Según se ha hecho recientemente público sea cual fuere el resultado de las próximas elecciones del 20 de noviembre, Berta Tricio, Subdelegada del Gobierno en Burgos durante las dos últimas legislaturas abandonará su cargo. No quisiera perder la oportunidad de poner encima de la mesa algunas cuestiones que han marcado la trayectoria de su mandato y que desde este medio hemos repetidamente abordado.
Estimada Berta Tricio:
Hace algunos días he podido hacerme eco de la decisión en la que anuncia públicamente su intención de abandonar el cargo de Subdelegada del Gobierno sea cual fuere el resultado de las elecciones del 20 de noviembre. No quisiera perder la oportunidad que tal noticia me brinda para exponer de forma analítica algunos de los aspectos de su mandato que desde este medio he continuamente rebatido y que quizás ahora, en medio de la loa, el aplauso y la pompa de la despedida oficial, puedan pasar desapercibidos.
Es posible que usted misma, señora Berta Tricio, se pregunte quien diantres es este Modesto Agustí que viene a importunar su despedida. Mucho me temo que su cercanía a los medios policiales de nuestra ciudad la haga tener una pronta respuesta. A fin de cuentas, usted y yo nos conocemos desde hace tiempo aunque de momento no sea de forma personal.
No obstante, si que me gustaría señalar, a fin de clarificar los elementos que definen mi pensamiento a los lectores de DV, cuál es el punto de partida del que surge mi crítica. Yo soy un ANTISISTEMA, así como suena, lo digo abiertamente, sin tapujos ni medias tintas. Antisistema por convicción y vocación, y lo soy porque considero que hay demasiadas cosas en este sistema que no son del todo justas ni correctas, empezando por el sistema político que usted misma representa y que a través de la ilusión del voto continua perpetuando un modelo social basado en la dictadura de los mercados y de la alienación de la población mediante el pensamiento único.
Una definición que escapa, por lo tanto, a los parámetros en los que normalmente usted suele presentar el término de forma un tanto abstracta. ANTISITEMA pasa por ser una categoría recientemente puesta de moda que a modo casi de anatema o San Benito se lanza desde algunos media contra cualquier expresión crítica. El problema de fondo que usted, estimada Subdelegada, y esos media comparten, es no saber finalmente expresar que es lo que realmente caracteriza a esos manidos antisistema, si son los cuernos y el olor a azufre que desprenden o más bien algún tipo de pensamiento o propuesta que no acaba de entenderse. A fin de cuentas todo organigrama social necesita de un enemigo interno sobre el que dirigir la atención. El régimen anterior, del que usted seguramente se vanagloria de haber combatido, utilizó figuras que en el imaginario popular resultaban casi esotéricas como la de los masones. Hoy en día el régimen que usted representa se sirve de una terminología diferente, que varía según los casos (radicales, violentos, antisistema) pero que cumple una misma función social.
Durante los casi ocho años en los que ha venido ejerciendo su actual cargo como Subdelegada del Gobierno he podido comprobar como el fantasma de lo que usted considera antisistema ha presidido sus más peculiares y controvertidas actuaciones y discursos. Una sombra informe que usted misma ha alimentado y que ha acaparado no pocos titulares en nuestra ciudad a modo de chivo expiatorio.
Algo se oculta tras la mascara del talante
Durante el periodo en el que ha venido ejerciendo su mandato hemos podido comprobar como por debajo de un discurso oficial basado en el talante y la actitud de servicio a la ciudadanía, se han adoptado algunas de las medidas más represivas que ha se han visto en Burgos desde hace décadas. Una actitud que ha dejado de manifiesto el deseo de acabar con cualquier opinión disidente que no se adaptase a la norma. Todo ello, mientras se lucía una estudiada pose de tolerancia y permisibilidad hacia las críticas sociales.
Pensará usted que viniendo de quien viene estas afirmaciones no dejan de ser parte del discurso habitual que durante estos años nos hemos dedicado a esgrimir esa ralea informe que usted y los medios han etiquetado bajo las más diversas categorizaciones. Permítame, sin embargo, que ponga encima de la mesa algunos de los hechos en los que me baso para denunciar públicamente su actuación.
