Hace exactamente una año las calles de Gamonal hervían al calor de unas protestas que hicieron que el barrio burgalés se convirtiese en el principal foco de atención mediática de aquel momento. Durante siete días los vecinos de Gamonal disputaron una cruenta batalla contra la construcción de un bulevar cuyos ecos se extendieron como la pólvora por toda la geografía española en un fenómeno sociológico que fue denominado El Efecto Gamonal.
En medio de la celebración del primer aniversario de aquel conflicto, lo sucedido en Gamonal sigue despertando vivas pasiones y generando ríos de tinta. ¿Cómo fue posible que un problema local derivado de la especulación urbanística se convirtiese en una auténtica cuestión de Estado? ¿Cómo pudieron unos vecinos poner contra las cuerdas al consistorio burgalés y convertirse en símbolo de lucha en el imaginario colectivo? Lo sucedido en Gamonal hace un año sigue representando una incógnita y ha marcado un antes y después en la conciencia de cientos de miles de personas.
Desde hace ya algún tiempo cuando a los que estamos más que acostumbrados a viajar de aquí para allá por las más diversa cuestiones se nos pregunta por nuestro lugar de origen, la consiguiente reacción de nuestro interlocutor al oír nuestra respuesta no deja de contener estupor y sorpresa.
-Mira, yo soy de Burgos, quizás te suena un barrio que se llama Gamonal. Ahí es donde me he criado.
-¿De verdad?- Una sonrisa cómplice, un apretón de manos, a veces un abrazo, tampoco suelen escasear las miradas intriga o preocupación. Partes de un ritual que preceden a la inevitablemente pregunta: pero, ¿qué es lo que pasó realmente en Gamonal?.
Gamonal se siente desde la subjetividad o no se siente
Después de un año desde que se iniciara aquel conflicto vecinal cuyos ecos no dejan de resonar con fuerza en nuestro presente, Gamonal sigue representando una incógnita de cuyo análisis se desprenden valiosas enseñanzas. Como casi todo en esta vida las conclusiones a las que lleguemos dependerán del punto de partida desde el que planteemos nuestro enfoque. Gamonal no deja espacio a la objetividad y quienes así lo pretendan acabarán por comulgar con la versión oficial de tal o cual grupo mediático.
Gamonal se siente desde lo subjetivo o no se siente, es algo fundamental que han experimentado todas las partes inmersas en este conflicto. Desde el redactor jefe de Diario de Burgos a la señora que acudía a diario a las asambleas de la Zona Cero. Desde el portavoz del Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Burgos y sus balbuceos televisivos, al encapuchado que levantaba barricadas en la calle Vitoria para frenar el avance de los antidisturbios. Todos ellos experimentan sensaciones diferentes cuando escuchan las siete letras que componen el nombre del barrio que no dejó indiferente a casi nadie. Sentimientos que provienen de lo más profundo de las entrañas. Pero para todos ellos, sin excepción, Gamonal ha supuesto un antes y un después cuyo punto de partida es enero de 2014.
Ojalá la policía hubiese tenido razón…..
A finales de enero de 2014 la Brigada de Información Provincial de la Comisaría de Policía Nacional de Burgos elaboró un informe en el que se pretendía explicar el por qué de la revuelta de Gamonal. Los sesudos agentes hablaban de que Gamonal no era un ensayo revolucionario y cuando ya no era posible seguir argumentando aquello de los “grupos itinerantes venidos de fuera” cargaron las tintas contra los anarquistas locales. Ya me hubiese gustado que, por primer vez en su vida, los informes policiales hubiesen tenido razón. Ya me hubiese gustado que el puñado de libertarios de Burgos hubiésemos sido capaces de generar algo del tal calibre como las protestas de Gamonal. No voy a negar que en las movilizaciones de enero de 2014 participasen anarquistas, como quizás gentes de otras tantas ideologías que forman parte de los habitantes del barrio, pero lo que la literatura policial no supo, o no quiso explicar, es que aquel conflicto local y la lucha de los vecinos significó la gota que colmó el vaso en la indignación y el malestar acumulado en los cientos de miles de personas que durante años sufren en sus carnes las consecuencias de esta llamada crisis económica.
En un fenómeno que la rápidamente superó las fronteras del barrio, para muchas personas la resistencia vecinal en Gamonal supuso el banderazo de salida para desatar el torrente de rabia acumulada en años de duro calvario. Los vecinos del barrio burgalés estaban demostrando que era posible hacer frente a los poderes fácticos y su ejemplo se convirtió rápidamente en una esperanza. Ya no se lucha sólo contra un bulevar y los tejemanejes de políticos provincianos y sus socios empresarios, Gamonal se convirtió en la lucha colectiva de todos los que estaban hartos de este decadente modelo social y político instaurado con el nuevo régimen de 1978. Al abrir la zanja del bulevar salieron a la luz todos los fantasmas que la corrupción política ha estado alimentando en nuestro país desde décadas.
¿El impedimento físico que paralizó el bulevar?
