocos días del accidente. Para los mafiosos del ladrillo todo es comprable.
Señores de Arranz-Acinas:
¿Cuánto cuesta la vida de 10 trabajadores y el silencio de sus familiares?
Señor Fiscal:
¿Cuántos de los llamados “delincuentes” ha enviado a pudrirse años y años en los zulos del Estado por delitos contra la propiedad?.
¿Por qué ahora demuestra tanto interés en que no se celebre ni siquiera un juicio?.
No se preocupen, sabemos de sobra que hay algunas preguntas que en esta ciudad siempre se quedarán sin responder, aún cuando también es cierto que volverán una y otra vez, para turbar alguna que otra conciencia.
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