Una de las constantes que ha marcado su discurso es la afirmación de que grupos radicales y/o antisistema han tratado de infiltrarse en los diversos movimientos sociales que han ido surgiendo en la ciudad con el fin de desvirtuarlos. Sin embargo si de cuestiones de “infiltración” hablamos quizás agentes policiales que han actuado en su nombre tendrían mucho más que relatar.
Eladio Perlado y el fantasma de los “infiltrados”
Corría la primavera de 2005 cuando los vecinos de Gamonal, que estaban iniciando su movimiento de oposición contra la construcción de un parking en la avenida Eladio Perlado, fueron convocados a su despacho en una reunión en la que se encontraban presentes diversos mandos policiales. El motivo de dicha convocatoria fueron los sucesos que se registraron previamente en una reunión vecinal celebrada en la Casa de la Cultura de Gamonal en la que, una vez descubiertos, dos agentes de la Brigada Provincial de Información (cuerpo que cumple las funciones de la antigua Brigada Politico-Social) fueron descubiertos y abucheados. Durante aquella reunión se señaló como la presencia de dos conocidos anarquistas burgaleses en las reuniones informativas que, y cito textualmente “se habrían infiltrado en el movimiento vecinal” podría ser perjudicial para el desarrollo del mismo. En un primer momento la maniobra cumplió su efecto, no es para menos, a cualquiera no le entra el cangelo cuando se narran y magnifican las andanzas de jovenzuelos anti-globalización (otro termino para la galería) que recorren media Europa sembrando el caos y el terror (aludiendo explícitamente a Génova y Salónica).
Pero a fin de cuentas, los vecinos de Gamonal pueden ser muchas cosas, pero lo que no son, mi mucho menos, ni crédulos ni tontos, se ha demostrado durante todos estos años en los que ha estado activo el conflicto vecinal en sus diversas fases. Si eso supuestos infiltrados eran anarquistas, cosa que no se tiene porque ocultar, no dejaba de ser uno de los muchos puntos de vista que existía en ese movimiento vecinal, y si alguno había pasado por la cárcel debido a su militancia política, en Burgos tenemos a un magnate de la construcción y de los medios que también lo hizo y usted no deja de besar su mano y obsequiarle con alabanzas y vasallaje demostrando quien manda realmente en la ciudad.
Finalmente quedó demostrado que esos anarquistas supuestamente infiltrados no eran sino otra cosa que jóvenes de Gamonal que participaban en una lucha honesta junto con el resto de sus vecinos. Los infiltrados no eran otros que los que usted había mandado para recabar información. La actuación policial del 18 de agosto de 2005 de la que, entre otras autoridades, usted es responsable y que se saldó con agresiones a varios vecinos que tuvieron que ser hospitalizados, puso las cosas en su sitio en Gamonal.
Lo ilícito de la disidencia
El fantasma que usted se ha preocupado en alimentar con la necesaria cobertura mediática de una serie de medios que se han mostrado siempre acríticos con las posturas oficiales, ha sido en repetidas ocasiones utilizado para legitimar ante la opinión pública determinadas actuaciones cuyo fin último no era otro que el de la persecución política. Y paso a explicarme con datos objetivos.
A finales de abril de 2010 tenía previsto celebrarse en Burgos una cumbre de ministros de Trabajo y Seguridad Social que finalmente la nube de cenizas de aquel volcán islandés impidió. Previamente se llevó a cabo una operación represiva que se saldó con la detención de 8 jóvenes antifascistas y posterior cierre judicial del local donde venían realizando sus actividades. Usted misma explicó con argumentos claros y meridianos dónde residía el por qué de aquella operación policial: “La operación se enmarca en las tareas de control que está llevando a cabo la Comisaría para garantizar la seguridad en la celebración de la reunión de ministros y secretarios de Estado de Seguridad Social de la Unión Europea que tendrá lugar en la capital burgalesa la semana que viene (del 20 al 23 de abril)” Diario de Burgos, 16-04-2010.
Personalmente sigo manteniendo la hipótesis que aquellas detenciones habían sido planificadas con mucha antelación y que formaban parte del paquete de medidas adoptadas para atemorizar cualquier protesta que se llevara acabo durante el desarrollo de la cumbre.