En una reciente entrevista nuestro insigne alcalde de Burgos, a pesar de que en la rueda de prensa convocada de urgencia el 17 de enero de 2014 se decía prácticamente lo contrario, argumenta que su equipo de gobierno no decretó la paralización de ninguna obra sino que “existió un impedimento físico” para poder realizarla además de una manifiesta falta de efectivos policiales. No es cierto señor Lacalle, y usted lo sabe, a Gamonal se desplazaron más de 200 antidisturbios venidos desde los más diversos rincones de nuestro país para sofocar a sangre y pelotazo de goma la revuelta. La tenaz resistencia de los vecinos que no estaban dispuestos a tirar la toalla y las presiones que usted sufrió desde Génova que le obligaban a asumir una derrota frente al riesgo de que en media España se reprodujese lo que estaba sucediendo en Gamonal, hicieron que usted se lo pensase mejor.
El grupo radical que puebla las pesadillas de Javier Lacalle
Uno de los tópicos con el que trata de explicarse lo sucedido en Gamonal es hacer responsable del conflicto a un grupo radical que, según palabras del primer edil del Ayuntamiento de Burgos, “existe desde hace muchos años y todo el mundo conoce”. Ese es un misterio que nuestro primer edil se guarda y que esperamos a que algún día nos desvele
Nada más lejos de la realidad. Reducir lo acontecido en Gamonal a un determinado grupo radical de quien sabe que perfil es la solución fácil que aporta alguien que no ha aprendido nada de todo lo acontecido. Ni en enero de 2014 cuando era alcalde de Burgos, ni en agosto de 2005 cuando era concejal de urbanismo.
Gamonal fue el resultado de la sintonía de miles de personas que participaron de forma activa en el conflicto. Jóvenes, adultos, mujeres, niños, personas mayores, todos ellos estuvieron presentes en las jornadas de enero de muchas y variadas maneras. Con capucha o sin capucha, levantando barricadas o acudiendo a miles a las manifestaciones, enfrentándose a la policía o gritando frente a la sede del Grupo Promecal contra la manipulación informativa.
Hablan por sí solas las palabras de aquel señor mayor que, colándose en directo en medio del balance de daños no del todo acorde con la realidad que presentaba un periodista radiofónico de RTVE, afirmó “”comercios ninguno, bancos, que entendemos que también son parte del problema”.
Gamonal o el despertar de la conciencia
Uno de los principales hitos en las protestas de enero de 2014 quedó reflejado en las multitudinarias protestas frente a la sede del Grupo Promecal que durante aquellos días se repitieron de forma continuada.. Movilizaciones que no tienen paragón en ningún otro conflicto que se haya vivido en nuestro país y que hablan muy a las claras de como los vecinos identificaron rápidamente la labor manipuladora de los medios controlados por el empresario de la construcción Antonio Miguel Méndez Pozo y sus intereses especulativos en la construcción del bulevar.
Durante una semana la agresiva artillería mediática que se dispensa desde la avenida de Castilla y León enmudeció adoptando un tono lastimero. Miles de personas acudieron un día sí y otro también ante las puertas del Grupo Promecal para hacer presente su indignación. Aquellas multitudinarias manifestaciones representaron el despertar de la conciencia de miles de personas que descubrieron de la noche a la mañana que no todo lo que emana de los rotativos del señor Méndez Pozo es la verdad absoluta.
Una realidad que no se ha acabado de digerir bien por los medios que controla el empresario de la construcción condenado en los noventa por corrupción urbanística, su marchamo de resentimiento hacia Gamonal se deja sentir aún en cada uno de sus titulares. Es una afrenta que nunca se nos perdonará. Episodios como el de los aberchandals y su posterior instrumentalización mediática por Diario de Burgos son un buen ejemplo al respecto.
La luz al final del túnel
Durante los días que han precedido a la celebración de este primer aniversario se ha venido repitiendo una consigna que resume de forma clara el significado de lo vivido en Gamonal. Por primera vez en muchos años la gente de a pie, los de abajo, los olvidados y excluidos fueron capaces de vencer a los poderosos demostrando que la unión y la solidaridad son herramientas de potencial inconmensurable.
Gamonal somos todos, rezaba una pancarta en la puerta de Sol de Madrid y razón no le faltaba. Vecinos de Gamonal no son sólo ya los habitantes del barrio burgalés, sino todos aquellos que apuestan por la justicia y la transformación social. Gamonal no es ya sólo un lugar en el mundo, es un sentimiento que desborda esperanza.
Gamonal representa un símbolo para los oprimidos de toda clase y condición. Su ejemplo de lucha perdurará en la memoria colectiva durante generaciones por mucho que se esfuercen en tergiversar su significado los encargados de escribir la Historia. Lo vivido en Gamonal forma parte del patrimonio colectivo que atesoran los habitantes de ese otro Burgos subterráneo que avanza imparable negando los oropeles del Burgos rancio y oficial. Y no es para menos, desde enero de 2014 ya nada podrá ser igual…
Modesto Agustí
Pablo Heraklio
í“le con Gamonal! Joder un negocio de 6 millones de € a uno de los Señoritos más poderosos de Castilla y León no se hace todos los días. Salvar un barrio tampoco.
Salud y Victoria!
Anónimo
Espero que la gente se siga acordando de salir a la calle, hay muchos encusados que necesitan apoyo.
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I can’t believe I’ve been going for years without knowing that.