En relación con estas detenciones cabe señalar que aquellos jóvenes arrestados se siguen enfrentando a un sumario judicial que cuenta con la acusación de “asociación ilícita” como plato fuerte. Una acusación cuya aplicación judicial se ha convertido en una autentica obsesión para los medios policiales que han estado actuando durante su mandato y que puede terminar por entenderse como una auténtica persecución política contra determinados planteamientos que no se ajustan con lo establecido.
¿Cómo legitimar “El ojo que todo lo ve”?
Siguiendo con la narración cronológica de los hechos que vengo exponiendo, no puedo dejar de mencionar el triste caso de la agresión al joven Sergio Izquierdo, actuación que se ha convertido en el paradigma de la manipulación global para la consecución de fines políticos.
Después de la madrugada del 26 de diciembre de 2010 nos volvíamos a despertar con una noticia que por desgracia se ha hecho ya habitual. Un joven caía gravemente herido tras una pelea nocturna en una zona de ocio. A fecha de la edición de esta “carta abierta” Sergio continúa en estado de coma sin que su situación tenga desgraciadamente visos de cambiar.
Inmediatamente después de estos hechos Diario de Burgos desataba una campaña acusatoria contra el colectivo “Resaca Castellana” haciéndolo responsable de la misma mediante una campaña de linchamiento público que tuvo incluso su eco en algunos grupúsculos de ultra-derecha locales.
A pesar de que no existía ni una sola evidencia de la vinculación de dicho colectivo con la agresión, se repitió machaconamente lo contrario aún a sabiendas que se estaba difundiendo una mentira que quedó públicamente demostrada en el momento en el que el grupo antifascista emitió un comunicado oficial que obligó a los media locales a dar marcha atrás en sus acusaciones. Sin embargo el principal objetivo de este proceso de manipulación mediática ya se había logrado al conseguir mediante la alarma social un estado de ánimo favorable por parte de la población hacia la ubicación de cámaras de video-vigilancia en las zonas de ocio nocturno de la ciudad.
La ubicación de las cámaras de vigilancia ha sido durante años uno de los campos de batalla abiertos entre Ayuntamiento y Subdelegación del Gobierno pero la utilización en clave política de la agresión a Sergio Izquierdo ha terminado por poner de acuerdo a ambas instituciones. Desde aquel entonces no me he cansado de repetir que lo realmente triste de todo este asunto es que se haya mediatizado la dramática situación de un joven que continúa en estado de coma para imponer una medida que solo servirá para incrementar el control social sobre la ciudadanía y que está lejos de reducir la repetición de los comportamientos que han hecho que este chaval hoy no pueda despertarse. Quizás la forma de evitar este tipo de comportamientos tenga que ver más con parámetros educativos y formas de ocio alternativas más allá de un incremento de los efectivos policiales que, con datos objetivos en la mano, no han evitado ni las muertes ni las agresiones en las zonas de ocio nocturno, como tampoco lo harán la implantación de cámaras de video-vigilancia.
Para muestra un botón, a pesar de que los efectivos policiales no han dejado de incrementarse desde 2008, con la presencia incluso de unidades especiales como la llamada U.P.R (uno de los “logros” de su mandato) este mismo verano un joven de nacionalidad búlgara resultaba muerto tras una pelea nocturna en una zona de ocio. El revuelo mediático fue mucho menos intenso, quién sabe las razones, pero creo que debería servir para reflexionar hasta que punto mezquindad puede llegarse por parte de los poderes políticos y de los que gestionan qué es o no noticia.
Caza de brujas contra la indignación
El 11 de junio de 2011 en el marco de las protestas organizadas en numerosas ciudades la indignación se hizo presente en la toma de posesión de Javier Lacalle como nuevo alcalde de Burgos. Una iniciativa que se repitió en numerosos lugares, incluso de nuestra propia región, y que sin embargo en Burgos tuvo resultados represivos cuyas consecuencias se dejan todavía sentir en el presente.
Estoy seguro de que usted puede argumentar que durante aquella mañana de sábado se vivieron escenas de violencia, sin embargo todo el mundo sabe que lo único que allí se manifestó fue el rechazo a la clase política mediante una cacerolada, que puede ser un gesto atrevido pero que manifiesta un sentimiento generalizado de que la casta política, en el mejor de los casos, solo se representa a si misma, cuando no a los intereses de la banca y del mercado.
Estoy también seguro que podrá argumentar que varias decenas de personas le siguieron e importunaron, que incluso hay una persona acusada de subirse al techo del coche oficial en el que usted y el señor Aparicio abandonaban el lugar.Pero de lo que estoy completamente seguro es que lo que verdaderamente le molestó es que le dijeran las verdades a la cara.
De lo que estoy también completamente seguro, dada la violencia con la que se emplearon los medios policiales, es que las detenciones que se produjeron justo en la Plaza Mayor fueron resultado de una estudiada artimaña para desviar la atención y así facilitar la salida del recién nombrado alcalde de Burgos Javier Lacalle. Algunos compañeros se han preguntado por qué fue diferente la actuación policial cuando salieron los primeros ediles que cuando salió el nuevo alcalde, o por qué solo se persiguió a una sola persona en concreto. Mucho me temo que el objetivo estaba ya marcado de antemano a la espera de que se diera la orden adecuada. ¿Estaba usted al tanto? ¿De dónde provino la orden? Es una pregunta que aún sobrevuela sobre la legitimidad de unas instituciones que dicen representarnos a todos.
La patología del poder
No me gustaría terminar esta carta abierta sin exponerle que, a pesar de la vehemencia verbal de la que hago gala en algunos pasajes de esta misiva, no albergo ningún sentimiento de odio o animadversión hacia su persona, no podría decir, por otra parte, lo mismo respecto al cargo que representa.
En los ocho años en los que ha durado nuestra relación, no se si definirla “profesional”, si tal adjetivo puede aplicarse a la relación en entre un representante del gobierno y un anarco, he llegado a la conclusión que si usted decidió meterse en política.,lo hizo pensando en hacer el bien a sus conciudadanos, aún cuando le cause estupor leer de mi pluma este tipo de declaraciones. Ya ve, señora Berta Tricio, a pesar de todo sigo creyendo en la bondad del ser humano, incluso en la de aquellos como usted cuyo oficio consiste en arruinar la vida a otros humanos, a fin de cuentas no dejo de ser un anarco postmoderno chapado a la antigua. El problema, señora Subdelegada, es que el mundo de la política es el menos apropiado para ello y las reglas del juego hacen que lo que debería ser una profesión de servicio termine por convertirse en una forma de perpetuar un sistema injusto en el que los políticos solo son marionetas del poder económico.
Los anarquistas pensamos que el ejercicio del poder corrompe y nos sobran los ejemplos históricos para demostrarlo. Darle poder a una persona, a pesar de que este dotada de las mejores intenciones, equivale sin duda a corromperla.
Por eso alternativa de los anarquistas no reside en gestionar el poder, sino en demostrar que la gente puede auto-gobernarse por si sola si adquiere los compromisos pertinentes. Algunos a eso lo llaman utopía, pero quizás esa utopía posible sea una de las pocas esperanzas que le quedan a la humanidad.
Insistentemente nuestra historia más cercana no deja poner de manifiesto que, los que ayer luchaban contra la dictadura una vez en el poder reproducen los mismos esquemas bajo oropeles diferentes. Esa es la patología del poder, perpetuarse a toda costa, no importa bajo que oropeles, y actuar en consecuencia cuando ve peligrar los cimentos en los que se sustenta. A fin de cuentas la legitimidad última del Estado reside en el monopolio de la violencia, y eso últimamente lo hemos visto con demasiada frecuencia, usted que tiene ojo clínico debería saberlo
Atentamente,
Modesto Agustí
Luciernaga
|||Berta Tricio quemate a lo gonzo|||
Eso seria una buena despedida
ruven
Enorabuena por esta carta señor Modesto Agustí… espero que llegue a las manos de la susodicha y resuene en su conciencia y que llegue el día en que no vuelva otro personaje a sentarse en este ni en ningun otro cargo porque haya llegado la utopia posible y necesaria.
felipe sutill
No es la cosa para tanto, yo viv o en Burgos, y parte de lo que dices tiene algo de razón. Pero cuando se está detras de la barrera, no es lo mismo que estar en el ruedo. No se puede criticar todo por criticar de manerfa sistemí§atioca. Muchos de los que la critican acerbamente si tuvieran que mandar lo harían peor. Criticar es muy
fácil pero ponerte al cargo delante de todo el mundo es otra historia.
Anónimo
que razon es muy duro y sacrificado tener poder tu mandas mierda y la peña se la come …. durisimo